¡Uh! ¿Hay alguien ahí? Pues que se
ponga las gafas de ver de cerca, caso de ser añoso, o se
restriegue la legañilla vil en el resto de los supuestos
¿Qué me encuentran hoy llena de energías? Será porque me he
metido entre pecho y espalda, no un suculento plato de
cuscus, sino una abominable ensalada de canónigos, con
tomate, por aquello de los licopenos, espárragos drenantes,
lechuga insípida y un té viudo. Ese mejunje saludable y
sosaina más dos arkocápsulas de fucus para no desmayarme si
paso junto a una confitería. De hecho, si ustedes cometen la
abominable crueldad de restar méritos a mis ímprobos
esfuerzos por mantenerme en la talla 36 es que son unos
fachas.
¿Por qué me muestran la sinhueso acompañando la mueca
burlona con un ordinario corte de manga? ¿Qué soy una
retrógrada histórica porque, el fascismo, no existe? Vale.
Lo sé. Quitando la telarañosa dictadura cubana y al majarón
de Corea del Norte, ambos exponentes del fasciomarxismo y,
lógicamente, las dictaduras tercermundistas, cuyos
gobernantes no son fascistas, sino simplemente unos golfos,
no queda en el Universo un facha que llevarse al pico y que
nos entretenga con su marcialidad, correajes y sentidas
alocuciones acerca de que, el término fascista deriva de la
figura del dictador romano que se hacía acompañar por los
lictores que portaban “fasces” de varas y la cabeza de la
Segur, como símbolo del extremo poder punitivo. Pero lo de
“facha” en plan descalificación fue un término acuñado hace
treinta años por los rojos, para denominar a los miles de
españoles que desfilaron en silencio ante el féretro del
Caudillo, o al millón de criaturas que se reunía cada 20-N
en la Plaza de Oriente, no por escuchar las cursiladas de
Blas Piñar, sino por oponerse y porculear. ¿Qué a quienes se
oponían los del brazo en alto?. Pues a todo. Yo he asistido
y allí lo que se palpaba era que, las señoronas del barrio
de Serrano, los ex combatientes, la juventud de Fuerza
Joven, los muchachotes de Fuerza Nueva, los Falangistas y la
Biblia en pasta eran unos auténticos anarcofachas y unos
jodidos adelantados a su tiempo, porque estaban luchando por
mantener una Memoria Histórica que está y es. Eran
opositores. Y oponerse siempre ha sido un saludable
ejercicio de agilidad mental e inquietud espiritual. Además
de divertido a tope.
Eran otros tiempos.La plaza de Oriente se convertía en un
hervidero y la noche anterior, cientos de jóvenes con
antorchas habían marchado hasta el Valle de los Caídos. Los
1 de mayo, por el contrario, se festejaban con jornaleros
llevados en autobuses a las capitales y con una marea roja
de hoces y martillos que acojonaba en serio. Será que bajo
la hoz y el martillo el padrecito Stalin, el mayor asesino
genocida de todos los tiempos, había sembrado Rusia de
millones de cadáveres. Lo recordabas. Recordabas la quema de
iglesias y conventos y ¡coño! Te alargabas a la Plaza de
Oriente, tal vez porque, la sensibilidad de algunos estaba
más cercana a los compañeros que hacían guardia sobre los
luceros que al marxismo del “Arriba parias de la tierra, en
pie famélica legión” (Hay que ver lo muermo y lo coñazo que
son los himnos eslavos). Pero la coyuntura ha variado. Por
más que yo fuera una mala testigo de la época pasada, ya que
nunca viví bajo el franquismo, sino bajo el
hassansegundodismo, así que no fui ni torturada ni fusilada
por la Oprobiosa dictadura, ni padecí la falta de
libertades. De hecho, mis parámetros eran distintos, ya que
cuando acudía desde mi pueblo rifeño a la Melilla de los
sesenta y setenta aquello se me antojaba el imperio del
libertinaje elevado al cubo, comparado por supuesto, a mi
Nador.
Pero los rogelios insisten con lo de “facha” y como lo dicen
en plan insulto hacia los españoles tradicionales, enamorado
de sus raíces y de sus arquetipos celtíberos y con unos
valores que son la rehostia, entonces el insulto se
convierte en piropo. Para los izquierdosos “fachas” son
quienes no siguen sus principios doctrinales de comemierdas
y se niegan a ser adoctrinados por el fasciomarxismo. Así
que ¡Todos fachas!.
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