Llegaron Peire y Tesón y apagaron el ventilador. La segunda
sesión del juicio que acoge la Sección VI de la Audiencia
Provincial de Cádiz en Ceuta para dictaminar qué papel
tuvieron el ex delegado del Gobierno, Luis Vicente Moro; el
ex comisario Alejandro Del Valle; el ex jefe de la brigada
de la Policía Judicial, Mariano Arévalo y el jefe de Prensa
de la Delegación, Roberto Franca en la elaboración y
posterior filtración efectiva del mismo a EL PAÍS y
presuntamente frustrada a EL FARO de Ceuta.
La sesión del lunes, cuando declararon los cuatro acusados,
sirvió para que quedase claro que: a) Moro encargó una “nota
informativa” o “de ambiente” a Del Valle; b) que éste le
dictó su contenido a Arévalo sobre las informaciones
aportadas por el entonces jefe de la Unidad de Delincuencia
y Crimen Organizado (UDYCO) en Ceuta, José Luis Fernández
Peire; c) que el fin de la misma era informar a Interior de
la “inquietud” y “alarma” que generaban en los Juzgados de
Instrucción y muy especialmente en el número 2 generaban las
resoluciones de la Audiencia; y d) que el único original del
texto se guardó “como oro en paño” en el cajón de Moro y
llegaron sendas copias al CGPJ y a la Subdirección General
Operativa de la Policía Nacional.
Ayer, cuando les llegó el turno a la primera tanda de
testigos propuestos por la acusación particular, ejercida
por el propio Tesón con la asistencia letrada de Francisco
Baena Bocanegra, los dos grandes ejes del proceso llegaron a
sendos callejones sin salida.
Sobre el proceso de elaboración de la “nota informativa” el
inspector Peire negó todo lo dicho por Del Valle y Arévalo y
aseguró que él no dijo “nada” de lo incluido en el informe
que acabó siendo publicado por EL PAÍS. Es más, aseveró bajo
juramento que no tuvo conocimiento de la existencia del
controvertido informe hasta que apareció en la prensa. Los
letrados de la Defensa, que ayer comenzaron a explicitar en
voz alta su malestar con algunas decisiones del Tribunal,
solicitaron un careo con sus antiguos superiores, pero el
magistrado Manuel Grosso, que preside la Sala, lo rechazó.
En cuanto a la filtración de su contenido a EL PAÍS o a
cualquier otro medio de comunicación, iniciativa en la que
los cuatro acusados negaron rotundamente el lunes haber
participado, varios testigos contradijeron el testimonio de
Franca a pesar de que el redactor de la información, José
María Irujo, se acogió a su derecho al secreto profesional
para no revelar sus fuentes “ni por exclusión ni por
inclusión”.
Agarrado al “no me acuerdo” en su declaración Irujo no
accedió siquiera a decir con quién había contrastado el
informe aparte del propio Tesón, que después le acusó de
“mezclar” sus respuestas, pero resaltó que el contenido de
su información le sigue pareciendo “necesario y veraz”, dejó
caer que sabe más de lo que dice y reconoció que ya había
indagado sobre el juez previamente. Al término de la ronda
de preguntas, el abogado del Estado propuso aportar como
prueba una grabación obtenida por Franca [según Irujo sin su
conocimiento] de una conversación telefónica entre ambos
donde presuntamente el reportero le exculpaba, aunque el
Tribunal no la aceptó.
Sin embargo, la directora de EL FARO, Carmen Echarri,
repitió en la Sala de Vistas, primero a preguntas de los
letrados y después en un mini-careo con el jefe de Prensa,
lo que ya había dicho en las diligencias previas. Esto es,
que Franca la citó en la Delegación del Gobierno una tarde,
entre una y dos semanas antes de su publicación en la
cabecera del Grupo PRISA (21/04/2002), y que ambos
escucharon cómo la ex jefa de Gabinete de Moro, la difunta
Elena Sánchez, le leía el informe policial.
Minutos después, el delegado del Diario SUR en Ceuta, José
Carlos García, que por aquel entonces ejercía como jefe de
Local en EL FARO, completó su testimonio asegurando tener
constancia de que también fue Franca quien pidió por
teléfono a la redacción del diario decano una fotografía del
juez “para el diario EL PAÍS” dos días antes de que
apareciese la noticia publicada.
Muchas menos novedades que ambos aportó a la sesión el ex
subdirector general operativo de la Policía Nacional, Pedro
Díaz Pintado, uno de los que tuvieron en su poder el
informe. Se limitó a denigrar la redacción y la
trascendencia de la nota, a situar su contenido en
“conversaciones de barra de bar” y a negar “por supuesto”
que se la hubiese facilitado, ni él ni su equipo, a ningún
periodista.
“Esta nota no es mía”
El primer plato fuerte de la sesión fue, no obstante, la
declaración del actual responsable del Grupo de Seguridad
Privada y Juego de la Policía Nacional en Ceuta, José Luis
Fernández Peire, al que el lunes no dejaron de aludir en sus
declaraciones Del Valle y Arévalo, que acabaron señalándole
como fuente única de todo lo recogido en la “nota
informativa” y promotor con sus “enredos”, según el ex
comisario, de proceso en curso.
Ayer, Peire negó punto por punto lo dicho por sus ex
superiores, a los que en los prolegómenos de su declaración
se refirió como “amigos”. De entrada, asumió que, como era
su deber profesional al frente de la UDYCO, despachaba con
Del Valle y Arévalo indistintamente “juntos o separados”,
pero a partir de ahí se distanció de la senda marcada por
las declaraciones de ambos. En primer lugar aseguró no haber
hecho “nunca” un informe interno sobre el devenir de la
instrucción del ‘caso Kimbi’. Después negó que la
instructora del mismo, la jueza Begoña Cuadrado,
supuestamente la más “dolida” y “afectada” por Tesón, le
dijese “nunca” que se sentía “bombardeada” o “presionada por
la Audiencia. Además, rechazó haberle dado jamás, tanto él
como la propia jueza, “la más mínima importancia” a que el
presidente de la Audiencia pasase o no en chándal por los
juzgados [como ponía en el informe, aunque Tesón lo negó
rotundamente] los fines de semana.
“Yo no dije ni que Tesón fuese a los juzgados con vestimenta
impropia, ni que hubiese un malestar por haberle devuelto a
‘Mario’ su pasaporte, ni que el presidente de la Audiencia
se interesase por procedimientos que no eran suyos ni que se
entrometiera en los Juzgados de Instrucción”, apuntó el
inspector, quien dijo no entender “nada”.
“Si todas esas quejas viniesen de los órganos judiciales
creo que ellos tendrían una capacidad mucho mayor que yo
para actuar en consecuencia”, se justificó Peire, que dijo
no saber tampoco “nada” de la famosa cena institucional del
12 de febrero en el Parador La Muralla ni de que los
‘narcos’ visitasen a Tesón en su despacho o que este se
refiriese a los implicados en el ‘caso Kimbi’ como
“pobrecitos”.
O sea, que nada de nada. Y además, que él siempre firma las
‘notas informativas’ que elabora (“claro que se firman”,
enfatizó) y que además se archivan, máxime cuando se
trasladan a Madrid, dos circunstancias que Del Valle y
Arévalo también negaron el lunes.
“Todo es falso”
El otro testigo protagonista de la jornada fue el propio
Fernando Tesón, que abrió la sesión de tarde en la
Audiencia. El magistrado fue el único de los testigos que
han prestado declaración hasta ahora en el juicio que se
personó en la Sala con documentación bajo el brazo.
Sólo recurrió a ella para contextualizar el famoso artículo
de 21 de abril de 2002 de Irujo con otros dos, firmados por
pluma del mismo periodista, cuyo rigor también redujo a la
nada, pero su intervención no tuvo desperdicio en tanto que
no sólo dejó claro que, a su juicio, incluso había ayudado a
su presunta máxima enemiga, Begoña Cuadrado, con algún que
otro auto inmotivado de su Juzgado, sino que además
perseveró una y otra vez en su tesis fundamental: que el ex
delegado del Gobierno en Ceuta organizó una campaña en su
contra por no someter sus resoluciones a sus dictados.
Tesón recordó que Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)
nunca le abrió un expediente sancionador, sino unas
diligencias informativas a raíz de la información de EL PAÍS
que fueron las que, trasladadas a la Fiscalía, iniciaron el
proceso en curso y subrayó que todo lo que se escribió de él
en Comisaría y después se transcribió en el periódico “no
sólo no se corresponde con la realidad, sino que la
contradice”.
Como “absolutamente falso” definió la acusación de que
alguna vez presionase de alguna manera a Cuadrado: “La veía
por la calle y me paraba, lo normal, como con cualquier otro
compañero”, indicó después de reconocer que la había llamado
para que redactase de nuevo algún auto de prisión que la
Audiencia iba a anular para que el preso no saliese de
prisión.
También se remontó a algunas de sus sentencias contra
insignes ausentes del juicio como ‘Abdelilah’, cuyo nombre
de deja de mencionarse mañana y tarde, para demostrar que
“no ha habido ningún tipo de impunidad” judicial en Ceuta y
tildó de “infamia” el que se publicase que iba en chándal
por los Juzgados. “Jamás lo he hecho”, remachó sin dejar de
hilvanar todo lo que se le planteaba como episodios
encadenados de la cruzada que, a su juicio, emprendió contra
él Moro y la plana mayor de la Policía Nacional en Ceuta.
“Si funcionasen los Servicios Internos esto hubiera
terminado en dos minutos”, advirtió.
“Sufrí una presíon bestial e inadmisible”, resumió Tesón,
quien además acusó a Moro y compañía de haberle situado “en
el punto de mira de parte de la delincuencia de Ceuta” desde
que su “trama”, que según dijo incluyó la manipulación de
escuchas telefónicas de otros sumarios, le llevó a la
portada de EL PAÍS.
La ‘otra cena’
Más jugosas aún en la teoría de la conspiración para
desprestigiarle que denuncia la acusación fueron sus
revelaciones sobre una cena a la que fue invitado por Moro a
su casa junto a Vivas y su esposa (que no acudieron) y Toñi
Palomo y su marido. Allí, relató Tesón, Moro le confirmó que
Irujo había indagado sobre sus propiedades inmobiliarias en
el Registro de Sevilla, pero que el asunto estaba
controlado. En medio de su testimonio, con ostentosos
movimientos de cabeza hacia su letrado, Ignacio Peláez, el
ex delegado rechazó sus palabras, por lo que fue reconvenido
por el Tribunal.
Esa fue la ‘otra cena’, ya que el gran cenáculo de este
juicio es el del 12 de febrero de 2002. Ayer pasaron por la
Sala cuatro de los asistentes a la misma: el propio Tesón;
el juez decano de la ciudad, Juan Domínguez Berrueta; y el
fiscal jefe local, José Luis Puerta. Todos ellos
coincidieron en un detalle de la sobremesa: el “agrio”
reproche que Moro dedicó al magistrado en presencia, entre
otros, de Vivas, dos vocales del CGPJ y el presidente del
TSJA [todos estos declararán hoy] a causa de tres autos de
la Audiencia bajo la advertencia, refirieron, de que “todos
os vais a acordar de esta cena; EL PAÍS [Berrueta y Puerta
dijeron no recordar que citase un diario en concreto] está
preparando algo que pude parar una vez y ahora no lo voy a
hacer”. Tanto a Tesón como a Puerta la frase les sonó a
“amenaza” y a “coacción”, pero ninguno de los dos actuaron
ante el CGPJ para preservar su independencia, un detalle en
el que la Defensa trató de encontrar un clavo al que
agarrarse.
Un “buen juez”
De acuerdo con lo oído en la Sala, los tres autos de la
discordia eran los que habían llevado a la cárcel a ‘Piti’,
el testigo protegido del ‘caso Kimbi’; el que había
permitido la salida de prisión el 3 de diciembre de 2001, un
día antes de que se ordenase la elaboración de la “nota
informativa” de la polémica, de ‘Abdelilah’ y ‘el Chino’ y
la devolución de su pasaporte a ‘Mario’, que así pudo viajar
a La Meca.
Sin embargo, todos los demás testigos del ámbito judicial
que comparecieron ayer renegaron de la legitimidad de estos
reproches. Berrueta, Puerta, los ex magistrados de la
Audiencia Antonio Navas, Luis de Diego y José María Pacheco;
la secretaria judicial Josefa Vilar y la funcionaria
Inmaculada Jiménez Gómez coincidieron en que jamás se les
hizo llegar ninguna queja por su presión sobre los mismos de
los Juzgados de Instrucción; en que nunca percibieron
“alarma social” por los autos o resoluciones de Tesón, que
además siempre les parecieron motivados y “justos”; en que
nunca vieron al magistrado recibir a narcotraficantes y, en
suma, en que es “un buen juez”.
Hoy, cuando está previsto que concluya la vista oral, están
citados a declarar testigos tanto de la acusación como de la
defensa. Entre ellos se cuentan el presidente de la Ciudad,
Juan Vivas; el presidente del Tribunal Superior de Justicia
de Andalucía (TSJA), Augusto Mendes de Lugo; el presidente
de la Audiencia Provincial de Cádiz, Lorenzo del Río; el ex
delegado del Gobierno en Melilla, Esteban Gutiérrez; el ex
secretario de Estado de Seguridad, Pedro Morenés; y los
vocales del CGPJ Juan C. Campos Moreno y Faustino Gutiérrez
Alviz.
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