Los políticos u lo que sean,
tampoco hay que exagerar, tienen el pleno convencimiento de
que están por encima del bien y del mal y que todas sus
actuaciones, por malas que sean, no deben ser criticadas
sino aplaudidas. O sea convertirnos todos en pelotas y
lameculos de los políticos de turno. Manda…la cosa.
Alguien, no sé quién, decía que los políticos deberían estar
preparados para tragarse, al despertar, un sapo cada día.
Hombre, pienso que tampoco es eso. No es por nada, sino por
lo difícil que tiene que ser tragarse un sapo nada más
despertar. Ni te cuento, serrana del alma, la dificultad que
tengo, al tragarme par de pastillas cada mañana. Lo paso
canutas. Deberá ser, al menos eso me imagino, que no tengo
buen ”gañote”. O sea que dependiendo del “gañote” que se
tenga, se puede uno tragar un sapo o un elefante. Mire
usted, amigo guardia, las serpientes que son capaces de
tragarse un cabrito. ¡Peazo de gañotes tienen las
serpientes!. Sin señalar que está una jartá de feo.
Sé lo que me va a decir que, usted, conoce a más de uno que
ríase del “gañote” de las serpientes. Sea como sea, se lo
guarda para usted, no les ponga nombres y apellidos se nos
vayan a enfadar y todas las culpas, como siempre, para no
perder la costumbre se la echen a servidor. Que en esta
ocasión, por supuesto, es más inocente que un San Sumerio.
El menda, para entendernos e evitar equívocos, se ha
limitado a decir, lo que dijo aquel de que los políticos
tenían que estar preparados para tragarse un sapo nada más
levantarse. O sea que sólo es un decir. Cómo van a tragarse,
cada mañana, un sapo. Y si el sapo cómo en los cuentos es un
príncipe quién es el guapo, por muy político que sea, de
tragarse a un príncipe con corona y todo. NO estoy muy de
acuerdo con la frase. Me tengo que enterar quién fue el qué
la dijo, para mostrarle mi disconformidad con la misma.
Qué hay “príncipe” qué se le puede atragantar a más de un
político. Eso no lo voy a discutir, por la sencilla razón de
que hay príncipes y príncipe. Que de todo tiene que haber en
la viña del señor. Qué quién se va a tragar ese sapo, que no
es sapo, que es príncipe. A servidor que lo registren que
nada tiene que ver con todo eso ni, por supuesto, tragarme
nada que no sean ese par de pastillas, cada mañana, por
prescripción facultativa.
Por cierto, referente a ese par de pastillas, tengo que
decir y digo, que me cuesta un esfuerzo tremendo poder
tragármelas. Ya lo he dicho antes, no tengo buenas
“tragaderas”,¡Dita sean las patatas guisas con fideos
gordos!
Otra ves usted con los mismo. Es usted una jartá de pesado.
Ya sé que conoce usted a unos pocos que tienen unas grandes
“tragaderas”. Pero esa fauna ha existido, existe y existirá
por los siglos de los siglos. Lo que hace falta saber es,
quién o quiénes tienen la facultad y capacidad suficiente
para ponerle el cascabel al gato o a los gatos.
No insista más, hombre, yo también sé de algunos que tienen
unas tragaderas de aquí te quiero ver, y para disimular se
buscan socios que tienen más tragaderas que ellos. De esa
forma, si les atrincan, siempre cabe decir que nada tiene
que ver con ese asunto, que eso es cosa de su socio. Dime
con quién andas y te diré quien eres.
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