No ha habido personaje, en la
breve historia de nuestra democracia, que haya creado tantos
problemas al orden establecido, como De Juana Chaos.
Un país como el nuestro, ni puede, ni debe , tener que estar
todos los días pendiente de un tipo de asesinos, como ha
sido este, por ejemplo, que cuando ha cumplido una parte de
su condena, comienza a fastidiar a todo un Estado de
Derecho, con huelga de hambre, auténtico camelo, para pasear
luego por donde quiere, y con escoltas que pagamos todos los
demás. Manda huevos.
Ahora, menos mal, ha vuelto a la cárcel, no será por mucho
tiempo, y para volverse a dejar ver, comienza a mover los
hilos en instituciones penitenciarias, dice que para
casarse. ¡¡Otro marrón más que se nos viene encima!!. Porque
eso de casarse es lo de menos, lo de más será que en torno a
ese enlace matrimonial, si es que lo llama así, comenzarán
las algaradas que “ los potros sueltos” de ciertos grupos
van a ir moviendo para que el orden, la tranquilidad y la
seriedad se vayan desvaneciendo.
Aquí no paran de aparecer complicaciones y si ya ese
encarcelamiento del propio De Juana, y también de Otegi,
parecían el comienzo de la finalización del cachondeo que
estos van promoviendo, semana tras semana, ahora con este
nuevo asunto, totalmente inesperado, habrá que volver a
comenzar a tomar posiciones, ya veremos de qué tipo.
No creo que haya ninguna ley que impida contraer matrimonio,
por la iglesia o sólo por lo civil, a cualquier persona que
esté en la cárcel. A lo largo de los últimos años no tengo
la relación de los presos que han contraido matrimonio entre
rejas, pero eso me da igual, lo que no me da igual es que
para “una ceremonia” de este tipo, los que pagamos impuestos
y guardamos rigurosamente el orden establecido por las
leyes, tengamos que contribuir, con algún impuesto más o con
no poder estar en paz, según en qué sitios.
A lo largo de los últimos, muchos, meses hemos oido decir,
cientos de veces, a los progres de toda la vida, que hay que
respetar los derechos humanos, que hay que proteger la
libertad de las personas. Y yo que guardo escrupulosamente
las leyes de mi país, digo a esos “progres de toda la vida”,
que yo respeto los derechos humanos, pero que entre esos
derechos humanos está el derecho a la vida, algo que De
Juana Chaos no respetó sobre un buen número de guardias
civiles, que además de tener derecho a la vida,tenían
der4echo a vivir con sus esposas, con sus hijos o con sus
padres.
La acción, una de tantas, de De Juana Chaos privó del
sagrado derecho que tenían unos hijos de guardias civiles,
unas esposas de guardias civiles y unos padres de gaurdias
civiles, por ejemplo.
En estos casos, y que cada uno piense como quiera, la ley
tiene que ser guardián de todos por igual, pero muy
especialmente de aquellos que lo único que hacen es cumplir
con su deber.
El término ley es muy bonito, si sirve igualmente para
encaminar al bien común a todos. Una ley será tanto más
justa cuanta más flexibilidad tenga, pero siempre que esa
flexibilidad no sea a favor de los asesinos, frente a
quienes son respetuosos con la propia ley y el orden.
Y ya que ha aparecido el térmiono orden, no debemos
separarlo mucho de la ley, pero si que podíamos ponerlo
frente a la libertad.
Libertad para todos, en teoría, es muy bonito, pero eso
lleva al caos total, cuando no se corresponden la libertad
de uno con la de su vecino.
Libertad y orden, quieran o no, aparecen, a veces
contrapuestos, y cunato más prevalece uno tanto más va
menguando el otro, con lo que en una sociedad justa debe
haber equilibrio entre uno y otro, pero siempre, eso sí,
presididos por la ley.
Y una ley que no la utilice el más fuerte, el que tenga más
fuerza bruta, porque por ese camino con la ley en poder del
que ostenta el propio poder, dejando de lado todos los demás
estratos, hemos entrado en la etapa ya superada del
fascismo. Y es curioso que estos días, esos grupos
incontrolados y sin ley hayan tildado de fascista al propio
presidente del Gobierno, cuando frenó la alocada carrera de
los incontrolados.
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