Un siglo de estos que me coja con
ganas, me voy a escribir algo del deporte rey para ver, si
con ello, consigo que los tertulianos de algunas cadenas
televisivas, auténticos “isidros” en Madrid, - se les
denominan “isidros” a todos aquellos pueblerinos que llegan
a la capital de España- aprender a enseñar algo a los
televidentes y no a contarles milongas por la ignorancia
supina que tienen del fútbol. Repaso en el que irán
incluidos todos aquellos que piensan que el fútbol, deporte
de hombres por excelencia, hay que realizarlo vestido te
smoking.
El día que todos estos ignorantes, decidan decir la verdad,
explicar el por qué está sucediendo tal o cual situación en
un equipo y en vez de desinformar se dediquen a informar
educando, le habrán hecho un gran favor al deporte rey.
Karpin, el internacional ruso, lo dijo con claridad
meridiana en una de esas tertulias televisivas, cuando
alguien estaba criticando a Capello. ¿Quién eres tú, para
criticar a un profesional del fútbol?. ¿Dónde has jugado tú
al fútbol?. Seguro que sólo en el patio del colegio.
Por cierto el moderador del programa, uno que se las da de
gracioso, tuvo que intervenir para evitar que Karpìn
siguiera hablando y dejando en ridículo a este “isidro” de
la tertulia. Bueno, este no es sólo el único “isidro” que
hay en la tertulia, si me apuran mucho todos los que a
conforman deberían ser denominados de esa manera que tienen
los madrileños de llamar a los pueblerinos que les llegan.
Escuchar a todos ellos emitir sus opiniones, es un decir
porque allí con todos hablando a la vez no hay un dios que
se entere de nada. De todas formas habrá que darles las
gracias y animarles que sigan por ese camino porque, de esa
manera, nos evitamos escuchar las chorradas que lanzan pos
sus boquitas de piñón.
Y que conste, en acta, que entre los tertulianos hay quienes
han sido buenos futbolistas, lo que no implica que sepan ser
buenos entrenadores porque, entre otras cosas, los
futbolistas geniales nunca han sido grandes entrenadores,
salvo Cruiff. Una cosa es ser un buen futbolista y otra, muy
distinta, ser un buen entrenador.
Siento vergüenza ajena, cada vez que me toca ver un partido
televisado en la Sexta, escuchando al locutor decir “fútbol
con patatas” o “ dónde estuvimos anoche, Salinas?. El fútbol
es mucho más serio que lo que cuenta este personaje que,
además, no tiene ni p…idea de fútbol. Pero lo más curioso es
escuchar a Salinas, seguirle la corriente, reírles las
gracias y escuchar sus comentarios sobre determinadas
jugadas, cuya explicación tiene el mismo parecido que entre
un huevo y una castaña. El dinero, en la vida, es muy
importante, pero para quienes tienen la vida resuelta, es
una vergüenza hacer el ridículo por un puñado de billetes.
Para escribir de fútbol o para hablar de él, hay que haberlo
mamado y, eso, sólo se consigue habiendo pateados esos
campos de dios, recibiendo patadas de todos los colores y,
después de haber pasado por todo ese calvario, haberse
sentado en un banquillo a dirigir a un equipo. Para emitir
opiniones sobre el deporte rey sin caer en el ridículo, como
dicen en Cádiz: “en el fútbol hay que mamar“. Hay muchos
“isidros” sueltos
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