Ayer había prometido que algo iba
a cotillearles sobre el entrañable encuentro de nuestros
representantes diplomáticos (embajador Luis Planas y cónsul
Jiménez-Ugarte) en el antiguo Hospital Militar de Tetuán, al
que asistieron además el Jefe de Servicio del mismo, José
Carlos Iribas (un efusivo navarro), la doctora Dolores
Sánchez de la Torre, profesional de joven talante aunque
veterana en el cargo, el consejero de Trabajo y Asuntos
Sociales de la Embajada de España en Rabat -el socialista
Eduardo Martín Tovar- y el entusiasta director del Instituto
Cervantes en Tetuán –“formo ya parte del paisaje, José
Luís”- , el sevillano José Toledo, además de las abnegadas
religiosas de la orden de las “Hijas de la Caridad”, mujeres
que sí se ganan el Cielo (si es que existe) y no como otros
elementos beatorros y meapilas, individuos cargados de vacua
teología, henchidos de apariencia y mucho golpe en el pecho
seguidos de puñalada trapera y cabronadas varias. Mi
profundo y sincero respeto para los cristianos consecuentes
y comprometidos con su fe y, en particular, para esas
“hermanitas” que tuvieron el coraje de enterrar sus
ilusiones y su juventud en el servicio a los demás.
Al hilo de la visita en la que todos pudimos comprobar las
recientes ampliaciones efectuadas en el actual Hospital
Civil, tuve ocasión de algunas que otras fugaces palabras
con las autoridades existentes, de las que rescataría las
siguientes.
En primer lugar la confidencia –más tarde confirmada- del
embajador Luis Planas (con el que ya había tenido el placer
de conversar hace años, primero cuando la visita del
entonces alcalde de Barcelona, Joan Clos, a Tetuán y luego
con la gira de la Reina Sofía a la antigua capital del
Protectorado) respecto a la traída y llevada “Universidad de
los Dos Reyes”, un ambicioso proyecto bilateral compartido
por España y Marruecos y que, en principio, iba a instalarse
en los terrenos sitos en Rincón de M´dik, frente a Kabila,
justo a mitad de camino entre Ceuta y Tetuán. Lenguas
mendaces fueron soltando la especie de que dicho centro
universitario –financiado fundamentalmente por la UNED- iría
a ubi carse a Tánger, lo cual no deja de tener su lógica….
para el Reino de Marruecos, que reforzaría así la
candidatura “Tánger 2.012”. Pero afortunadamente no es así
-¿qué coño haría España en una ciudad de clara influencia
francesa?- como me confirmó, rotundo y categórico, el
embajador Luis Planas. Con una amplia sonrisa ante mi
pregunta y como el diplomático aseguró, “lo que se haga en
su momento, se hará en Tetuán”. Me alegré francamente y así
se lo transmitiré a mis amigos en la ciudad, pues
precisamente hace unos días había tratado el asunto con el
presidente de la asociación “Tetuán-Asmir”, Abdeslán Chachoo,
quien aprovechó para trasmitirme la inquietud que latía en
la ciudadanía sobre este particular.
La otra pregunta, ya delante del té con pastas y en compañía
del Cónsul Jiménez-Ugarte así como de periodistas marroquíes
y de la Ciudad desplazados expresamente al acto, fue sobre
el porvenir de Ceuta, tema que saqué a colación después de
las palabras del Embajador -que comparto en su totalidad-
sobre el proyecto “Tánger-Mediterráneo” y el desarrollo de
la Península Tingitana. Pero de ello y mis percepciones,
escribiremos mañana.
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