Se acerca para estas tierras una
canícula muy calurosa, tanto por la previsible subida del
termómetro como por los acaloramientos debidos a la cita
electoral del 9 de septiembre, ante la que todos los actores
implicados han encendido ya los motores. El Reino de
Marruecos es un navío que navega, a moderada velocidad,
buscando aguas calmas y seguras, dirigido por su oficialidad
y bajo la atenta mirada, digámoslo en jerga maoísta, del
“Gran Timonel”. Y si, por un lado, el propio sistema intenta
ofrecer unas condiciones democráticas al juego electoral,
por otro no es menos cierto que éste va a ser mirado con
lupa, estableciéndose preceptivamente unas reglas del juego
(pactos incluídos) que limiten éste a las medidas del
estadio, de las que me limitaré a glosar dos:
La primera y que está levantando una buena polvareda sería
la presunta e inspirada iniciativa de Chakib Benmoussa,
ministro de Interior, acusado de haber elaborado una “lista
negra” -en base a información facilitada por los “walis” o
gobernadores- con personajes relacionados con el mundo de la
droga u otros, recusando su participación en cualquier lista
electoral. Al menos así lo denunció el pasado 29 de mayo en
la Cámara de Consejeros el partido de la “Unión
Constitucional”, quien alegó que podría haber sospechas
sobre posibles líderes “totalmente infundadas”. El
ministerio de Interior por su parte se ha revuelto
inmediatamente, negando tajantemente que esa lista hubiera
sido elaborada advirtiendo con lógica, no obstante, que
cualquier candidatura presentada sería anulada si no
respetaba las condiciones definidas por la ley electoral.
Fuentes oficiales que he podido consultar han sido claras y
taxativas: “Marruecos es un Estado de Derecho”.
Por otro lado el ministerio de Habús y Asuntos Islámicos,
dirigido por Ahmed Toufiq, ha evacuado una directriz
vinculante para todos los imames y predicadores de las
14.000 mezquitas oficialmente existentes en el Reino,
recordándoles la “neutralidad” (sic) que deben observar
hasta el escrutinio del 7 de septiembre, pues en caso
contrario -dato importante a mi entender- “podrían ser
relevados de sus funciones”. El mensaje es claro y
meridiano: las autoridades no van a permitir (mejor dicho,
no van a seguir permitiendo) que los lugares de culto hagan
directamente política, sirviendo descaradamente de tribuna
para fines electorales. Importante medida cautelar de la que
deberían tomar nota en Ceuta el Presidente Juan Vivas y el
delegado del Gobierno, García Arreciado, pues hay una
consigna silente que vuela más que corre en fechas
electorales por las mezquitas de la ciudad: “No votéis a los
nisranis (cristianos)”. Y no escribo de oídas, créanme,
puedo asegurar y aseguro que añado estas líneas con
conocimiento de causa. Pero tiempo habrá de volver, en
detalle, sobre ello….. Mientras y tras la victoria del grupo
terrorista “Hamás” en Palestina, habrá muchos que se estén
frotando las manos… En Madrid por ejemplo “Abou Islam” (así
denominado por sus compañeros de “Vanguardia Islámica”),
camaleónico líder al que últimamente le da por viajar a
Ceuta, donde dirige y asiste ¿espiritualmente? a conocidos
dirigentes musulmanes de la Ciudad querida vestidos, como
él, con más capas que una cebolla y tan falsos como Judas.
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