Del pueblo español… José María
Pemán, el genial poeta y mago del idioma dixit. Como dixit
“Abanico de colores, no hay en el mundo una flor, que el
viento mueva mejor, que se mueve Lola Flores” Pemán era un
máquina hacedor de estrofas mágicas, que conmovía con esos
versos paridos desde la aorta, vena bombeadora de buena
sangre española y andaluza.
Quiero dedicar estas letras, trabajosamente tecleadas en mi
mugriento ordenador, a mi brother Jose Manuel, ceutí, que me
escribe llamándome “Mi dama” y se revuelve enfurecido ante
las memeces de los mindundis de la progresía que quieren
ponerle “otra” letra a nuestro himno. Vale. Seré
políticamente correcta y realizaré el planteamiento desde la
moralina desfallecida que nos empacha. Así, el himno tendrá
que ser “solidario”, contener “la condena, la repulsa y el
rechazo ante la barbarie” es decir, abordar el hijoputismo,
también llamado terrorismo y guardar entre párrafo y párrafo
el minuto de silencio para amedrentar, a fuerza de no decir
nada, a los piojosos independentistas, separatistas,
secesionistas y cabroncetetistas. También tendría que
acometer el “multiculturalismo” porque, los que “vienen
huyendo del hambre y de la miseria” traen al parecer, los
pobrecitos, mucha cultura, vamos, que son personas de gran
altura intelectual y excelencia académica. Y luego (al-luego
se diría en mi barriada) algo relativo a la tolerancia, al
pacifismo y al onegetismo.
¿Qué están murmurando con esas expresiones de sacerdotes
egipcios en ayunas? ¿Qué “eso” no sería un himno sino un
auténtico bodrio? O.K. Pero mi amigo José Manuel me envía
una especie de letra firmada por Joaquín Sabina, seguramente
encontrándose fané y descangayado tras una noche de farra y
los versos son tan cursis, que harían ruborizarse a una de
esas ratas polares árticas a las que precede la mala fama de
ser los bichos más carotas de la Creación. Y es que, Joaquín
Sabina, a fuerza de hacerse el progre y el canalla, acaba
sobreactuando y resulta abrumadoramente coñazo. Que conste
que, las gentes con un toque canalla me divierten
sobremanera, pero me resultan infinitamente más interesantes
las ocurrencias de Massiel, de María Jiménez o incluso del
Dinio, modelo de simpleza, que las transgresiones de Sabina.
Los transgresores aplaudidos y admirados por el
establishment suelen resultar muy afectados y muy cargantes.
Vasallos pijo-malotes, pero en el fondo lameculos.
Mejor que aparquen el tema de la letra y respeten la de
Pemán, o que encarguen su creación al mejor poeta español,
que es Antonio Gala, caballero de las artes y de las letras,
mecenas de artistas a través de su fundación y uno de los
más espirituales y exquisitos autores que han dado las
letras españolas. Elegante por fuera y por dentro. ¿Pero
Sabina? ¿A que nivel de progrecutrerío hemos llegado? Ahora,
si se trata de “cercanía” con el pueblo, mejor den la
comanda a Camela , a Los Chunguitos o, para complacer a los
taxistas al Fary, incluso para contentar al marujerío de la
derecha republicana y de barrio, a servidora de ustedes, que
escribe por todos los palos, exceptuando versos alejandrinos
y sonetos, los primeros por farragosos y los segundos por
cursis.
José Manuel, lanza fulminaciones si no se contenta su
raigambre española y ¿Por qué no? ¿Por qué no se encarga el
invento de la letra a un hacedor de pasodobles? Reflexionen…
Letra de pasodoble que sea un repique de campanas, el son de
la cristiandad, una loa a la unidad de España, al valor, la
lealtad, la dignidad, el patriotismo, el trabajo y el honor.
Sí, a nuestros valores y a nuestras raíces. Y que se repitan
las palabras mágicas y maravillosas “Dios y España”
sortilegio de héroes, santos y poetas.
Y que sea muy “como Dios manda” y que lo cantemos con un
repelús. Hasta entonces, mejor nos quedamos con Pemán.
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