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OPINIÓN - MARTES, 19 DE JUNIO DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

El reto de la competencia

Los máximos responsables de la Cámara de Comercio de Ceuta y el Consejo Económico y Social (CES) local, Luis Moreno y Basilio Fernández, han valorado de una forma que invita al optimismo los planes marroquíes para instalar una enorme Zona Franca Comercial en la vecina localidad de Castillejos con nada menos que 200 hectáreas de superficie y con la intención explícita de arrebatar al menos parte de las actividades comerciales que actualmente se desarrollan en la ciudad autónoma. Ambos, bien a título personal o bien desde la autoridad que les proporciona su cargo, han reconocido que hay factores en los que Ceuta no puede competir con el país vecino. Entre estos se encuentran, como es obvio, la disponibilidad de terrenos o el volumen y el precio de la mano de obra. A nadie se le escapa que la ciudad cuenta con determinados condicionantes físicos, económicos y sociales que dificultan que compita con espacios como el marroquí.

Lo destacable de la reflexión que a ambos les suscita la pronta puesta en marcha del proyecto es su perfecto conocimiento de la receta que la ciudad autónoma puede y debe seguir para hacer frente a este tipo de competencia. Sobre todo, porque en esa misma receta han insistido en diferentes oportunidades el presidente de la Ciudad (que en campaña prometió cambiar radicalmente la defenestrada imagen de los polígonos del Tarajal para equipararlos a los del resto de España) o el delegado del Gobierno, que recientemente subrayaba en este mismo periódico que en el siglo XXI Ceuta no puede seguir ‘tirando’ con una mano de obra sin cualificación o escasamente formada. La solución está, obviamente, en que la ciudad reconduzca su actividad económica hacia ámbitos económicos donde uno de sus más graves condicionantes, el de la falta de espacio físico, no sean una carga insuperable: las nuevas tecnologías, la innovación empresarial... Ahí, obviamente, además del esfuerzo y la convicción de empresarios y trabajadores, hará falta el respaldo decidido no sólo del Gobierno autonómico, sino sobre todo el Gobierno central para acometer la transformación.
 

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