Creo que sería un buen ejercicio para todos los ciudadanos
españoles hacer un análisis de lo que, esta legislatura del
gobierno del PSOE del señor Rodriguez Zapatero, ha supuesto
para nuestras respectivas economías, que es, en definitiva,
uno de los baremos que más influyen en la medición de
nuestro grado de complacencia con quienes nos gobiernan.
Recuerdo que el señor Presidentes, en uno de sus raptos de
optimismo, se atrevió a decir que en el 2010 España habría
alcanzado a Alemania en renta per capita. Confieso que
cuando lo leí tuve serias dudas a cerca de tal posibilidad,
pero es que, a medida que pasa el tiempo, estas dudas se van
convirtiendo en certezas y, estoy plenamente convencido que,
a día de hoy, haya muchos españoles que todavía se crean las
profecías de nuestro jefe del Gobierno.
En realidad lo que sucede con el señor Rodriguez Zapatero,
no sé si por ser un optimista nato o por la necesidad que
siente de infundir ánimos a los que le votaron – a los que
no lo elegimos ya poco nos pueden influir sus vaciedades –,
tiene el mal fario de que, ni por casualidad, acierta en sus
predicciones políticas. No sé si ustedes recordarán cuando,
en las elecciones alemanas, apostaba que la señora Merkel
perdería, vaticinando la victoria Schröder; todos sabemos
quien fue quien fue que las fanó. Más recientemente, en este
caso en los comicios franceses, prestó su apoyo
incondicional a Segolene Royal, que no se pudo imaginar que
con ello había firmado su derrota como quedó demostrado con
la victoria, por goleada, del señor Sarkozy. Visitó por
primera vez la Bolsa española y, al siguiente día, se
desplomaba en una de las mayores caídas del año. Será
fatalidad o coíncidencia, pero la realidad es que nos ha
salido gafe.
Su última metedura de pata, que sería motivo de irrisión si
no fuera porque, de su insensatez, se derivó la dramática
muerte de dos ciudadanos inocentes; tuvo lugar cuando, en su
intervención por TVE el día de final de año, en su alocución
a los españoles, pletórico de confianza y eufórico, dio por
sentado que durante el año 2007 se iba a avanzar con
respecto al problema de ETA. Al día siguiente ETA se burlaba
de él con un atentatado sangriento en la T4 del aeropuerto
de Barajas, que costó la vida a dos personas. Desde aquel
momento, tanto él como su gobierno, van dando palos de ciego
pretendiendo justificarse inutilmente por el ridículo en el
que le dejaron los etarras. Pero lo peor estaba por llegar
y, el poco prestigio que le quedaba al Gobierno lo acabó de
perder cuando ETA decidió romper la tregua. Esta acción
cogió descolocado al Ejecutivo que quedó sumido en una
catarsis total. Descolocados intentaron, como último
recurso, culpar de todo al PP; pero han sido tan numerosas
las veces que han mentido a los votantes, que ya nadie les
concede el más mínimo crédito.
Si es cierto que gozamos de una cierta bonanza económica, no
es mérito del actual Ejecutivo, puesto que el señor Solbes
se ha limitado a seguir, al pie de la letra, la estela de su
antecesor en el cargo, señor Rato. La OPA de Endesa, con
toda su retahila de irregularidades legales; el apoyo
descarado del Gobierno a la Enel de Prodi (fuertemente
participada por el gobierno italiano) en contra de E’On; han
servido para poner en evidencia los trapicheos de los
señores Clos,Sebastián y Arenillas (estos dos últimos
dirigentes de la sociedad Intermoney), y de la Oficina
Económica del Gobierno. Las consecuencias han sido que los
ciudadanos tengamos que pagar más por el recibo de la luz a
causa de las cesiones que tuvieron que hacerse Enel y
Acciona para que se decidieran a mejorar la oferta de E’On.
En efecto, este año, las tarifas eléctricas se incrementaron
en enero, en un 2%, y ahora, lo harán en otra cantidad lo
que sumarán, en conjunto, un 4’6 % de aumento. Por si fuera
poco se anuncian nuevos aumentos antes de final de año. No
debemos olvidarnos de que este Gobierno prometió que nunca,
el incemento del coste energético, sobrepasaria el IPC. De
nuevo el ciudadanos de a pie está sufriendo las
consecuencias de una mala política de Zapatero. El resultado
de este culebrón puede ser el de una película de terror de
Hitchcot, con una tenebrosa escena final en la que, el malo
del film, nuestro propio Gobierno, entrega a las hienas a la
princesa eléctrica, Endesa, para que la destrocen y se la
repartan entre ellas. La mejor eléctrica nacional, condenada
al desguace.
Si se ha pedido moderación de sueldo, no parece que, a
cambio, sea lógico que se permita que se dispare el IPC,
especialmente en los productos de primera necesidad. ¿Son
esos los que se llaman, a si mismos, socialistas? ¿Cómo
pueden pedir a los trabajadores que se sacrifiquen cuando la
vida se encarece continuamente sin que el Gobierno sea capaz
de evitarlo? Nada se ha hecho para aquellos que tuvieron que
endeudarse para comprase un piso y, animados por los bajos
intereses de las hipotecas, se decidieron a entramparse para
adquirir una vivienda. Los tiempos han cambiado y, ahora, el
Euribor ha dado un salto importante, situándose a un nivel
notablemente superior al del año pasado. Todo ello ha
comportado la subida de las cuotas que, en muchos casos, ha
llegado a doblar los gastos gastos previstos. El presupuesto
familiar, ya muy ajustado por el incremento de los precios,
ha tenido que absorber este nuevo gasto que, en muchos
casos, ha sobrepasado los límites de los ingresos
familiares; provocando un aumento de devoluciones de los
recibos de la hipoteca.
Por si fuera poco, durante este año ha aumentado la presión
fiscal. La recaudación de impuestos subió a un ritmo
superior a lo que lo ha hecho la economía española. Desde
los socialistas asumieron el gobierno de la nación, la
presión del fisco ha pasado de un 34’53% a un 36’52%; lo que
tira por los suelos la promesa electoral del Ejecutivo de
Zapatero de “no aumentar la carga fiscal”. El Gobierno no
parece preocupado por este estado de cosas y continua
empecinado en sus obsesiones: su “proceso de paz”; aprobar
el Estatut de los catalanes e intentar, por cualquier medio,
perjudicar al PP, único obstáculo para sus acuerdos con ETA
y el desmembramiento de España. Como en el caso de las
negociaciones con ETA, nos tememos que el señor Zapatero y
los que lo apoyan, no estén dispuestos a ceder un ápice de
protagonismo al PP al que utiliza, cada vez que puede, para
que le sirva de coartada y, cuando ya no lo necesita,
intenta hundirlo, A veces parece que lo logra.
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