Las vivencias, los recuerdos y las memorias son el mejor de
los patrimonios de una persona que se encuentra cerca de su
ocaso. Y precisamente eso compartieron 96 antiguos soldados
indígenas pertenecientes a las fuerzas de Regulares en
distintas etapas de la historia que fueron traídos por la
Comandancia General de Ceuta para celebrar el XCVI
aniversario de la creación en 1911 de estas fuerzas en la
ciudad de Melilla.
La colaboración de la Hermandad de Regulares fue fundamental
para traer a este numeroso colectivo de ciudadanos
marroquíes que se encuentra residiendo en diversos puntos
del país vecino. Estos pasaron el día de ayer en las
instalaciones del acuartelamiento ‘González Tablas’ para
tomar parte luego en la celebración del aniversario de
creación de las fuerzas. A su llegada a la instalación,
estos fueron recibidos por el Comandante General de Ceuta,
Enrique Vidal de Loño.
Sin duda la forma de ser y la vitalidad de Mohamed Abselam
Arre´lah encarna a la perfección el espiritu de un soldado
de las fuerzas regulares españolas. Él, marroquí de
nacimiento, se alistó en Regulares en 1946 y se mantuvo allí
durante tres años hasta incorporarse en 1949 a la Escuela de
Franco. Desde entonces cumplió un total de trece años al
servicio del ejército español y de nuestra patria de la que
guarda muy buenos recuerdos: “Para mí los españoles son como
mis hermanos porque nunca ninguno me ha hecho nada malo ni
ha hablado mal de mí. Siempre me han tratado bien tanto los
mayores como los pequeños”.
La relación con España de este veterano ‘regular’ aún
perdura ya que según confiesa dos de sus hijos viven
actualmente en Gerona.
Como él, a la mente de otros ‘hermanos’ regulares vienen
gratos recuerdos al pisar suelo ceutí y el acuartelamiento
‘González Tablas’. Es el caso de Abdeselam El Hilali que
sirvió en las fuerzas indígenas en Ceuta desde 1953 hasta
1956 y no volvió a pisar la ciudad desde entonces. “Llegar a
Ceuta me trae muy gratos recuerdos. Estoy encantado de haber
venido a participar en los actos del aniversario e intentaré
volver en años venideros si me invitan y si la salud no me
lo impide”.
Un ejemplo de servicio en los Regulares es el de Ben Alí
Mohamed, al que no duda en reconocer que le pesan los años,
y que desde 1946 permaneció 17 años en Ceuta sirviendo en
este cuerpo. El contacto con los compañeros es dificil: “A
estas edades ya quedan pocos con vida”, recuerda “pero las
memorias están intactas”.
La vida tras la jubilación es difícil y sobre todo en el
reino de Marruecos. El Estado español garantizó unas
pensiones para todos ellos aunque más de uno confiesa que no
le llega.
Fueron tiempos espinosos aquellos que rodearon a la Guerra
Civil española y en la que muchos de estos veteranos se
alistaron. Mohamed recordó que le tocó vivir un periodo muy
duro: “Subsistir en aquella época era muy difícil. Había que
buscarse la vida de una manera digna para sobrevivir y los
Regulares me dieron mucho. Estoy muy agradecido a Dios por
estar vivo aún”.
Después, con una buena taza de té verde en la mano este
numeroso grupo comenzó a compartir recuerdos, dulces o
amargos de su época en los Regulares sirviendo con honor a
un país que no era el suyo.
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