La abuela materna de mis hijos,
Librada Coloma, de 82 años, está “pocha”.
Librada, Lita, ha estado junto a mis hijos de manera
inseparable, muchos años. Yo, en mi papel de padre, también
fracasé.
Mi vida personal ha estado muy condicionada por la
profesional, de siempre. Si se pierde la estabilidad
profesional, la personal se va al traste. La una y la otra
son una misma cosa. Dos caras de una misma moneda.
En la magnífica película “Gladiador” se plasma una escena
brillante por su contenido de fondo. Marco Aurelio, al
tiempo que abraza a su hijo Cómodo, le dice:
-Tus defectos como hijo –le señala el César- son mi fracaso
como padre
Yo estuve en otras aventuras, en otras expediciones, fuera
de mi añorada reserva africana, dentro de mi campo
profesional, pero lo hice estando “tocado y hundido”.
Nunca llegué a superar en mi interior del todo la “sorpresa”
de la “operación regalo de Navidad”.
Había entregado en mi “navegar” por las aguas de nuestro
pequeño Estrecho, hasta mi libertad. La misma que me
arrebataron salvajemente desde la Delegación del Gobierno de
Ceuta, un juez reunido con el alcalde y el titular de la
institución; todos ellos “tomando la decisión” en el
organismo de la Plaza de los Reyes.
Los poderes públicos se “aliaron” para meterme en la cárcel
de los Rosales, siendo detenido y encarcelado de forma
ilegal. Corría el año 82 y ya era democracia en la
península.
El barco democrático para Ceuta todavía no había salido
desde Algeciras, dado que estaban temerosos de que con
motivo de las críticas, se pudieran quedar sin el chollo del
monopolio.
Para nada les interesaba escuchar que la travesía más corta
del mundo se pagaba como la más cara. A precio de oro.
Encima, subvencionadas las compañías marítimas con
presupuestos del Estado. ¡Vaya sangría!
Se conculcó abiertamente la independencia de los poderes
ejecutivo y judicial, su necesaria por obligada división, y
aquí el único perjudicado de forma grave y “definitiva”, fue
este “perro con pulgas”.
A aquel juez no le pasó absolutamente nada por tal asunto;
ni por pretender obligarme a revelar mi fuente de
información, faltar al secreto profesional, aunque yo
mintiera de puro miedo, a mi salida de la cárcel, diciendo
que no había sido así.
Ese juez no acabó bien sus días profesionales, pero en
absoluto fue por su actuación para con este periodista. A mi
si que me “incapacitaron” sin necesidad de tener que pasar
por el Tribunal Superior de Justicia. La Justicia pasó
olímpicamente de abrirle un oportuno expediente sancionador.
Ese juez tuvo el aplomo de manifestar en público que me
había metido entre rejas para que reflexionara. Ya me podía
haber enviado, puestos a meditar, al hotel La Muralla, para
ejemplo de los buenos.
Al alcalde, tampoco le ocurrió nada. Al delegado del
Gobierno, harina del mismo costal.
Por el contrario, yo me sentí trastocado y psicológicamente
afectado para los restos por aquella situación injusta por
arbitraria.
Me detuvieron e ingresaron en prisión sin comunicarme el
motivo. Eso es ilegal, qué narices.
No sólo hundieron mi “barco de papel”. Hundieron a toda una
familia. Hundieron, asimismo, la oportunidad más contrastada
de todo un proyecto de independencia, de pluralidad, y de
servicio vocacional y decida apuesta por la gente necesitada
de ser escuchados para exponer sus cotidianos problemas.
Fueran los mismos de gran importancia o pequeños. Si alguien
venía al “barco de papel” con una inquietud, siempre tuvo
oportunidad de contar a la opinión pública ceutí aquello que
le preocupaba. Si estaba afectado por alguna cuestión, su
historia, personal o no, tenía que ser contada para
convertirla en un problema común, compartido.
Si alguien narra algo al periodista, normalmente es por
alguna razón que le supera en sus propias motivaciones. Es
la necesidad que tenemos todos de compartir con los demás
nuestros sinsabores.
Para mí siempre fueron interesantes los grandes y los
pequeños detalles de las vidas y circunstancias de los
ciudadanos ceutíes, destinatarios en definitiva, de la
labor, la función, del profesional de la información. Cuando
mi querido padre Joaquín me visitó en la cárcel recuerdo
que, con lágrimas en los ojos, me inquirió a través de los
orificios del cristal-mampara por la que comunicaba conmigo:
¡Hijo!: ¿vale la pena?
Como si el ayer fuera hoy, recuerdo cuál fue mi respuesta:
-¡Padre!, ya verás como en Ceuta la democracia irá cogiendo
“cuerpo”. Dame más tiempo; sigue permitiéndome capitanear tu
“barco de papel”, como hasta ahora. Por todo esto que está
pasando, no me quites el timón, aún no. Sigue concediéndome
tu máxima confianza. Ceuta también tiene que llegar a ser, a
convertirse, en una ciudad democrática como el resto de
ciudades españolas. Que Ceuta sea también democrática no
debe ser un ideal, sino una normalidad.
Desde que mi querido padre fue a la cárcel a verme, siendo
aparentemente el mismo, ya nunca jamás volvería a ser como
era antes de mi ingreso en prisión.
Los rosales clavaron sus espinas en el corazón de mi querido
progenitor, mi querido padre Joaquín. Los rosales perfumados
me confundieron con sus aromas embriagadores.
No me permitieron “oler” otras “pistas” que irían
apareciendo en el ambiente, de manera sutil. Las espinas
serían con el devenir como puñaladas por la espalda,
traicioneras. Como esas que acabaron con la vida del gran
Julio César.
Esa manifiesta debilidad de mi querido padre Joaquín, fue
debidamente aprovechada por los “cazadores” furtivos de la
jungla.
Se prepararon redes y colocaron trampas a lo largo y ancho
de los senderos. Era cuestión de tiempo. La caza estaba
madurada. “Alea iacta est”.
A los que tienen dinero les sobra la calderilla que llevan
en sus bolsillos sin fondo, más la paciencia suficiente y
necesaria para “abatir” a la presa seleccionada en la
temporada mayor por los expertos “depredadores”.
Dinero y paciencia. ¡Todo un lujo!
El segundo caballo de Troya utilizado se retira.
¿Al Retiro de Madrid? ¿Al desierto del Sáhara? ¿Vecino,
pues?
Es de desear que no se vaya de ronda porque las rondas son
malas y se acaba por llorar.
Que con la familia del “hombre santo” Antonio López
Sánchez-Prado no se haya tenido ningún tipo de ayuda
económica, es del todo lamentable por penoso.
Mucha calle equivocada, mucha escultura de cuerpo entero,
mucho congreso de periodismo, o lo que sea, mucha estampita,
pero…de ayudar a su familia con dinero sonante y contante de
ese que permite comer, eso sería un derroche. ¡Qué pueblo el
mío! Que no se sea solidario con la víctima de la “mirada
hacía otro lado”, Francisco Silva, es no menos gratificante.
¡Pobre hombre! ¡Es tan buena gente!
Que con mi familia, la familia Ferrer Peña, se haya abusado
hasta la saciedad, es de juzgado de guardia, con el dinero
suficiente para aclarar lo que está más oscuro que la luz
cegadora.
Pero, para alguien que tan sólo estuvo en Ceuta en su
calidad de delegado de Comercio, y se le cesó y se le
suspendió de empleo y sueldo durante un año, por avisar, por
advertirnos a los ceutíes, que la entrada de España en la
Comunidad Económica Europea, iba a suponer un duro revés
económico; así como la anunciada apertura de la Verja de
Gibraltar, con la aparición en el horizonte de un competidor
mejor situado que nosotros estratégica y geográficamente,
una especie de puntilla definitiva al monocultivo comercial
del bazar, de los paraguas y de las bolas de queso…es,
asimismo, de una falta de conciencia tal que me duele porque
ya, a estas alturas de mi vida, lo único que me quedan son
sentimientos encontrados. Amor y odio.
Ahora, la mayoría son de odio. Enorme odio por el daño
recibido. Odio a este pueblo mío con todas mis fuerzas.
Ojalá que los ceutíes de pro la amen proporcionalmente tanto
como a mi me produce desencanto.
¿Quién cesó al valiente Antonio Ferrandis? ¿Quizás fue
usted, amable lector? ¿Es qué no fue nadie? ¿A ver si va a
resultar al final que fue este “mono guapo”?
¿Es qué este pueblo (¿) ha perdido su memoria? ¿Es qué cosas
como éstas y tantas otras pueden ocurrir tan alegremente?
Antonio Ferrandis, se quedó sin sueldo, sin empleo, sin
poder darle de comer a sus hijos, por “alertarnos” a los
ceutíes de un cambio en el panorama internacional con graves
consecuencias para el comercio de la ciudad.
Dicen que el que advierte no es traidor. Lo que parece una
gran virtud, en Ceuta lo convertimos en un gran defecto.
Y a quien ha ido por la vida como ha ido, se le encumbra
hasta la Clase-C.
Todo un lujo que intervino descaradamente como uno de los
participantes en el entresijo- tramado-entramado de la
“operación regalo de Navidad”.
Antes del “regalo” probaron “suerte” en Hadú.
Las casualidades no existirán pero los técnicos de Barcelona
para montar medios de comunicación se pusieron en contacto
“puntual” y “precisamente” con el segundo caballo de Troya.
Se realizó, ese contacto de compras de máquinas para montar
un periódico al que aludo de forma concreta, con la Casa
Rodolfo Fuhrmann, empresa sita en la calle Brusi 20, de la
capital de Cataluña.
Aquel que definió, de forma pública, mi periodismo
arriesgado, independiente, crítico, plural, comprometido con
el pueblo sencillo, como de: TERRORISMO MORAL.
Ahí queda eso dicho como si tal cosa. Soy, pues, un
terrorista moral.
Encima, con mi mala fortuna, de que con este dominguero
nadie, ningún presidente del gobierno, ha iniciado nunca
ningún tipo de “proceso”.
Aquel que mantuvo conmigo una discusión porque era de la
opinión de que Ceuta solamente podía ser autonomía como
parte integrante de Andalucía.
Para este “mudo” no existía más posibilidad que la apuntada.
De esa otra posibilidad, nada de nada.
De ser Ceuta comunidad autónoma per se, ni que hablar de
ello.
Yo perdí oportunidad desaprovechada en la Plaza de Africa,
cuando el líder de la Oposición estuvo en la misma hablando
de todo, menos de ese deseado boicot al grupito.
El gili-político-“rubio” tampoco supo aprovechar la ocasión
en ese pleno para decir lo que no podría por eso de tener la
nariz “tapada” por esas pinzas de tender la ropa. La lengua
la tendría “mojada” por la saliva tragada ante tanto que
“tragar”. Pobrecito.
El caballo de Troya pudo pasar a “escena”, sin oposición
alguna, sin nada que objetar por el respetable público.
Lo que son las cosas. Y habrá estado donde ha estado, tan
ricamente, tan tranquilamente.
¡Cuánto daño me han hecho los que todavía van de lo que van!
En su despedida nada dice, qué mala sombra, sobre su final
situación de retirada de la “vida mundana” y sus múltiples
intervenciones intervenidas.
Seguramente que habrá quedado como se merece tan alto
servidor de servidores.
Las penurias para el terrorista, no te fastidia.
¡Terrorismo moral!
He vuelto a escribir. ¡Albricias! Escribo, además, en un
periódico, cuya cabecera me produce tanto respeto, pese a
todo, que no soy capaz de unirme, aunque fuera desde otra
tribuna, al coro de magistral interpretación en sus cándidos
cánticos de loas de los del símbolo del Hacho; aún mis muy
precarias y difíciles circunstancias personales respecto al
modus vivendi.
Si tengo que volver a la calle del despido, este humilde y
modesto colaborador, lo hará en la tranquilidad de
conciencia de que cuando volvió a tener oportunidad de
expresión en esta su tierra, para bien o para mal, fue otra
vez para, de nuevo, ponerse al servicio de la gente que
espera de este periodista independiente, al menos, un poco
de aire fresco.
Lo ideal sería el acondicionado con el calor apretando de lo
lindo, pero mientras los demócratas no terminen de
comprender lo que no les interesa entender, aportaré con mi
vieja pluma, lo que pueda poner de mi parte.
Un poco de crítica, cariño, mucho sentimiento sincero,
profundo, y auténtico, en este espacio semanal de sosegado
encuentro en el que salimos a pasear con el entrañable 600
dominguero.
La abuela de mis hijos, mi ex suegra, es la viuda de Manuel
Amador Bracho, comerciante de la ciudad, que en paz
descanse. Hermano de la mejor pluma costumbrista ceutí,
Joaquín Amador, Quinin; uno de mis más brillantes
colaboradores en su día del “barco de papel”. Que la paz sea
también con el entrañable Quinin, por supuesto.
Enfermedades puñeteras llaman a mi puerta. En uno de los
artículos anteriores “pedí” a mi querido padre Joaquín su
intervención por si “mediaba” ante el Ser Único y Universal
por si quería “llevarme” con él.
Con mi carácter de Sagitario las bromas forman parte de mi
personalidad. Me paso el día gastando bromas; algunas
reconozco que son pesadas. Con todo, si alguien no me las
acepta como tal, es que le pongo la cruz para los restos. Se
me queda atravesado y no le vuelvo a perdonar su falta de
comprensión para con mi desarrollado sentido del humor. Es
mi forma de ser y carácter egoísta.
Cuando escribí lo anterior, no estaba de bromas. Fue en
serio. Ahora bien, que sea, por así decirlo, de “una vez”.
No con malos rollos molestos.
Que si ácido úrico. Que si descalcificación con salidas de
espolones. Que si reuma…
Me duelen mis nuevos males que me han dado la cara a un
mismo tiempo. Con unanimidad de acuerdo.
Más me duele la pregunta de mi inseparable compañera que me
pregunta qué es lo que han querido decirme en la Seguridad
Social con eso de que soy un “prestatario sin recursos
económicos”.
Me duele mi condición de “perro con pulgas”; tanto como que
los vividores de mi selva imaginaria sean millonarios con un
estilo de vida insultante dado que han hecho de la
democracia local su jungla particular.
Pero, contrariamente a uno, caminan por los senderos con el
mayor de los cinismos pretendiendo engañar a los bobos.
Esperan que nos creamos que esta “tierra de ellos” no es una
reserva particular, sino una “isla paradisíaca”.
Por lo visto son de la opinión de que los piratas sólo viven
en el Caribe.
O en la Isla del Perejil, me permito añadir.
En compañía de las cabras y, de tarde en tarde, de la
tontita, ya quisiera uno ser la mitad de tontito, de TVE,
Carmen Sevilla, que lleva a pastar hasta allí a sus
borreguitos blancos y adorables.
Con tal reparto de personajes ilustres en el escenario de la
isla solitaria, no es de extrañar que la guerra entre España
y Marruecos, estuviese a punto de estallar por culpa de que
llegó a faltar un poco de perejil con la que acompañar los
platos de las comidas del mediodía en su dieta tradicional
típicamente mediterránea.
Algo tan insignificante desde el punto de vista del erudito
hombre Neardental, sin llegar a ser el Homo Sapiens, fue la
chispa, el detonante, la gota que colmó el vaso de la
paciencia, estando el conflicto bélico a punto de
producirse, entre países que aparte de vecinos, tendrían que
ser en su realidad verdaderos hermanos. (pasa a la pagina
siguiente)
Lo que en la práctica no ocurre, ni de lejos.
Se desató, pues, la tensión contenida por acumulada, y ahí
sigue la pobre isla sin que nadie sepa a ciencia cierta
todavía si es de España, de Marruecos, de Carmen Sevilla, de
las cabras, o del perejil de San Pancracio.
Vamos, que habrá que consultar con los oráculos.
Por supuesto que los piratas no están excesivamente
preocupados por pasar allí mucho tiempo.
Como ocurre con los pobres negros en Ceuta. Sólo quieren
estar aquí el tiempo necesario y suficiente para saltar a
otros lugares de acogida. De nuestra reserva quieren salir
corriendo. Parece que están hasta las mismas narices de
seguir pisando territorio africano, que no comanche como se
creen los de la izquierda ceutí venida a su raquítica
expresión de tandem, o de duo dinámico.
El justo y necesario para hacer la digestión es el tiempo
que quieren permanecer en la isla los piratas. Su territorio
de saqueo no se encuentra precisamente en la isla despoblada
de tesoros incluso antes de que las ballenas desaparecieran
de aquel hermoso paraje que se pierde, para su desgracia, la
Mujer Muerta.
Ahora Muerta; antes Dormida. En cualquiera de los dos casos,
ausente en su contemplación del maravilloso entorno.
Puede que esa “Mujer” antes de dormirse, antes de morir, sí
que contemplara con cierto entusiasmo a las ballenas que
“pasearan” por allí enamoradas a la luz de la luna llena.
Pudo costar otra maldita guerra y nadie ha sido para definir
todavía el posible uso del islote.
Sería precioso organizar excursiones turísticas. Pienso que
sería un buen reclamo de explotación para los ceutíes. El
bonito barco “El Desnarigado” podría desarrollar un circuito
de paseo y visita a la espléndida isla.
De no ser viable desarrollar ningún tipo de actividad, que
se la den a Marruecos y tan tranquilamente.
Lo que es del todo estúpido es que España tenga que estar
obligada a vigilar las 24 horas una piedra que no le sirve
ni para el mechero.
O le damos los españoles algún uso o que, por lo menos, se
dicten unas normas que obligen a los piratas a pasar más
tiempo en la misma haciendo dieta obligada a base de
perejil.
Que todo no va a ser pasarse los días y las noches, de forma
ininterrumpida, cuales farmacias de guardia, saqueando.
Este “mono guapo” no puede tomar en adelante ni carnes rojas
(¡las comunistas!), ni alcohol, ni tomate, ni mariscos (¿qué
es eso?), ni embutidos (¡te echo tanto de menos
salchichón!), ni…frutos secos (¡cómo añoro comer pipas
saladas!).
Ni en las radiografías que me han realizado, ni en los
análisis de sangre practicados, me aparecen,
sorprendentemente, nada sobre saqueos, ni expolios, ni de
haber usado convenientemente “el barco de papel” para un
enriquecimiento personal, cuando tuve oportunidad.
Duele tener una vida interior triste por amargada.
Duele, mucho más, que los nuevos ricos, muchos de ellos, lo
hayan hecho sobre comportamientos y actitudes que no
superarían la prueba del algodón.
Duele, sobre todo, la incomprensión de un pueblo.
Duele, ya lo creo, que los ceutíes de pro, los que tanto
aman a esta selva de miniatura, no expidan unos certificados
en los que plasmaran su voluntad de ser enterrados en Ceuta.
Mucho ceutismo por sus bocas llenas de pingües beneficios,
pero a la hora de darle la patada al balón de la Agrupación,
son los primeros en chutar fuera de la ciudad.
Duele, me duele tanto, la mirada silenciosa de mis más
cercanos familiares, a los que conduje en mí navegar
ilusionado contra los acantilados, sin que lo pretendiera.
Ese no fue mi propósito, aunque se me advirtiera por activa
y pasiva.
¿Cómo puedo pedir perdón a mis hermanos? ¿Y a mis hijos?
¿Cómo puedo decirles, sin que se enteren, a mis hermanos y a
mis hijos que si volviera a nacer repetiría el mismo error?
Tomaría la misma carta de navegación. El mismo rumbo. Sin
necesidad de que nadie me lo pidiese.
Ni he aprendido, ni quiero aprender a vivir sin dignidad
profesional, sin principios éticos. Mejor, estar deprimido,
caminar desconfiado con mis “pulgas”, pero ir con la cabeza
alta, bien arriba, por encima de tanto hijo de “chupador”
como pululan mariposeando siempre detrás del rico néctar.
Pero, ¿quién se queda aquí? Se me olvidaba: las palomas y
las gaviotas, que tampoco andan escasas.
También, se me iba de la cabeza llena de pajaritos, qué
remedio, entre tanto ganado existe un ceutí al que aprecio,
el cual en sus tiendas, San Pablo, exhibe unas enormes fotos
de Ceuta con las siguientes leyendas:
- “Ceuta es mi tierra; aquí nací, aquí quisiera morir”. “Es
un orgullo ser de Ceuta. Vivir aquí es un placer”.
Es como si quisieran que los cazadores legales no estuvieran
reunidos en un mismo “coto de
caza-entretenimiento-distracción”, sin hacer daño a nadie.
La Sociedad de Tiro de Ceuta, después de 50 años de
existencia, dejó de funcionar el pasado mes de abril. Pero,
¿por qué?
El próximo domingo si ustedes tienen a bien acompañarme, y
si Dios así lo quiere también, tendré la oportunidad de
desarrollar este tema que me apasiona en especial porque
trata de un asunto muy en línea con mi reserva africana.
La Sociedad de Tiro de Ceuta está clausurada. Sólo se
“permite” la caza furtiva…
Pero no seré yo quien lo advierta. A Ferrandis se le dejó
sin comer por avisar. Conmigo no sé qué podrían volver a
hacerme los ceutíes de pro y de proa enfilada por afilada.
Por cierto, y como punto y final, me llega una noticia
alarmante por preocupante, de confirmarse los extremos en la
que la conozco, sobre que en el colegio de las Puertas del
Campo, Mare Nostrum, ha existido algún tipo de “amenaza” por
parte de las gaviotas.
Quiero contrastar la noticia y me voy hasta el centro
docente de Primaria, niños hasta la edad de 11 años, y
entrevisto a la Jefa de Estudios, Ana Beltrán García, quien
me cuenta lo siguiente:
- Un día esporádico, –narra a El Pueblo la profesora Ana
Beltrán-, aislado, las gaviotas que se sitúan normalmente en
lo alto de un tejado por encima del patio de recreo, se
lanzaron hacía los bocadillos de los niños que los habían
depositado en el suelo en un mismo lugar. En ese momento
–añade la Jefa de Estudios del Mare Nostrum- no había ningún
niño que pudiera correr ningún tipo de riesgo dado que se
encontraban haciendo gimnasia en otra parte del patio. Se ha
hablado con los niños en el sentido de que tengan cuidado de
no dejar los bocadillos al alcance de las gaviotas.
Asimismo, -finaliza la profesora Ana Beltrán- el centro ha
dispuesto de un recipiente que se colocó en el patio de
recreo al objeto de que los niños depositen en el mismo sus
bocadillos.
Y no se trata de una broma de Sagitario. Ni de una escena
extrapolada de la película de suspense “Los Pájaros” de
Alfred Hitchcock, que se hubiera rodado en Ceuta sin que los
ceutíes nos hubiéramos enterado de la filmación.
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