No tuve ninguna dificultad para
comenzar a escribir en El Pueblo de Ceuta, de esto ya hace
casi dos meses, pero sí tuve alguna duda de cómo titular esa
columna diaria que, desde entonces, vengo publicando.
La elección tenía que estar en colocar un nombre de Ceuta
que dijera algo y que fuera característico de aquí, o por el
contrario, yo que soy muy amante de mi pueblo, poner un
nombre de algo típico de Piedrahita.
El nombre que me atraía, mirando desde Ceuta, era Levante, y
es que no en balde este nombre tiene mucho que decir aquí en
nuestra ciudad, aunque no siempre aporte buenos instantes,
especialmente si uno tiene que viajar.
Aquí lo hubiera tenido solucionado, pero quería ver en la
otra parte qué rincón podría coger, qué aspecto o lugar
debía elegir para que , a partir de ahora, tanto a mí como a
mis lectores nos aporte algo a diario. Cogí “El Esquinazo”,
y tiene su explicación. Es la esquina más alta de todo el
pueblo, en la muralla de los jardines del palacio de los
Duques de Alba. Es la esquina que da a una de las puertas de
la Villa del Corneja, puerta por donde se entraba al venir
desde Barco de Ávila o de Extremadura.
Pero es más, en la parte alta de esa levada muralla, con
unos doce metros de altura, están casi a ras de la parte
alta de la muralla los jardines ya citados y en ese rincón,
mirando hacia Barco de Ávila, el pintor Goya, que frecuentó
estas tierras, dejó plasmado el paisaje, con los viñedos que
en aquella época había en la ladera del Cerro de la Cruz, el
cuadro al que hago referencia es “Las Vendimias”.
Había razones poderosas para mi elección, y creo que serán
del agrado de aquellos que nos leen a diario, ver que en el
fondo de esta columna, que a veces es dura, crítica y puede
que hasta desagradable, también se esconde parte de esa
cultura, que en un pueblo de Ávila, ahora con menos de tres
mil habitantes, se ha ido fraguando a lo largo de los
siglos.
La historia, hay quien dice, que no nos da de comer,
¡¡bueno!!, pero prefiero tenerla a verla reflejada en el
pueblo de al lado, con lo que, en todos los lugares que yo
pueda, dejaré marcados los puntos y los detalles históricos
o culturales de esas partes con las que yo me encuentro
identificado.
Y uno que ya pasó, hace algún tiempo, del medio siglo, al
hacer balance de los lugares en los que ha vivido, tiene que
dar prioridad a alguno o a algunos.
Yo he dicho, en repetidas ocasiones, que me siento
identificado y los considero como míos propios, con tres
lugares de nuestra geografía:
Mi pueblo, Piedrahita, donde nací y jugué en mi niñez, pero
donde he vivido poco tiempo.
En segundo lugar, por haber llegado bastante joven, me
siento como en mi casa en Jerez de los Caballeros, donde
comencé a ejercer mi carrera profesional.
Y en tercer lugar, siguiendo con la marcha del tiempo, me
encuentro como a las puertas del Paraíso, aquí en Ceuta,
donde vivo desde los primeros días de octubre de 1978.
Son muchos años aquí y como de bien nacidos es ser
agradecidos lo he dicho ya mucha veces, en Ceuta y fuera de
ella, yo me considero un ceutí más, al menos de adopción.
Quienes me conocen de otras partes pueden decirme que si no
tengo que decir nada de Salamanca, Madrid o Munich y claro
que tengo que decir que Salamanca me dio la formación
suficiente como para abrirme camino en mi profesión, Madrid
me permitió, ya un poco mayor, volver a la Universidad a
estudiar algo que me apasionaba, Ciencias Políticas, y
Munich, ya me queda muy lejos, allí pasé varios años o parte
de ellos, pero entonces yo era “un crío” y creo que ahora
estaría desubicado en esa hermosa ciudad.
Así he citado las partes más importantes por donde ha
trascurrido mi vida, y mira por donde he ido a elegir un
precioso rincón de mi pueblo, un rincón que ha dado
proyección, por el pintor Goya, a uno de los mercados más
interesantes, dedicado a él, de los que hay en España. Como
el mercado es este fin de semana, todos los ceutíes, sin
excepción tienen aquí una invitación para conocer mejor que
nunca este pueblo que siempre tiene las puertas abiertas.
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