¿Estarán todos contentos con el
cargo recibido?. Esa sería la pregunta del millón a la que,
por descontado, ninguno de los cargos electos van a
contestar a no ser para decir que, para ellos, es un orgullo
que el presidente les haya elegidos para llevar adelante ese
aérea, donde podrán todos sus esfuerzos para realizar la
misión que, Juan Vivas, les ha encomendado, entregándose a
la misma en cuerpo y alma. Todo sea por el bien de esta
nuestra tierra.
Que contestación más bonita. No es por nada, pero
imaginándome esa repuesta, de todos ellos, siento como un
nudo en la garganta que me va llevar a provocarme par de
lágrimas de emociones fuertes. Por favor, enano, acércame el
tarro de derramar lágrimas de emociones fuertes para verter
sobre él dos hermosas lágrimas. Como diría Santa Teresa,
vivo sin vivir en mí.
Pues mire usted, amigo guardia, no sé por qué será pero no
me puedo creer que todos estén contentos con el aérea que le
han asignado. Algunos, aunque no lo demuestren, estarán
pensando el marrón que le han largado con lo bien que se
encontraban donde estaban y donde, por supuesto, había
cumplido con toda brillantez la misión encomendada para que,
ahora, venga a cambiarlos de puestos.
Esto es una opinión particular, personal e intransferible
que creo que como todas las opiniones es igual de
respetable. Habrá, porque siempre los tiene que haber,
quienes no estén de acuerdo con esta opinión. Cosa, por
supuesto, que respeto porque cada uno es libre de opinar lo
que le venga en ganas, siempre respetando las reglas del
juego y en el que no aceptables la demagogia que emplean
algunos en sus escritos para decir lo mal que se están
haciendo las cosas cuando, todos ellos demagogos baratos, lo
hicieron desastrosamente en el desempeño de sus funciones y
demostrado está. El que lo dude, sólo tiene que echarle un
vistazo a las hemerotecas.
Creo, con toda sinceridad, que se han cometidos algunos
fallos, a la hora del reparto de las aéreas, quitando a
personajes de valía de unas para enviarlos a otras donde,
con toda probabilidad no van a rendir a la misma altura que
en la anterior. Error político en esa asignación que, sin
lugar a dudas, tendrá que pagar su precio.
La política, en la designación de los cargos de gobierno,
hay que hacerla con la cabeza fría y sin tener en cuenta,
para nada, los posibles caprichos que puedan forzar a
eliminar a cargos que han actuado con toda brillantez en el
cometido de su misión, para designar a otros que serán una
incógnita en el desarrollo de las funciones encomendadas.
Los experimentos con gaseosa siempre salen mal.
En la política no tienen cabida los caprichitos o los
amiguismos a la hora de elegir a los que tienen que gobernar
porque si se toman esas cosas, los caprichitos y los
amiguismos de los mandas, para medir a cada uno de los
posibles gobernantes, flaco favor le estaremos haciendo la
pueblo con esos cambios de situaciones.
A los que valen y así lo han demostrado en determinadas
aéreas, por el bien del pueblo, hay que mantenerlos en esos
puestos de responsabilidad porque su bien hacer redundará,
siempre, en beneficio del pueblo, que es lo único
importante.
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