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OPINIÓN - SÁBADO, 30 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

Las cartas de los “yihadistas” (I)
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

Ya en alguna ocasión (22 de mayo) abordé la nueva política de las autoridades religiosas marroquíes y el impulso que están dando a una correcta interpretación, semántica y contextualizada, de oscuros versos del Sagrado Corán. En esta encomiable dirección (de cuya imperiosa necesidad escribía en la primavera de 2.002) se inscribe el debate de Casablanca el pasado 18 de mayo, en el que unos mil miembros convocados por el Consejo Superior de Ulemas de Marruecos debatieron en profundidad sobre “La norma jurídico-religiosa a propósito de las tesis y alegaciones terroristas”, en la que los asistentes dieron una vuelta de tuerca a los planteamientos de un salafismo yihadista que, por si fuera poco, ataca directamente la línea de flotación ideológica de la legitimidad política del Reino, pues como argumentan “los emires de la sangre” remitiéndose a la tradición y la más rancia ortodoxia en una de las cartas elevadas a las autoridades marroquíes, “Los Ulemas del Sultán” (sic) “…. han admitido la monarquía hereditaria, cuando en el Islam no hay una línea sobre la forma de gobierno”.

La idea de los presos islamistas en las cárceles de Marruecos es, después de abandonar la línea de enfrentamiento con las huelgas de hambre, seguir echándole un pulso al Estado en el plano teórico, intentando -al igual que la banda terrorista ETA en España- convertirse en interlocutores de igual a igual. Pero en el Reino de Marruecos si bien la figura del Presidente Zapatero es altamente valorada y tenida en estima -de puertas para afuera-, no parece que exista nadie lo suficientemente lelo como para seguir la insensata trayectoria del político español. Si bien ha habido varios intentos de aproximación al colectivo de presos “yihadistas” -siempre con mucho tiento- , en ningún momento ha llegado a plantearse nada que puede merecer el calificativo de diálogo “con unos vulgares criminales”, según se ha insistido siempre desde medios oficiales. Por otra parte, parece necesario señalar las diferentes “sensibilidades” que se esconden tras los muros de las cárceles y que, a mi juicio, podemos esquematizar en dos:

Estaría por un lado la “línea dura”, dominante entre la mayoría del colectivo encerrado en las prisiones de Salé, Ain Borja (Casablanca), El Jadida, Ouchaka, Agadir, Oujda, Mekinés y Tánger. En general, gente intelectualmente poco solvente e intransigente en sus tesis, como el dúo Abdelkrim Chadli y Omar Haddouchi por poner un ejemplo.

En la segunda línea, a su vez escindida, tenemos a los “pesos pesados” del salafismo yihadista, actualmente “revisionistas” con su personal pasado: Hassan Kettani y Mohamed Fizazi por un lado y, por otro, al famoso prisionero de Fez: Mohamed Rafiki, alias “Abou Hafs”. Personajes que, por su formación y trayectoria, merecen para sí unas cuantas líneas. Unos y otros han remitido recientemente varias cartas a las máximas autoridades marroquíes, ciertamente con planteamientos divergentes pero que pueden entenderse en un contexto de réplica o acatamiento a las altas directrices marcadas por el Consejo Superior de Ulemas del Reino ante el preocupante e insidioso fenómeno del terrorismo islamista, como veremos mañana.
 

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