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Los concesionarios de las naves
del Tarajal, que sí han formalizado y regularizado su
situación administrativa, han contemplado con satisfacción,
la respuesta de la Ciudad Autónoma, de proceder a la
inmediata orden de cierre de aquellas naves que, después de
no cumplir con los plazos dados por la Administración, no
han mostrado el más mínimo interés por legalizar el estado
de sus negocios.
El Tarajal, esa zona comercial que tanto problema ha venido
proporcionando tanto a la administraciólo local como a la
estatal, contará desde ya con el apoyo decidido de la Ciudad
Autónoma. Fue uno de los compromisos que Vivas lanzó durante
la campaña electoral y desde los primeros días de su mandato
ya se afana en cumplir con lo prometido.
Pero por partes. En primer lugar se debe culminar la etapa
iniciada en el último tercio de la anterior legislatura y
clausurar los ‘negocios’ insalubres y peligrosos, junto con
aquellos que no han regularizado su situación.
De un modo paralelo, la Ciudad también se compromete a poner
freno a la masiva venta ambulante en el lugar. Será la
Policía Local la que impida tales prácticas y será en breve
cuando los funcionarios de la seguridad municipal procedan
al cumplimiento de la orden presidencial.
A partir de que la situación torne al control que siempre
tuvo que tener, la Ciudad replanteará la zona para
convertirla en un lugar moderno y cómodo tanto para el
empresario como para el usuario. La idea del Gobierno es la
de crear en este lugar un polígono industrial del tipo de
los que abundan en la península; sin neumáticos apilados en
las calles, sin venta ambulante y equipado con la necesaria
calidad para ofrecer garantías de un buen servicio tanto al
residente como al extranjero.
Es, al menos, el reto de este gobierno en los planteamientos
iniciales que, al respecto, se han realizado. El camino se
sigue haciendo y no sin dificultades, pero con arrojo y
valentía de hacer las cosas bien; con la colaboración, eso
sí, de la Administración General del Estado que en este
asunto, como en la mayoría de los que se suceden en Ceuta,
tiene mucho que decir.
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OPINIÓN / EDITORIAL
