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OPINIÓN - SÁBADO, 30 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / PERSONAL Y TRANSFERIBLE

“De lo dicho al hecho…”
 


Domingo Ramos
domingoramos@elpueblodeceuta.com

 

Esto de las elecciones cada día tiene más mosqueado al personal. Nada más darse una vuelta por los últimos resultados de los Referedums a los Parlamentos de Cataluña y de Andalucía, por poner unos ejemplos, vemos como el electorado no ha superado, en ninguno de los dos casos, el treinta por ciento de votantes, o sea, que los Estatutos de estas dos autonomías han sido aprobados con la abstención de mas del setenta por ciento de los censos, si se cuentan los votos nulos o en blanco. Y para que hablar del referéndum de aprobación del Estatuto Europeo que, a pesar de contar con el apoyo de la mayoría de los partidos políticos, no llegó a alcanzar el 42 % de participación del electorado. Y es que, señores, el ciudadano ya está harto de promesas tales como que se va a proceder a la mejora de la sanidad, de la enseñanza, de la política de empleo, de la igualdad de la mujer en el trabajo, de acceso a la vivienda, de total transparencia de la gestión, de un urbanismo controlado, etc. cuando, en realidad, vemos como permanecen las listas de espera, la falta de guarderías y residencias de mayores, el incremento, aun en menor escala que antes, del paro, el aumento del precio de las viviendas y, a los que ya las tienen, del importe de sus hipotecas, … Y, por contra, vemos como muchos de estos cargos “elegidos”, lo primero que promueven es la subida de sus emolumentos, si no directamente si a través de consignaciones por pertenecer a tal o cual comisión o del ejercicio de presidencias de Justicia, de Hacienda, de Defensa, de Enseñanza, etc. etc. de que son objeto, por ejemplo, los parlamentarios nacionales.

Como botón de muestra, hemos visto últimamente al Presidente dimisionado de la Junta de Extremadura a quien, antes de presentar su renuncia al cargo, le aprobó su Parlamento, según hemos podido conocer por noticias de esas que emanan de las tertulias radiofónicas y televisivas tan habituales en estos medios, una pensión vitalicia de más de ciento veinte mil euros, o sea, para entendernos, cerca de un millón setecientas mil pesetas mensuales, sin contar otras bagatelas que, seguro, le habrán sido concedidas: coche, chófer, secretario, despacho, etc. U, otro ejemplo más numeroso, la concesión de una pensión vitalicia en su tope máximo (unas 445.000 ptas. mensuales) a cuantos han sido parlamentarios, Diputados o Senadores, por el mero hecho de haber pertenecido a las Cámaras aun cuando hubiera sido una sola legislatura (cuatro años), lo que a cualquier hijo de vecino le supone tener que haber cotizado durante treinta y cinco años, cuando menos, para obtener una pensión de tal índole y siempre que hubiera cotizado por el grupo primero del Régimen General de la Seguridad Social. Luego nos vienen con los discursos de que “el pueblo ha depositado en nosotros su confianza” y no cabe por menos que preguntarse: ¿el 30% del electorado es el pueblo?. De qué clase de confianza son depositarios aquellos concejales, alcaldes, presidentes de comunidades, senadores, diputados, ministros y presidentes del gobierno, cuando no disponen de más del 70 % del voto de sus conciudadanos. ¿No les puede llevar esto a pensar que la causa del rechazo de los electores es el que optan por la postura mas cómoda de la abstención para mostrar su desencanto antes que prestar su apoyo a quienes no llevan a la práctica cuantas propuestas prometen durante la campaña electoral?. Total que “de lo dicho al hecho…”
 

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