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OPINIÓN - JUEVES, 5 DE JULIO DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Aznar y los turistas
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

¿Les gusta hacer turismo de aventuras? A mí más bien no, será porque mi propia aventura vital me tiene lo suficientemente estresada y generando adrenalina a toda pastilla. Aunque sí me gustaría turistear en El Escorial, donde, los de la FAES, tienen organizados cursos de verano con conferencias de personalidades. Y, como esas personalidades suelen ser neocon y perorar sobre algo que a todos encanta: las maravillas y la rara fortuna de ser occidentales y la envidia podrida que nos tienen los otros, entonces me motivo y me encanta. Y eso que, mayormente, la opinión que tenemos los republicanos españoles de derechas es que, la FAES, es un club de pijos, de snobs y de privilegiados, con el “Reservado el derecho de admisión” tatuado en la bragueta de sus miembros, como exponente de que, admiten a quienes les sale de la punta del llamado primorosamente “Capullito de Alhelí”, pero el New Aznar, master en Occidentalidad y Occidentalismo, redime la cursilería y la gomosidad del resto.

Lo cierto es que, esos fáes, nunca admitirían entre sus filas a alguien tan vulgar como yo, aunque, plagiando, he de admitir que tampoco me interesa ni me resulta fiable en lo más mínimo una fundación que contara conmigo como afiliada. Ni con ustedes. Porque, a ver ¿De que va el gazpachuelo ceutí? De españoles bravos y meridionales, que hablan sureño profundo con sones de merengue, que se arrebatan ante la roja y gualda y tienen como icono-pop-cañí el toro de Osborne y encima con moros españoles que tienen un arte que no se puede aguantar, que mismamente parecen salidos de la Alpujarra dura de aquel entonces, chamullar algarabía como los moriscos de la Granada del siglo VIII y con el plus de que nadie es capaz de contar como ellos los chistes de Chiquito de la Calzá. ¡Ele!. Bueno, concluyo diciendo que los de la FAES que huelen a Eau de Issey Miyake y son exquisitamente refinados y están llenos de contención y prosopopeya no van a tratar de “captarnos”. No hay riesgo. De hecho, presumo y presiento que si, o ustedes o servidora, apareciéramos por sus remilgadas celebraciones mandarían echarnos un cubo de agua caliente con lejía para espantarnos y hacernos huir. Pero lo mismo errarían, porque, no es lo mismo arrojar pez hirviendo desde unas almenas para defender una fortaleza que tratar de desbaratar las tentativas de invasión de una jarca de buenos sureños. “Con las bombas que tiran, los fanfarrones, se hacen las gaditanas, tirabuzones” Cantaban los tanguillos de Cádiz, pasándose por la ingle los ataques de los gabachos. Lo que, analógicamente y dada la proximidad geográfica presupondría que nosotros, todos nosotros, potaje cultural y sabrosón, aprovecharíamos la rociada con agua y lejía para asearnos, refrescarnos y volver a acometer con renovados ímpetus y mucha más mala leche todavía.

¿Hay en la FAES algún caballa? Apuesto algo a que no, aunque lo mismo me equivoco, lo que si que no hay es ningún rifeño ni ningún calorro, creo que,la cuestión es que no “damos” la imagen. ¿Qué nadie nos impide asistir a las charlas culturetas y occidentalísimas sobre las raíces judeo cristianas de nuestra civilización? Vale. Eso me lo sé y lo había dicho yo antes y si vamos en comandita a El Escorial lo mismo nos dejan entrar y empaparnos de lo que todos nos sabemos de corrido, pero apuesten su salario de un mes a que Aznar no nos manda invitaciones con pasajes pagados y hotel de tres estrellas, modesto pero digno y sin Internet en las habitaciones, para disfrutar de nuestra compañía y que hagamos turismo de aventuras. Porque hoy es una aventura hablar y pensar como hablamos y pensamos, por derecho, sin miedo ¿Miedo a qué? Contra el miedo el conjuro “Dios y España”, una ración de arquetipos iberos, poción de caspa del cráneo del hombre de Atapuerca, lágrima nostálgica de Boabdil y un pinchito de poderío hispano. ¡Que no se nos puede aguantar!
 

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