A veces los ignorantes, los
estúpidos, los que nada han hecho en sus vidas, porque nada
supieron ni saben hacer, sólo vivir del cuento con el apoyo
prestado desde cierto círculo al que pertenecen piensan, en
el supuesto que alguna vez hayan pensado algo de provecho,
que sólo ellos están en posesión de la verdad y, por
supuesto, de la santidad. Los demás, el resto, somos plebe
del tres al cuarto que por nuestros constantes pecados
iremos de cabeza al infierno. ¡Que miedo, tú!.
Esta partida de hipócritas, que como las meigas haberlas
haylas, se creen los ombligos del mundo y que cuando hablan
son cátedras, a pesar de que sus mayores logros los
consiguen arrastrándose ante quien sea con tal de conseguir
el fin propósitos.
Nada les importan el daño que con sus palabras y sus
acciones puedan hacer a algún que otro personaje al que,
incluso, tratan de arrebatarles el puesto de trabajo,
recomendando a un inútil para que ocupe ese puesto que tan
brillantemente ha venido ejerciendo quien lo estaba y está
ocupando.
Son personajes que entienden que la falsedad y la hipocresía
deben ser los dos pilares en los que deben asentarse todas
sus actuaciones. Pero, eso sí, siempre con olor a santidad y
dándoselas de unas bellísimas personas que sólo quiren el
bien de los demás. ¡Serán falsos!
Aprendí, desde muy joven, a no fiarme de ninguno de estos
“santurrones” de pacotilla que me dieron, siempre, la
sensación de ser unos trepas, con más caras que un burro con
paperas y que detrás de esa careta de santidad, que suelen
poner, se encuentran gente con muy mala leche, con el
corazón llenote odio y rencor hacia todos aquellos que se
han tenido que abrir camino en la vida a tortas con la
misma. ¡Son sepulcros blanqueados!
Los puestos que ocupan no se lo han ganado con el sudor de
su frente ni, mucho menos por sus grades conocimientos. No,
queridos amigos, todos estos parásitos que abundan en la
sociedad, para desgracia de esa misma sociedad, han recibido
prebendas y buenos puestos por ese círculo en el que
entraron y por el que, sin duda alguna, están arropados.
Si no fuese por ese círculo en el que han entrado,
cualquiera sabe de qué se han valido para entrar en el
mismo, todos ellos estarían dando propaganda por las calles,
para que ustedes visitaran algunos de los establecimientos
de la ciudad donde realizar sus compras
Siempre intentan pegarse al costillaje de algún personaje
importante, dejándose ver con él a todas horas para que, el
personal crea que son como hermanos siameses y que, por pura
lógica, debe tener una gran influencia sobre ese importante
personaje, ayudándole a solucionar los grandes problemas que
se les presentan.
El personaje no le hace caso, a ninguno de esta fauna de
parásitos que se le pegan al costillaje, más no saben cómo
quitárselos de encima porque, para los personajes
importantes, estos no significan absolutamente nada. Sólo el
engorro de tener que soportarlos a todas horas. Oiga, amigo
guardia, lo difícil que tiene que ser soportar a estos
parásitos. Compadezco a los personajes.
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