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OPINIÓN - VIERNES, 6 DE JULIO DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Estadísticas Macabras
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Lo leí en el Diario Sur de ayer y aluciné en plan místico, que no psicodélico ¿Qué en que se diferencian los planes de alucine? Pues son muy distintos, porque, con el misticismo levitas y te pueden salir estigmas, te colocas rezando monótonamente el Santo Rosario o dando vueltas como los derviches o le salpimientas la experiencia con meditación de la buena, que no con mortificaciones. Me consta, porque me ha sido revelado que, el Padre, no ve con buenos ojos, sino con preocupada incredulidad, el uso de cilicios lacerantes o de ayunos rigurosos ¿Qué padre iba a complacerse viendo a un hijo padecer? En la moral neocon, de valle de lágrimas lo mínimo, al revés, hemos nacido para tratar de ser felices y dar las gracias con alegría al Sumo Hacedor. Vale. Ese es un alucine místico, que resulta muy reconfortante. El otro va de malos rollos, con hongos o peyote de por medio o con el éxtasis que, a estas alturas de la Historia, resulta más vulgar e inapropiado que un ataúd tuneado con alerones, luces y pegatinas. No es nuestra cultura y que me excusen los chamanes, el brujo Don Juan y los New Age. ¿Qué dicen por tal de contrariarme y hacerme quedar mal? ¿Qué hay una larga tradición de grutas vascas con akelarres y untos de alucinógenos en la ingle y en el sobaco para vivir experiencias? OK. Dejemos a las pobres brujas medievales y a sus mejunjes ¿O prefieren por un casual que pida que les empapelen con un Auto de Fe? No me tienten, porque me conozco y sé que tengo un mal repente.

Lo cierto es que leí que, cada dos días hay un suicidio en la provincia de Málaga y que, el número de autofiniquitados se acerca al de fallecidos en accidentes de tráfico. La estadística sorprende, porque el tema del suicidio no es carnaza para la prensa y, lógicamente, sale poco en las noticias. Será para evitar el efecto llamada. Aunque recuerdo que, a principios de los ochenta, en la comarca rondeña, en los predios y aldeas, había unas cifras alarmantes de muertes. Eso se achacaba, a nivel Audiencia, a la soledad de la serranía, a la inmensa incomunicación de los pequeños núcleos rurales, al aislamiento y a aquella especie de epidemia que existió en su momento de que, cuando alguien estaba harto y quería acabar, se iba a Ronda y se tiraba por el Tajo. Algo bastante bestial pero sumamente eficaz.

También salta de cuando en cuando la noticia de algún preso suicidado en los calabozos o en las cárceles, más en los calabozos que, suelen ser tan siniestros y apestosos, que bien pueden llevar a una criatura a quitarse la vida en una crisis de ansiedad. ¿Ustedes han tenido en alguna ocasión un ataque de pánico o de ansiedad? Mejor ni lo hablamos, para no tentar al destino, para no remover los fangos del ahora o del mañana, para no retar a nuestras neuronas a reventar y sublevarse. Que Dios nos libre y nos coja confesados.

Y podemos preguntarnos, en plan estúpido y como extrañándonos ¿Por qué se quita la gente la vida? Pues no hay que espaventarse ni hacerse de nuevas, en plan “eso no nos “puede” pasar a nosotros”. Porque puede pasarle a cualquiera. Tener el alma, el espíritu y el cerebro tan agotados y tan absolutamente quemados que reviente la vida y no se pueda más. ¿Qué matarse es de cobardes? No. No hay cobardía, ni supremo acto de egoísmo, como dicen los puristas, sino un paso tranquilo entre la desesperación total, la agonía absoluta y el gélido “No puedo más”. Y si, encima, el suicida es creyente y sabe que le espera la luz, que no las tinieblas y que nuestro Creador no va a dar con las puertas del cielo en las narices a un hijo que llega dolorido, destrozado y hecho polvo, porque eso no lo hace un padre... Entonces, el momento fatal es menos horrible y mucho más acogedor que la angustia y la pena que se dejan atrás. Pero he alucinado y me han impactado las cifras. Porque todos somos conscientes de que nuestra realidad no es bucólica, pero ¿Cómo hacer para determinar cuando el sufrimiento de un ser humano se vuelve atroz? Que Dios nos libre, tan solo queda rezar.
 

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