Si existe en este momento un conflicto viejo y carcomido es
el que viene coleando, desde 1975, entre el Frente Polisario
del Sáhara y el reino de Marruecos. Recuerdo que cuando
estaba haciendo el servicio militar, en Ceuta, se produjo el
conflicto de Sidi Ifni (sería por los años 1956 o 1957) y
puedo decir que, aunque no fui destinado a aquel frente, vi
partir a los legionarios que embarcaron una noche desde el
puerto de Ceuta cantando el famoso himno de la Legión y el
escalofriante Novio de la muerte. Les puedo asegurar que se
me puso el vello de punta en el momento de ver pasar delante
de mí a los abanderados legionarios. Desde entonces siento
una predilección por este cuerpo y por aquella Ceuta que tan
bravos guerreros alberga, orgullosa de su españolidad. No
obstante en 1969 la ciudad de Sidi Ifni fue entregada a
Marruecos. Esfuerzo inútil y baza para el sultán alahuita.
Nuestro sino colonial.
Sin embargo, vean por donde nuestros actuales dirigentes,
olvidándose de que el territorio de Sáhara fue muchos años
una colonia española y que, aprovechándose de la enfermedad
del que fue Jefe del Estado español, Francisco Franco y
sacando ventaja de los primeros meses de la transición; nos
fue arrebatada la colonia y, como no, algo también de
nuestra honra. El caso es que, desde 1975, están porfiando
el rey de Marruecos y los saharianos por quien se lleva el
gato al agua. Nada hubieran podido los infelices del Frente
Polisario, por muy bravos y hábiles que hubieran sido en la
lucha de guerrillas, si la cercana Argelia no les hubiera
apoyado con medios y también enseñándole las uñas al rey
alahuí. España permaneció de Convidado de Piedra en todo
este proceso como si no le fuera nada en ello. Prefirió
desentenderse, una vez abandonado aquel territorio, de los
que durante tantos años habían sido sus protegidos y
colaboradores, dejando –a mi entender vergonzosamente– que
se las arreglaran como pudieran con las tropas moras de
Hassan II. Cuando en 1991, bajos los auspicios de la ONU, se
consiguió el alto al fuego entre ambos bandos beligerantes,
parecía que se abría un asomo de esperanza con el referendum
que la ONU había previsto sobre el futuro de Sáhara
Occidental. Nunca se celebró; en primer lugar, por la
conocida inoperancia de aquella institución y, en segundo
lugar, por la habilidad del rey Hassan, que se ha valido de
todo tipo de triquiñuelas para dilatarlo en el tiempo hasta
que la idea, por si sola, se convirtió en humo. Entre tanto,
los habitantes de la región siguen viviendo en una situación
de miseria, mientras otros, exhiliados, mal viven en
campamentos situados en Argelia.
A todo esto ¿qué ha hecho el gobierno español en su
beneficio? Pues muy sencillo: ¡nada de nada! No sólo ha
quedado fuera del proceso de forma voluntaria, sino que,
para más INRI, les ha traicionado vergonzósamente. Por
supuesto que, como no podía ser ser de otra manera, bajo la
égida de nuestro gobierno socialista. El gran artífice de la
traición ha sido nuestro Presidente –tan aficionado a dar lo
que no puede dar ( Estatut de Cataluña y entrega a ETA y al
PNV del País Vasco y Navarra) como a hacer todo lo contrario
de lo que debería hacer – quien, cuando le habíamos hecho
tragar al monarca del país vecino una buena dósis de
perejil, del que sufrió una saludable indigestión; y para
congraciarse con Hassan II, sin que le preocupara lo más
mínimo bajarse sus presidenciales pantalones; envió al
ínclito Moratinos ( sujeto oscuro, inepto y enredador donde
los haya) para ponerse a los reales pies de Hassan, rendirle
pleitesía y apoyar, a la vez, la política de Marruecos en el
tema del Sáhara Occidental. Consumada la traición al Frente
Polisario, nuestro Presidente no han tenido inconveniente en
ir acogiendo a miles de súbditos del reino alahuita quienes,
por lo visto, no se encuentran muy a gusto en la miseria que
invade Marruecos que, por supuesto, no parece preocuparle
demasiado a su, archimillonario, jefe político y religioso.
¿Ustedes creen que la exposición del trasero del señor
Zapatero ante elSultán de Marruecos nos ha servido para
algo? En absoluto. Fíjense ustedes en la frontera de Ceuta
con nuestro vecino Marruecos y verán como por allí entran y
salen los que quieren, sin que nadie pueda asegurar si todos
estos ciudadanos, que con tanta facilidad deambulan por
territorio español, vengan para trabajar y ganarse la vida
en la ciudad o si se trata de la quinta columna del monarca
alahuí para ir creando, dentro de Ceuta y Melilla, la
simiente de una rebelión para que, cuando el gran Sátrapa lo
considere oportuno, se alcen contra nosotros. Que nadie dude
de que Hassan II continúe teniendo, entre sus prioridades,
la de hacerse con las dos ciudades españolas. Pero Zapatero
yMoratinos, con su habitual “sagacidad” y sin que les
importe un ardite lo que pueda suceder en el norte de
África, no sólo no toman medidas para fortalecer la defensa
de Algeciras y de las dos ciudades enclavadas en territorio
moro, sino, que les vende armas a nuestros potenciales
enemigos; armas por doscientos millones de euros, armas que
cualquier día podrían servir para matar a españoles. ¡Tuti
contenti! Pero no se lo pierdan ustedes, ¿han visto que
alguien se llevara las manos a la cabeza?, ¿han advertido
que las izquierdas, sí, sí, aquellos que se desgañitan
gritando contra los ricos y los tiranos, se hayan vuelto
contra el Gobierno, por ayudar al tirano de Marruecos? Si
fuera Bush ya sería otra cosa, pero contra Hassan no,
pobrecito, que él tiene derecho a hacer cortar clítoris a
mansalva y tener a las mujeres sojuzgadas; para eso es el
Rey ¡qué caramba! ¿Pero no eran partidarios de la
emancipación de las mujeres? ¡Quita, quita, que tampoco es
para tanto, al fin y al cabo, esto de ver a las moritas con
sus haces de leña en la cabeza y el morito detrás montado en
un borrico,¡hasta puede resultar folcklórico, ya ves!
Y, mientras tanto, los del Polisario dejados de la mano de
Dios, perdón, de Alá, en manos de la ONU (¡Vade retro
satanás!) y abocados a quedar convertidos en servidores y
esclavos de las ambiciones de Marruecos. Y nosotros silbando
y mirando para otro lado. ¿Qué fue de la católica España?
Pues yo se lo diré: ¡que se ha convertido en la caótica
España! Dios nos coja confesados.
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