No es fácil contar con playas
calificadas con la excelencia de una bandera azul. Las
comunidades autónomas que cuentan con parte del extenso
litoral costero-marítimo de nuestro pais han presentado casi
todas sus playas para la obtención de este distintivo de
calidad; de igual modo, las regiones ribereñas de la Unión
también han pugnado por obtener tal sello identificativo de
calidad. Sin embargo, el organismo de la Unión Europea que
las concede, la Fundación de Educación Ambiental ha puesto
el listó bien alto.
España es, por excelencia, el país con más banderas azules
concedidas de los que lo han solicitado en todo el
continente europeo. Esto es sinónimo de la calidad que
exporta nuestra nación en el ámbito del turismo de sol y
playa del que sigue siendo, pese a todo, el líder mundial
del sector.
Dicho todo esto y, reconociendo que la obtención de una
bandera azul implica el esfuerzo de la administración por
dotar de múltiples servicios a los usuarios-bañistas, ha de
considerarse como notable la preocupación del gobierno
autónomo de Ceuta por lograr que de las playas que conforman
su litoral, el organismo europeo haya adjudicado a dos de
ellas la bandera azul acreditativa de excelencia en
servicios al usuario.
De este modo, tanto el Chorrillo como la Ribera cuentan
desde ayer con el distintivo ondeando en sendos mástiles
instalados al efecto y que el presidente izó especialmente.
Son dos playas ‘azules’ para Ceuta que le reporta calidad
desde el punto de vista turístico y son varios los años en
que, bien La Ribera, o bien el Chorrillo le son concedidos
tal distintivo.
Que Ceuta es una ciudad capaz de aportar distintos servicios
al visitante, ya sea de estancia o de paso, es un hecho
contrastado que debe seguir promoviéndose. Sobre todo desde
la potencialidad que le brinda el suave clima Mediterráneo
durante todo el año, con las horas de luz solar de las que
disfruta y con esa excepcional luminosidad con la que se
encuentra bendecida.
Dos playas ceutíes cuentan con bandera azul, lo que
representa la evidencia de que la administración local hace
sus deberes de cara al ciudadano; en definitiva de cara al
usuario, como ‘prestadora’ de servicios.
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