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ACTUALIDAD - VIERNES, 6 DE JULIO DE 2007


un momento del juicio. m.z..

tribunales (III) / CASO TESÓN
 

Cuadrado, la última pieza

La fiscal solicitó ayer, tras rechazarla al comenzar el juicio, la citación como testigo de la juez Cuadrado para saber si se sentía “bombardeada” por la Audiencia. La plana mayor judicial citada no reconoce en la discusión de Moro con Tesón en el Muralla una “amenaza”

CEUTA
Gonzalo Testa
gonzalotesta@elpueblodeceuta.com

La de ayer, que tenía que haber sido la tercera y última sesión del juicio oral que ha seguido durante toda la semana la Audiencia Provincial contra ex delegado del Gobierno Luis Vicente Moro y otros tres funcionarios del Estado, dejó el proceso pendiente de si el Tribunal que preside Manuel Grosso acepte o no dos elementos aparentemente cruciales para revisar todas las aristas del caso y escuche las conclusiones de todas las partes.

Esos dos elementos son la petición de la acusación popular, ejercida por la fiscal jefe de la Audiencia, Ángeles Ayuso, para que sea citada como testigo una de las grandes protagonistas ausentes del proceso, la antigua titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Ceuta, Begoña Cuadrado, y la aceptación como prueba de la grabación de una conversación entre el jefe de Prensa de la Delegación, Roberto Franca, y el redactor de EL PAIS José María Irujo en la que éste presuntamente le exculpa de haberle filtrado el informe o “nota informativa” elaborada en la Comisaría de la Policía Nacional a instancias de Moro sobre el presunto “malestar” creado en los Juzgados de Instrucción y la sociedad ceutí a cuenta de las resoluciones del presidente de la Sección VI de la Audiencia, Manuel Tesón, texto sobre el que Irujo redactó una información bajo el título ‘Denuncian el fácil acceso de los narcos al presidente de la Audiencia de Ceuta’ y cuyo contenido ha sido denigrado por todos los testigos de la acusación y alguno de la defensa.

Por primera vez desde el martes, cuando empezó el juicio, la sesión se desarrolló sólo en horario matutino. Con los mismos actores principales, en el auditorio volvieron a sentarse periodistas y familiares, amigos y algún colaborador de las partes, de los testigos y hasta de algún encarcelado por el ‘caso Kimbi’. En el sillón que les corresponde se sentaron, de cuerpo presente o por videoconferencia, catorce testigos.

Cuatro de ellos son policías. También hubo cuatro destacados miembros de la carrera judicial y un político, Juan Vivas, en calidad de asistente a la gran comilona de este juicio: la institucional celebrada el 12/02/2002 en el Parador La Muralla. Pedro Pablo Martínez, como marido de Toñi Palomo y comensal del almuerzo que Moro y su mujer ofrecieron a ambos, a Sánchez, a Tesón y su esposa. José Fernández, como cocinero de la fabada que degustaron y secretario general de la Delegación durante años, y su compañera, la ex jefa de Secretaría del delegado Eulalia Rodríguez.

Los testimonios de los policías, tres de ellos adscritos entre finales de 2001 y 2002 a la UDYCO, contribuyeron a enmarañar un poquito más el testimonio de su jefe de la época, Peire, a quien el martes se atribuyó la recolección exclusiva de toda la información redactada sobre Tesón, algo que el miércoles desmintió rotundamente.

“Contrariada y desanimada”

El más notorio de todos ellos fue el del inspector Esteban Gutiérrez, antiguo número 2 de Peire. Desde Melilla, el policía ratificó, como dijeron el ex comisario Del Valle y el ex jefe de brigada de la Policía Judicial Arévalo, que la juez Cuadrado, instructora del ‘caso Kimbi’, se sentía “contrariada y desanimada” por las “trabas” que le ponía Tesón; que él mismo escuchó cómo se lo decía a Peire y que este “comentaba” ese “malestar”.

Es más, Gutiérrez aseveró que no le cabe “ninguna duda” de que Peire trasladó detalles como el de las presuntas visitas a los despachos en chándal a Arévalo y, a través de este, a Valle. La testifical de todo el grupo, en sintonía con lo dicho por ambos mandos pero radicalmente contradictoria con el testimonio del policía nacional que iba a diario al Juzgado, queda a la expectativa de lo que pueda decir Cuadrado si el Tribunal acepta que sea citada, algo que nada más empezar la vista solicitaron las defensas y que ayer reivindicó, a punto de terminar la sesión, la fiscal Ayuso “para esclarecer la verdad material” del caso.

Como Gutiérrez, el instructor jefe Agustín Cruz también declaró haber visto hablar a Peire con Arévalo de que “Tesón visitaba a los detenidos en chándal en los juzgados”. Según asumió él mismo, el antiguo jefe del GATI de la Policía Nacional en Ceuta fue citado exclusivamente para decir eso, ya que a continuación dejó patente su aprecio por el magistrado: “Me asqueó lo que oí y abandoné el despacho de Arévalo”, refirió Cruz, que concluyó destacando el “alto concepto” que tiene del juez Tesón. Los otros dos policías, ambos integrantes de la UDYCO que dirigía Peire en diferentes épocas, aseguraron no conocer “absolutamente nada” de todos los asuntos por los que se les preguntó.

Los jueces no recuerdan

Desmemoriados estuvieron también en sus declaraciones cuatro pesos pesados judiciales. Los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que acudieron en el Muralla a la cena institucional donde, según Tesón, Moro le amenazó con que EL PAIS publicase “algo” tras reprocharle que mantuviera en prisión al ‘Piti’ mientras liberaba, entre otros, a ‘Abdelilah’, dijeron no recordar las cosas exactamente así, pero no negaron que pudiera serlo.

Juan Carlos Campo habló más bien de “ambiente enrarecido” y Gutiérrez Alviz, de “incidente desagradable”. El primero dijo que la “tensión” la provocó Moro, pero a cuenta de la crisis existente entre la Policía (no los Juzgados) y la Audiencia por la liberación de algunos detenidos; que no recordaba frases como “de esta cena os vais a acordar todos”, presuntamente de Moro, y que no interpretó al delegado “censurando” al juez.

Alviz, por su parte, no aceptó la descripción de los hechos como “una amenaza de forma airada” y señaló que no se acordaba “ni de la forma ni del tono”. Ninguno de los dos fue tampoco muy concluyente sobre si escucharon o no al delegado referirse a la publicación de “algo” en EL PAIS, pero sí negaron haber criticado abiertamente a los jueces instructores locales, como les habían atribuido los acusados.

Los presidentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Augusto Mendes, y de la Audiencia Provincial de Cádiz, Lorenzo del Río, también coincidieron en jamás recibieron ninguna queja más allá de las “habituales” de los mandos policiales o políticos ceutíes y que no fueron conscientes del choque que relató anteayer el fiscal Puerta más allá de la “incomodidad ambiental” que Del Río sí dijo haber percibido. Del EL PAÍS, nada tampoco, aunque a Del Río también le sonaba haber escuchado que “este malestar va a salir” en la prensa de boca de Moro. Las acusaciones trataron de restar trascendencia a su falta de memoria o a su desconocimiento de los hechos destacando que se sentaron o pudieron sentarse lejos de los dos protagonistas.

Vivas sí que fue clarito al respecto. Si alguien pensaba que el presidente, testigo de la defensa, iba a ser ‘bizcochuelo’, ocurrió todo lo contrario: el político reconstruyó co nitidez que Moro manifestó a Tesón que ni él ni “la gente” comprendían sus decisiones y que había “un medio [de comunicación] nacional sobre la pista” en una conversación “tensa”, aunque advirtió que tampoco le pareció que Moro pretendiese “condicionar” futuras resoluciones. “Tesón tiene una bien ganada reputación en Ceuta”, terminó.

El marido de Toñi Palomo tampoco recordó mucho más que la magnífica fabada que cocinó Fernández García del almuerzo en casa de Moro al que acudió con su esposa, que estaba citada pero que no pudo acudir a declarar por razones médicas. Martínez Niño no fue más allá de constatar la magnífica imagen que tiene de Tesón, con quien compartió oficina.

El cocinero de la fabada, José Fernández, secretario general de la Delegación en la etapa de Moro, tampoco supo nada de si el ex delegado habló allí con Tesón por primera vez de las indagaciones de EL PAIS sobre su persona, aunque se defendió en sus tareas culinarias, que según dijo le absorbieron “el 80 ó 90% del tiempo”.

La presunta filtración frustrada

Su compañera de la época, Eulalia, testificó sobre cómo pudieron salir tres versiones distintas hacia tres destinos diferentes del único original que según Valle y Arévalo existió de su “nota informativa” y sobre cómo se accede al despachito contiguo al del delegado en la institución de la Plaza de los Reyes. Sobre el primer punto dijo que no era extraño hacer una “composición” con la fotocopiadora a un documento para ponerle el membrete de la Delegación.

Sobre el segundo, que efectivamente se puede entrar a ese espacio sin ser visto por los secretarios del delegado de turno, aunque difícilmente ya que según explicaron la puerta estaba cerrada y el despacho nunca se utilizaba por personas que no fuesen el delegado en su ausencia. A la vista del testimonio, la defensa renunció al de su compañero Juan Penado [también al de José María Cal, Juan Carlos Ruiz y Alfredo Ruiz].

Cuatro testificales giraron, a preguntas de los letrados, en la vertiente de la filtración de la “nota” policial. Fueron el ex secretario de Estado de Seguridad Pedro Morenés y la subdirectora de EL FARO de Ceuta, Rocío Abad, citada anteayer a última hora de la tarde tras la declaración de los máximos responsables de ese mismo periódico, Carmen Echarri, y el diario SUR, José Carlos García.

Morenés, que fue secretario de Estado de Interior durante 14 meses, se escudó en su falta de memoria tras los “muchos” años trascurridos para no arrojar mucha más luz sobre lo narrado en la Sala el martes y el miércoles. Así, reconoció que no sabía más de una “ciudad sensible” como Ceuta que de muchas otras capitales de España y aseguró que las preocupaciones que Moro en la había trasladado en sus encuentros trimestrales iban más por el lado de la gestión del “sistema penitenciario” en la ciudad que por las decisiones del Poder Judicial.

Dos nuevas pruebas

A partir de ahí, poco más aparte de lo obvio: esto es, que no conoce a Irujo y que el documento remitido desde la Delegación siempre ha estado a buen recaudo. Ni supo decir si había ordenado investigar o no la filtración, como prometió en las Cortes (“si lo dije seguro que así fue”, afirmó, aunque más tarde señaló literalmente que a día de hoy “no tengo ni idea de lo que contestaba hace cinco años en el Congreso”), ni si había hablado o no con Moro de la presunta “inquietud” judicial, aunque sí que no hubo nada especialmente raro, a la luz de su memoria, en la “nota informativa”.

Abad, por su parte, ratificó y completó con algún detalle diferente la declaración efectuada por Echarri y García: que supo, antes o después, de la reunión con la difunta Elena Sánchez y Franca en la que la directora dice que se le leyó el informe que acabó en manos de EL PAIS y que respondió a una llamada de Roberto Franca en la que éste le solicitaba dos días antes de que apareciese la noticia “una fotografía de Fernando Tesón”, imagen que no fue concedida.

La Sala anunciará hoy a las 9.30 horas si admite o no la grabación que quiere aportar (ya rechazada el miércoles) el abogado del Estado en defensa de Roberto Franca y si acepta o no que se cite a Begoña Cuadrado, la clave para saber si realmente existían sus quejas y lamentos por la “excesiva acción correctora” que supuestamente habría ejercido Tesón sobre sus autos en el sumario 5/2000 (‘caso Kimbi’), denegada también previamente.

En este sentido, la acusación popular, que ayer solicitó su citación, fue quien la rechazó de plano el martes. La fiscal Ayuso explicó que su testimonio puede contribuir a esclarecer la “verdad material” de los hechos, aunque su compañero de banca, letrado de Fernando Tesón como acusación particular, Francisco Baena, advirtió que temía que el Supremo termine anulando cualquier sentencia por “dilación indebida”. Además, Grosso y los otros dos jueces que integran el Tribunal escucharán las conclusiones de los letrados siempre y cuando no se suspenda la Vista por la no declaración del ex comisario Fermín Diego y del editor de EL FARO, Rafael Montero, a cuyos testimonios la fiscal se negó ayer a renunciar.
 

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