Con gran placer me adhiero al homenaje
de estas sacerdotales BODAS DE ORO.
No cabe más auténtico tesoro
que dinfundir de Cristo el Gran Mansaje.
Cincuenta años de fiel peregrinaje
en tu vida ejemplar y virtuosa
serán la ofrenda más pura y valiosa
que lleves a Jesús en tu bagaje.
¡Qué labor sin igual ese destino!
de llevar orgulloso, año tras año,
con celo de pastor, a tu rebaño,
hacia Dios por el místico camino.
Se alejandro que, a veces, una rosa
esconde traicionera alguna espina.
Dios pone a prueba nuestra fe divina.
La tuya de estas pruebas salió airosa.
En este mundo tan revuelto ahora,
en el que todos somos peregrinos,
un oasis de paz en el camino
son tus palabras, libros, frescas auroras.
Por tu palabra fácil, tu elocuencia,
tu bondad, tu lealtad, tu simpatía,
tu entrega, tu agradable compañía,
se gozan de tus fieles las conciencias.
Que Dios aún te conceda largos años,
para impartir celoso su doctrinas,
armonizando fe y ciencia divina,
contra tanta mentira y tanto engaño.
CEUTA te necesita todavía;
no acabaron tus misas, ni tu obra.
Tu amigo y defensor sabes de sobra,
como el verte nos llena de alegría.
Que la Virgen te ayude y lo consiga.
Que San Daniel, junto a sus compañeros,
permiten tu afán por estos misioneros.
¡ALEJANDRO, que el Cielo te bendiga!.
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