El número de días de calor extremo que se producirán en el
norte de África a lo largo del presente siglo aumentarán
entre un 200 y un 500%, con lo que crecerían entre 30 y 40
días al año las jornadas de temperaturas muy elevadas, según
revela el estudio de la revista ‘Geophysical Research
Letters’, elaborado en torno a 21 países africanos, Ásia y
Europa. En España, este cambio tan brusco de temperaturas
afectará con especial incidencia a las dos ciudades
autónomas y a la costa mediterránea, sobre todo Murcia,
Baleares, Comunidad Valenciana, Cataluña y Andalucía.
Ceuta se convertirá así en una de las regiones más
castigadas, con un aumento de temperatura media de 8 grados.
Aunque el litoral español será de las zonas que más padezca
olas de calor, la costa norteafricana ostentará la corona
correspondiente a ser la zona donde más crecerá el número de
días extremada y peligrosamente cálidos.
El estudio concluye que si las emisiones de dióxido de
carbono continúan al ritmo actual, el porcentaje previsto
entre 20 y 500% será una realidad palpable. Esta opinión es
“totalmente compartida” por Ecologistas En Acción. Esta
entidad contempla el Mediterráneo como “un caldo de cultivo
que padece el efecto embudo”, critica Antonio Muñoz,
responsable de la asociación en Andalucía.
La pesca incontrolada, los vertidos industriales, las aguas
residuales y la contaminación de los buques han generado
este marco de elevados índices de dióxido de carbono en la
zona del Estrecho de Gibraltar. “Nosotros lo hemos venido
anunciando, por eso apoyamos este estudio, parece que ahora
el cambio climático interesa”, señala.
Esta implicación, en opinión de Ecologistas en Acción, viene
determinada por el turismo. “Ha pasado en el litoral
andaluz, el aumento de las temperaturas ha generado más
medusas, y ha afectado inversamente al número de turistas.
Ahora preparan un criadero de tortugas bobas para acabar con
la plaga. ¿Acaso esto soluciona el drástico cambio
climático?”, plantea Muñoz.
No obstante, el estudio de ‘Geophysical Research Letters’
señala que de reducirse seriamente las emisiones de dióxido
de carbono, el incremento de días cálidos aumentaría ‘sólo’
un 50%.
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