Gran ambiente y mucha expectación levantó en la mañana de
ayer la quinta edición de la Subida a la Ermita de San
Antonio. Doscientos cincuenta y tres corredores, nuevo
récord de participación en esta renacida carrera popular,
tomaron la salida en la Plaza de África a las nueve de la
mañana para completar los cerca de seis kilómetros de la
prueba entre los aplausos de los aficionados y de los
romeros más madrugadores.
La subida, como es habitual, se desarrolló a gran velocidad
desde el pistoletazo de salida a cargo de Víctor Íñiguez,
viceconsejero de deportes. Para entonces, el nerviosismo y
los empujones entre los corredores por conseguir salir en el
grupo de cabeza desaparecieron para dejar paso al afán de
victoria, para unos, y al hambre de autosuperación ante un
recorrido tan exigente, para la enorme mayoría.
Un trazado que para algunos pareció quedárse corto. Tan sólo
diecinueve minutos después del inicio de la prueba (19 min y
46’), y tras superar un tramo final con una pronunciada
pendiente, el atleta marroquí Ismael Aharez atravesó la
línea de meta para inscribir su nombre en el libro de
ganadores en San Antonio.
Más de un minuto más tarde su compatriota Farid El Botahiri
concluyó la carrera en la segunda posición. El tercer lugar
del podio, a escasos segundos de su antecesor, fue para el
primer corredor afincado en Ceuta, Mustafa Mohamed, de la
Peña Ceutí 100 kilómetros. La cuarta plaza fue para el
primer militar, Vicente Ruiz, mientras que Marouan Hassan,
quinto, y Claudio Tinoco, sexto, fueron los mejores entre
los juveniles y entre los triatletas, respectivamente.
La victoria en féminas correspondió a María Dolores Vera (27
min 24´), seguida de María Mora, segunda, y Nisrim
Bourhamban, tercera.
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