Mientras aun colea el atentado
terrorista contra efectivos militares de la comunidad
internacional -en el que perecieron seis soldados españoles-
la prensa libanesa, con buen criterio y la ventaja que le da
el conocimiento del terreno apunta lo obvio: “es difícil que
Hezbolá no estuviera al tanto del mismo”. En Marruecos, la
segunda de televisión marroquí informaba ayer por la noche
del mensaje de condolencia enviado por Mohamed VI, mientras
desde las filas islamistas diferentes conocidos con los que
he hablado muestran su rechazo. Pero yo quiero saber más:
“¿Y si hubiera sido Hezbolá, qué?”. “También lo
condenaríamos” (yo no estoy tan seguro, pero bueno). Elevo
un grado el listón: “¿Y en caso de Hamás…?”. Otro día les
desgrano las, descorazonadoras, respuestas.
Pero yo quería hoy abundar sobre algunas impresiones,
traídas de mi última “pateada” por las montañas, sobre el
proceso de autonomía para el Sahara… y el Rif, que ya había
dejado caer de pasada el 7 de junio. Porque con el “encaje”
administrativo del futuro del Sáhara presentado ante la ONU
el Reino de Marruecos bien pudiera estar, inconscientemente,
reabriendo la caja de los truenos sellada por las armas
-para beneficio del Makhzen- durante el Protectorado
hispano-francés. Así, durante la pasada festividad del 1 de
mayo en varias localidades del norte (Nador mismo) jóvenes
militantes beréberes reivindicaron, con pancartas y
banderas, la “autonomía para el Rif”, si bien militantes
rífeños más avezados como Chakib El Khyari criticaron su
“inoportunidad” (sic).
Para los próximos 4 y 5 de julio la organización “Tamaynut”
y la Confederación de asociaciones amazigs del sur de
Marruecos organizarán en Agadir un coloquio (y va el
segundo) bajo el sugerente título “debate sobre la puesta en
marcha de un sistema federal en Marruecos, que garantice el
reparto de los poderes y de los recursos al nivel local, así
como la inscripción del tamazig como lengua oficial en la
Constitución”. Porque pese al IRCAM y otras medidas
liberalizadoras (proyecto de un canal de televisión con un
70% de contenido amazigh, según avanzó en el Parlamento el
ministro Nabil Benabdellah, o la enseñanza reglada en
escuelas y universidades) la realidad es que las autoridades
están impidiendo la inscripción de nombres de impronta
beréber como “Sifaw” (recientemente en Beni Tjit, junto a
Figuig) o “Anir”, en el mismo Rabat. Mientras, la presencia
de ONGS vascas y catalanas (o partidos fascionacionalistas
como la misma Esquerra Republicana, muy activa por la región
de Alhucemas) no hacen sino -mientras Madrid y Rabat miran
hacia otro lado- sembrar emponzoñadoras semillas. Yo lo
vengo observando desde hace años…, así como las tres
diferentes zonas del norte (cada una con su casuística) en
las que está prendiendo, soterrada, la disidencia. Hay más:
cara a las elecciones del 7 de septiembre, el PDAM (Partido
Democrático Amazigh Marroquí) fundado por Ahmed Dgharni en
julio de 2005, ya ha anunciado que las boicoteará en
colaboración con la asociación “Azeettta”, dirigida por
Ahmed Arrehmouch. Interesante panorama.
|