La toma de posesión o el acto de
investidura de Juan Vivas como presidente de la Ciudad
Autónoma de Ceuta da paso, inexorablemente, a la nueva era
con un plazo de cuatro años en los que, junto a sus
elegidos, tendrá que intentar situar a Ceuta en una posición
de salida privilegiada en función de la situación de impuslo
que se está preparando en el ya famoso hinterland del área
del Estrecho y del norte de Marruecos.
Bien es cierto que el gobierno de Ceuta no es el competente
para activar medidas de índole económica que sólo el Estado
puede otorgar [hablamos de potenciación del puerto de Ceuta,
de un sistema impositivo adecuado a la realidad ceutí en el
marco de una revisión cuasi global del Régimen Económico y
Fiscal…]. En definitiva, el nuevo gobierno Vivas debe lograr
que el Estado mire realmente hacia abajo, pero sin pasarse
de la frontera del Tarajal. El Estado debe ser también una
pieza importante en el desarrollo de Ceuta y no un estorbo
que impida su evolución. Sería impensable creer que los
ceutíes podrían recibir un ‘castigo’ -por así decirlo- como
pago del fracaso electoral del PSOE el pasado 27-M,
formación ésta que sustenta hoy en día el gobierno de la
nación [el nuevo Palacio de Justicia, el PGOU, la
Universidad… son claros ejemplos de que gran parte del
avance de la ciudad se encuentra en manos de Madrid].
La misma lealtad institucional que ha vuelto a ofrecer Vivas
al Estado, debe tener su oportuna correspondencia en tanto
en cuanto la realidad de Ceuta es la que es y, por tanto,
necesita de medios y medidas responsables por encima de
colores y siglas políticas; la primera de ellas necesitaría
ser la estrategia y puesta en marcha de acciones concretas
que generen la reactivación económica de una ciudad que debe
poner, en aprovechamiento de su especial ubicación
geográfica, la mirada tanto en Europa, a donde pertenece,
como en el norte de Marruecos que avanza a pasos agigantados
con el aplauso y apoyo de España y Francia –curioso.
No obstante, en la política de corte casera, es decir la de
Ceuta, el nuevo gobierno que el flamante presidente dará a
conocer oficialmente mañana, tendrá sobre sus espaldas la
responsabilidad de continuar dotando a la ciudad y a los
ciudadanos de los servicios básicos adecuados, de las
infraestructuras necesarias y, en general, de la
preocupación por equipar a Ceuta y a los ceutíes con los
niveles de calidad de vida que se disfruta en las capitales
de importancia de nuestro país. Eso es lo verdaderamente
exigible a un gobierno local y ‘autonómico’ como el nuestro.
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