Han pasado ya más de tres años de
aquel desastroso, terrorífico y oscuro 11M, sin duda la
tragedia más dolorosa de muchos años en España, por las
muertes que ocasionó, las heridas y las consecuencias
políticas y sociales que ha acarreado a esta sociedad.
El 11M, termine con los resultados que termine el juicio, va
a significar una lacra para la sociedad española y va a
significar una lacra, porque ya desde el principio fue un
hecho “enfocado” de tal forma que la mitad de los españoles
podrán estar de acuerdo con lo que se dictamine, pero el
otro 50% va a ser reacio a creerse nada de lo que se haga
oficial.
Es lo lamentable de una sociedad, no creerse lo que
dictamine la justicia, y más lamentable todavía si alguien
piensa, puede pensarlo, que de los tres poderes: ejecutivo,
legislativo y judicial, sea el ejecutivo el que domina sobre
los otros dos.
Aquí van a aparecer demasiadas heridas, muchas de las cuales
quedarán sin restañar, yo creo que, para siempre. Porque de
los muchos atentados que se han dado en este país, a lo
largo de los últimos 40 años, ha habido algunos que han
quedado impunes los malhechores, porque no se les ha podido
detener, pero en el del 11M todavía no se ha podido
demostrar, esperemos que ahora el juez lo haya logrado, qué
grupo fue el ejecutor. Esa es la situación.
Hubo mucho interés, por parte de determinados grupos
políticos y sus afines mediáticos, en desterrar la idea de
que hubiera sido ETA. Esos mismos grupos, haciendo el
montaje más golpista de los últimos 20 años, apostaron por
el terrorismo islámico, desde el principio, tomando como
base una furgoneta abandonada en la que había unos
versículos del Corán. Todo estaba preparado, no sé si atado
y bien atado, para asestar el golpe al final de la política
de Aznar.
Esto que era el comienzo del camelo pareció asegurarse un
poco más, al poco tiempo, con la muerte en Leganés de varios
islamistas. El puzzle se quería encajar y se encajaba a
presión.
Ahora bien, donde no sé si se terminó de encajar fue en el
asunto de los explosivos con la “titadine” que unos técnicos
afirmaban que se había utilizado, mientras que otros
expertos en explosivos lo negaban. Con esto lo que se
pretendía era excluir de la masacre a ETA, y dar un tinte
islamista a costa de lo que fuera.
Si encajaban unas cosas, había otras que se quedaban con
muchos huecos por rellenar. Ahí, ya veremos a la hora de
dictar sentencia, porque el encaje de bolillos, en uno o en
otro sentido va a ser complicado.
Eso sí, los testigos, de todos los pelajes, han ido por unos
caminos tan distintos que llegar a unificar criterios y a
una claridad total va a ser difícil.
Ahora mismo, con el juicio terminado, esperando la
sentencia, que no sabemos cuando saldrá, lo único que
tenemos claro es que todo está cada día más confuso, al
menos en la calle. Que la autoría, si es que se llega a
conceder la autoría a una red o a un grupo, va a seguir
siendo discutida, y que los servicios de información con el
PP en el poder, al menos en este caso, o estaban “en la luna
de Valencia” o por el contrario no estuvieron defendiendo su
cometido.
Muchas veces hemos alabado aspectos de la política del PP,
por ejemplo en la economía, con Rodrigo Rato como máximo
exponente, pero en este otro capítulo, a pesar de haber
estado ocho años en el poder, que ya no eran unos novatos,
los cuatro últimos, no lo olvidemos, con una mayoría
absoluta, actuaron como “pardillos” y dieron todas las
ventajas al adversario, así como suena.
Lo malo de todo esto es que por ese “descuido” llegaron unos
hechos que dejaron sin vida a casi 200 personas y a otros
muchos con unas secuelas imborrables para muchos años.
Si todo este desastre fue por el apoyo de Aznar a Busch,
ante el ataque a Irak, habría que haber vigilado y mucho a
los “proirakies”. Hay que tener en cuenta que España no
mandó tropas a hacer la guerra a Irak.
Ahora, a lo largo de las próximas semanas quiero ver a los
progres “anti Irak”, y sus posturas ante los muertos
españoles recientemente en un lugar de peligro. A lo mejor
eso se justifica.
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