No debía ser muy difícil llegar a
un acuerdo final que aplicase la lógica y los derechos de
los españoles en su libre tránsito por la geografía del
país.
Las noticias emanadas de las reuniones previas preparativas
dela tradicional Operación Paso del Estrecho daban cuenta de
una decisión torpe en extremo que limitaba el uso del famoso
carril para los residentes de Ceuta a los fines de semana
que hubiera aglomeración de magrebíes. Lo cual evidenciaba,
de añadido, la irresponsabilidad de un pésimo trato a los
españoles de este lado del país, los que estamos en la
España africana.
La suerte, por poner un ejemplo, de un sevillano a la hora
de disponer de varias opciones para entrar a su ciudad por
carretera, es la misma de la que disfruta cualquier español
peninsular para acceder a sus lugares de residencia. El
Estado garantiza el libre tránsito y proporciona los medios
necesarios y modernos, propios del siglo XXI en el que
vivimos. Sin embargo, los ceutíes hemos tenido que soportar
el anuncio desde organismos estatales y de la administración
central, de no disponer de las facilidades para el regreso a
nuestros lugares de residencia. [Nótese de este modo la
importancia que para estos tienen los ceutíes].
Por fin, y luego de escuchar las voces críticas emanadas
desde las organizaciones ceutíes, la Autoridad Portuaria
Bahía de Algeciras, que no suele caracterizarse por adaptar
su superpuerto hacia las comodidades de los pasajeros pese a
los ingresos que percibe en forma de tasas [entre otros, de
los ceutíes], ha admitido por fin tras la reunión con el
presidente del Puerto de Ceuta, la ubicación del carril
especial para los residentes ceutíes permanente mientras
dure la OPE.
Nunca es tarde si la dicha es buena, pero ya sería digno de
tener en cuenta el día en que estas menudencias, como es la
facilitar a los españoles el libre tránsito, también sean
consideradas desde el inicio para los españoles no
peninsulares.
En definitiva, los ceutíes que regresemos bien de un fin de
semana, bien de las vacaciones disfrutadas en la península,
dispondremos -¡oh albricias- del famoso carril que impedirá
estar sometidos en Algeciras a las fluctuaciones de los
emigrantes magrebíes de retorno vacacional a su país de
origen.
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