Empecemos con la “carta dura”, la
enviada a las autoridades por los yihadistas repartidos por
casi todas las cárceles de Marruecos… a excepción de la de
Fez. En la misma, además de sostenerse en sus tesis plantean
una treintena de cuestiones: desde la clarificación del
término de terrorismo a la ácida crítica sobre los
festivales de música que, por estas fechas, ponen una nota
de alegría y color en el país, además de proyectar su imagen
internacional. Tampoco faltan alusiones a la “resistencia”
(sic) en Iraq y Palestina, así como el tajante rechazo a la
presencia de bases militares occidentales (fundamentalmente
norteamericanas) “en tierras del Islam” (sic), en lo que
constituye una amenaza a la eventual instalación de una base
del ejército de los Estados Unidos en el Reino de Marruecos.
Por otro lado y como comentamos ayer estaba el polo formado
por Hassan Kettani, Mohamed Fizazi y Abou Hafs, que podrían
estar negociando una salida y, de paso, intentando
reconducir a un sector de los irreductibles (en la práctica
el resto de los presos) hacia sus tesis de reconciliación
con el antiguo enemigo, el régimen marroquí del Makhzen. Si
nadie pone en duda el carisma de estos hombres cuyo
pensamiento actual (me refiero a Kettani y Fizazi,
fundamentalmente) ha evolucionado hacia posturas menos
irredentistas, no es menos cierto que no parecen estar
encontrando mucho eco entre sus antiguos correligionarios.
Cabe dentro de lo posible que tanto Kettani como Fizazi
pudieran beneficiarse a medio plazo de una liberación
pactada, si bien el contexto actual (nacional e
internacional) no ayuda precisamente a ello. Caso particular
es el que presenta Mohamed Rafiki, alias “Abou Hafs”, quien
en los últimos tiempos ha tomado la pluma para escribir
cartas a las autoridades, alguna de ellas abierta,
intentando tres cosas: un diálogo de igual a igual, la
explicación de sus tesis y la “lógica” de su puesta en
libertad.
Veamos: en primer lugar Mohamed Rafiki, antiguo imám bien
conocido en Fez y condenado a treinta años de prisión tras
los atentados del 16 de mayo de 2003 en Casablanca, intenta
entablar un “diálogo teológico” con el cuerpo de Ulemas del
Reino, reconociéndolos previamente como “maestros” a la vez
que los emplaza a “un dialogo sobre cualquier tema y sin
restricciones”. Quizás el punto más señalado es la asunción
de “errores” en sus tiempos de predicador, “inflamado sin
duda por el fuego de la juventud”, si bien en ningún momento
que yo sepa ha retirado una dura acusación, cuando lanzó
estas envenenadas palabras: “Muchos indicios nos indican que
son los servicios secretos (marroquíes) los que están detrás
de estos atentados”.
¿Qué lecturas podemos sacar de estos últimos
acontecimientos?. Yo creo que varias. Por un lado y en
líneas generales, el abandono por el colectivo preso de las
huelgas de hambre que -al contrario que en España tras la
burla del etarra De Juana Chaos- no han obtenido el éxito
esperado, pese al apoyo mediático recibido: el Reino de
Marruecos se ha mantenido firme y no ha cedido. Por otro, el
debilitamiento entre las filas del “salafismo yihadista” al
abandonarlas algunos de sus líderes más carismáticos. Ya lo
advirtió Julio César en su Guerra de las Galias: “divide y
vencerás”.
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