Fue en junio de 2005, y juraría
que en esta fecha, cuando supe que Mustafa Mizzian
había sido absuelto de los cargos presentados contra él por
el Gobierno local. La denuncia se debió por airear en el
pleno unas actitudes policiales con las que estaba en
desacuerdo.
Recuerdo aquel incidente porque el entonces diputado del
PDSC lo pasó muy mal. Tenía que ponerse otra vez delante de
los señores con puñetas en la bocamanga de sus togas: un
trance desagradable.
Pasado el primer momento, y mientras esperaba la resolución
judicial, iba por la calle como sonado y anduvo a punto de
ser presa fácil de la depresión. Durante ese tiempo, muchas
fueron las veces que traté de animarlo. Ya que mi amistad
con el diputado venía de lejos. De cuando se apostaba en la
barra de la cafetería del Hotel La Muralla y se ponía a
debatir sobre la Historia de España con Jesús Cordero.
JC, un peso fuerte de la cosa, adornaba sus conocimientos,
todo hay que decirlo, con un memorión impresionante: se
sabía hasta los nombres vida y milagros de los reyes godos.
Mas ello no arredraba a Mizzian que acudía cada semana a su
cita con renovados bríos y dando muestras evidentes de haber
empollado horas y horas mucha Historia de España.
MM es un gran desconocido para mucha gente. De ahí que se
tenga de él una visión muy corta como político. Lo cual me
parece injusto. Por ello diré cuanto antes que su labor en
el Ayuntamiento ha redundado siempre en beneficio de Ceuta.
Y, desde luego, jamás el Partido Popular ha carecido de su
colaboración en los momentos decisivos.
Conviene, pues, hablar acerca de cómo despreció la oferta
millonaria que le hizo el GIL para que pasara a formar parte
de su equipo de gobierno. Una decisión tomada al alimón con
Mohamed Chaib y que les costó a ambos tener que
sufrir el calvario de la venganza por parte de algunos
gilistas. Una prueba difícil de la cual salió tocado
gravemente Chaib.
Ninguna duda tuvieron los dos políticos, del otrora
triunfante PDSC, a la hora de coligarse con los populares.
Y, por si fuera poco, cumplieron sus cometidos
perfectamente. Chaib como consejero de Bienestar Social. Y
Mizzian cual consejero de Obras Públicas.
De ellos aún siguen hablando con respeto los funcionarios
que estuvieron a su vera. Puesto que, según he oído en
bastantes ocasiones, nunca dejaron de escuchar atentamente
los consejos de quienes conocían todos los secretos de la
labor que les habían encomendado dirigir.
Ahora, cuando parecía que la actividad política de Mustafa
Mizzian estaba en su peor momento, debido a que no había
logrado obtener el escaño que buscaba en las elecciones, me
he enterado de que ha sido nombrado viceconsejero de no sé
qué cosa relacionada con la barriada de El Príncipe. Y,
lógicamente, me he alegrado muchísimo.
Y además, al margen de alegrarme por el bien ajeno, en este
caso de Mustafa Mizzian, tengo la completa seguridad de que
su buen hacer, ejerciendo el papel que le haya asignado el
presidente, repercutirá favorablemente en beneficio de la
ciudad.
Sí, ya sé que su forma de proceder ha ocasionado que desde
otros partidos lo hayan acusado de todo lo peor. Mas Mustafa
Mizzian ha sabido encajar siempre los improperios recibidos
sin desviarse lo más mínimo de su primigenia idea: colaborar
estrechamente con el PP cuando éste lo ha necesitado.
Por lo tanto, ya era hora que los populares respondieran de
manera adecuada a tantas muestras de lealtad ofrecidas,
durante años, por el dirigente del PDSC: Mustafa Mizzian.
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