Las playas de Ceuta, en especial las de la Ribera y el
Chorrillo fueron anoche el marco de celebración de una noche
de San Juan que reunió a más de 2.000 personas y que
transcurrió “sin incidentes”, según el consejero de
Gobernación, José Antonio Rodríguez Gómez. Según el
responsable del área de seguridad y policía de la Ciudad
“fue una noche tranquila y sin problemas donde se pudo
apreciar el magnífico trabajo realizado en el despliegue de
los efectivos por la zona”.
Las actuaciones de los cuerpos de seguridad y emergencia
desplegados (Policía Local, Nacional, Bomberos, Cruz Roja,
Protección Civil) no fueron muy numerosas y no difirieron en
mucho a las que se llevan a cabo en las zonas de marcha en
fines de semana o periodos festivos. Así, según explicó
Rodríguez Gómez, el trabajo policial se resumió basicamente
en “la típica multa por orinar en la calle, por excesos de
velocidad y por conducir con alguna copa de más”.
Rodríguez Gómez destacó el civismo de los ceutíes y en
especial medida de los jóvenes, quienes se agruparon en masa
en la Ribera, por la ausencia de incidentes a pesar de la
alta concentración de personas en un lugar concreto.
Actuaciones a pie de playa
La gente se divirtió en la playa sin alterar el orden
público. Los efectivos de la Unidad de Intervención Rápida (UIR)
que se pasearon toda la noche de arriba a abajo por la playa
de la Ribera fueron testigos de la tranquilidad imperante.
Así, la única actuación de relevancia, según comentó el
consejero de Gobernación, fue la de la intervención de
cohetes y demás material pirotécnico a un joven en la playa
de la Ribera. Al parecer este pretendía lanzar los cohetes
tras los fuegos, cuando estaba prohibido, y ademas no
cumpliendo con las medidas de seguridad pertinentes. “Era
una acción prohibida, por lo tanto se le incautó el material
al joven y fue trasladado a la comisaría para imponerle la
pertinente sanción”, agregó Rodríguez Gómez.
En materia de ruido, y dada la cercanía de los edificios de
calle Independencia si hubo algunas quejas. Rodríguez Gómez
entendió y así lo hizo ver que la del sábado era una noche
especial y había que tener un poco de manga ancha. No
obstante “el ruido no fue muy escandaloso, si no si se
hubieran tomado medidas”.
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