PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - JUEVES, 14 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

El Toison de Oro
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

El rey va a conceder a Adolfo Suárez el Toison de Oro, la máxima condecoración del Estado, lo que me parece perfecto, porque su trayectoria o merece. Aunque, lo cierto es que, servidora, no cree en más condecoraciones que las que se obtienen jugándose los cojones en primera línea de fuego “Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero…” ¿No les gustan las antiguas canciones?. También acepto las que premian el heroísmo más abnegado, aunque no sea en las trincheras, sino a pie de calle. El resto de los fastos, glorias y honores me son indiferentes y más en estos momentos evolutivos que estoy regurgitando y que me hacen claramente esenia, de barrio, pero esenia. ¿Qué dicen ahora, por tal de no callarse? ¿Qué Nuestro Salvador Jesucristo era esenio y se retiró cuarenta días y cuarenta noches al desierto por mor de sus tendencias espirituales?. Sí, eso también lo sé yo y ayunó durante esa cuarentena, porque cuarenta es número místico y esotérico. Cuarenta días tardan las células en regenerarse y la mujer en reponerse tras el parto.

Pero eso no tiene nada que ver con Adolfo Suárez, a quien nadie puede restarle méritos ya que, antes de ser el primer presidente de la democracia, fue un gran joseantoniano, de disciplina falangista “Falangista valeroso y con ese patrimonio, la justicia, el pan, la Patria y la España, Grande y Libre que soñaba José Antonio” y el último Jefe Nacional del Movimiento. ¿Recuerdan la foto de Suárez, más bonito que un premio de la Primitiva, camisa azul, chaqueta blanca, jurando de rodillas y ante el Crucifijo los Principios del Movimiento? Emotivo documento histórico que explica los valores morales y patrióticos, duramente mamados bajo el cangrejo y el “Cubre tu pecho de azul, español, que hay un hueco en mi escuadra. Pon cinco flechas en tu corazón, llámame camarada”. Valores y disciplina que fueron sedimento indispensable para conducir posteriormente y con mano de hierro la Transición. A Suárez le pasaba como al rey de España, que era extraordinariamente querido por Franco y los amores y predilecciones de un militarote como lo fuera el Caudillo, solían apuntar bien y certero. Siempre me ha gustado Adolfo Suárez, esa cercanía, siendo Presidente, que le llevó a ocupar sin titubeos, la portada del Hola, con su estupenda familia, para presumir de hijo y lucir de esposa guapetona. ¿Qué dicen? ¿Qué el Zetapé tiene prohibido retratar a su prole su esposa es bastante hurona y se prodiga poco? No hay color. Suárez posó para aquel Hola memorable, que agotó la edición en minutos, sentado con sus niños, riendo con ellos en la Moncloa y dando un paseo romántico tiernamente enlazado a Amparo Illana y ese Hola fue la más extraordinaria campaña de marketing que haya existido en la historia de la política española. Cercanía, sencillez, naturalidad, simpatía… Suárez nunca tomó un avión oficial para irse unas horas de compras a Londres, la prensa libertaria de entonces le hubiera degollado en negro sobre blanco. Con UCD los gobernantes no eran abusones, ni les deslumbraban los privilegios y se endiosaban. Eso era imposible en unos años setenta en los que, las libertades, comenzaron por ser auténticas, para luego ir opacándose a la sombra del clientelismo y del oportunismo, de la censura velada, de los cortesanos babosos y del temor a las represalias. ¿Los años setenta? “No digas que fue un sueño” que escribiría Kavafis. Fueron reales, duros, felices, vocingleros, refrescantes, cutres, emotivos, horteras, maravillosos. Un Toison de Oro para los españoles. Y para el marido de Amparo Illana y padre de Marian Suárez también.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto