La concienciación sobre la
protección del medio natural empieza a girar la mirada,
afortunadamente, al mar. Los espacios naturales de los
fondos marinos que nos rodean, especialmente a Ceuta, son ya
considerados como de privilegio por cómo prolifera la vida
de varias especies que deben ser altamente protegidas.
De hecho se declarará ‘pasillo azul’ a una amplia zona que
parte desde Punta Almina hasta el mar de Alborán. En
cualquier caso, las autoridades medio ambientales empiezan a
considerar que, del mismo modo que el cambio climático
afecta a la superficie de masa terrestre, el mar sufre las
secuelas del mismo, al que añadirle directamente el efecto
dañino del hombre que ha provocado, entre cuestiones, la
casi desaparición del atún, el cuasi esquilmado de la
tortuga marina, o el daño irreparable a los cetáceos que
varan moribundos en exceso en las costas próximas del
Estrecho.
En definitiva, asuntos en los que directamente ha obrado la
mano del hombre [con un efecto posterior en forma de plaga
de medusas que han proliferado por la carencia de especies
depredadoras como el atún, o las tortugas...].
Ahora, se inician los pasos tras la preocupación que
comienza a producirse entorno a la protección de las
especies marinas en lugares que tienen el sello de
privilegiados. La isla de Cabrera es un espacio protegido,
las islas Cies gallegas también; el Estrecho de Gibraltar ya
lo es igualmente. El hecho de que este canal, que une el mar
Mediterráneo con el océano Atlántico, sea el segundo de
mayor tráfico del mundo por detrás del Canal de Suez, lo
convierten en un espacio complicado para la pervivencia de
especies tradicionalmente vinculadas a este área como los
cetáceos. Por su parte, el atún rojo se encuentra
fuertemente amenazado. La ya de por sí cada vez menos
presencia de este túnido, obliga a una pelea veraniega entre
el hombre y la orca, sin que ninguna administración se
interponga mediante mandatos de paros biológicos. Pescadores
marroquíes, españoles, franceses, japoneses... ya están a la
espera de la caza, que se efectúa sin control alguno frente
a las aguas de Ceuta o frente a las aguas de Tarifa.
La denominación de espacio protegido puede ayudar a la
regeneración natural de especies afectadas gravemente por la
acción del hombre y sus, a veces, malas artes de pesca.
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