Decidido y conocido el equipo de
gobierno, sólo queda esperar a ver cuál es la repuesta que
da, cada uno de ellos, en el área encomendada. Los que están
atentos a cualquier movimiento que realicen para atacarlos,
que de todo tiene que haber en la viña del señor, tendrán la
delicadeza, digo yo, de darles esos cien días que se suelen
conceder a todos los políticos, para poder juzgar sus
actuaciones.
Sé que para algunos va a resultar algo difícil esperar esos
cien días, porque ya ha sido advertidos de cual debe ser la
línea a seguir con determinados cargos, a los de una forma
rápida hay que encontrarles el mayor número de fallos en el
desempeño de sus funciones. De ahí el nerviosismo de quienes
han recibido la orden del amo, de empezar a actuar de prisa
y corriendo. Malas consejeras son las prisas.
El amo tiene prisa en cobrarse. de algunos de los cargos
anteriores, hoy cambiados de ubicación, lo que él considera
una deuda, una traición y un menosprecio hacia una persona
de su categoría ¿Y cuál es la categoría de este personajillo
del tres al cuarto?. Carece por completo de la más ínfima de
las categorías y, además, aún lleva el aro del cubo pegado
en el culo. Ahora, eso sí, exige que todo el que está a sus
ordenes anteponga en don antes de decir su nombre. El pobre
mío aún no se ha enterado que le único que tiene el don, es
el don del algodón.
Es lo que tienen todos estos personajillos, cuando se
encuentran con cuatro euros de más en sus bolsillos, se
vuelven altaneros y tienen el convencimiento de que, gracias
a esos cuatro euros, se han convertidos en personajes
importante de la sociedad en la que viven. El amo que ha
dado la orden, es uno de esa clase de personajes.
Se están equivocando todos aquellos que ante la orden dada,
por el amo, no se lo han pensado dos veces y han empezado
atacando sin ton ni son. Vamos, para enterarnos todos, no
tienen ni… idea del trabajo que están haciendo porque, al
final, habrán metido la patita hasta el corvejón. Y,
después, cuando el amo cambie de idea, que va a cambiar, les
dejará como en tantas ocasiones con el trasero al aire. Cosa
que al gran personaje le trae sin cuidado. Él va a lo suyo,
sin importarle nada lo que les pueda pasar a quienes les ha
dado las órdenes oportunas. Así es la vida y, así se escribe
la historia del amo y sus fieles servidores.
Se van a equivocar, el amo el primero, porque no han sabido
valorar al personaje al que hay que acabar con él y por el
que se han lanzado con toda su artillería, en cuanto el amo
ha dicho “fuego”, sin tener en cuenta que el resultado puede
ser, la retirada del amo al frente de si ejercito,
dejándolos a su suerte ante el enemigo.
Cuando se decide atacar a alguien, lo primero que se tiene
que hacer, aunque sea un mandato del amo, ver cuáles son las
fuerzas con las que cuenta el posible enemigo, y si seremos
capaces de derrotarlos con nuestros, a veces, caducos
armamentos.
Entrar en una guerra para salir huyendo, a las primeras de
cambio, con el rabo entre las piernas no merece el más
mínimo de los esfuerzos. Has el amor ,no hagas la guerra.
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