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cultura - JUEVES, 14 DE JUNIO DE 2007


Raquel Benítez. ASLE.

reportaje / asociaciones
 

Una red de jóvenes asociados revitalizará el centro Unesco local

La creación de la entidad, bajo la presidencia de Raquel Benítez, desarrollará las actividades del centro ceutí con el trabajo de una decena de integrantes. La promoción de los ideales de las Naciones Unidas será la base del proyecto
 

CEUTA
Elsa Cabria
elsacabria@elpueblodeceuta.com

Dos psicopedagogas, una funcionaria laboral de Justicia, un biólogo, una licenciada en Ciencias Ambientales, un matemático, un licenciado en Humanidades, una abogada y un maestro de la ciudad autónoma tienen un plan altruista a largo plazo. Una estrategia en común que busca fomentar los valores sociales y el diálogo intercultural.Un trabajo colectivo a 18 manos que busca crecer. Este equipo multidisciplinar se ha unido para constituirse como la primera red de jóvenes asociados al centro Unesco de Ceuta. Un proyecto embrionario, pero ambicioso, cuyo primer objetivo es dinamizar el centro local con la adhesión de una biblioteca y de un colegio de Primaria, en la línea del instituto ‘Abyla’ que, el próximo curso académico, incluirá los valores Unesco en su currículo y será la primera escuela asociada local.

Este proyecto echó a andar hace tres meses, bajo el impulso de la presidenta del centro, Mercedes Cuevas, que contó con el compromiso de Raquel Benítez para ejercer la presidencia del grupo juvenil. Esta maestra y licenciada en Psicopedagogía recogió el capote y se lanzó a buscar aliados. “La respuesta ha sido rápida, el equipo es variado y todos tenemos muchas propuestas, ahora nuestras miras están puestas en lograr subvenciones para llevarlas a cabo, porque empezar siempre fue complicado”, arranca Benítez.

La búsqueda de un colegio que quiera transmitir los valores Unesco a los escolares y contar con la Biblioteca Municipal para incluir en sus fondos bibliográficos libros que analicen el trabajo de la organización de las Naciones Unidas son los dos primeros pasos de la asociación. Pero “hacer hincapié en que la convivencia es posible” en Ceuta a través de encuentros culturales se va a erigir como la línea principal a seguir. “La multiculturalidad no tiene que generar discusión, es la realidad que vivimos. Puede haber faltas de entendimiento, pero casi siempre están motivadas por agentes externos a la ciudadanía”, critica.

En su opinión, “muchas veces, se busca el conflicto donde no lo hay, porque al final todos sufrimos y lloramos independientemente de la religión que profesemos. No hay que olvidar que la religión pertenece al ámbito privado”, subraya.

En este cruce de caminos, Benítez llama a la normalización de las cuatro culturas mayoritarias “de puertas afuera”. De esta forma, espera colaborar en la proyección de la imagen de Ceuta al exterior con el fruto de su trabajo. “Cuanta más gente formemos parte del proyecto, más ideas generaremos para dar a conocer la ciudad de una manera realista, además de aumentar las actividades de colaboración con Marruecos”.

A este respecto, considera que los ceutíes viajan frecuentemente al país vecino. “Comprar e ir a la playa” -al otro lado de la frontera- “son actividades habituales”. Sin embargo, aunque no contempla la existencia de “ninguna clase de conflicto social con Marruecos”, si reconoce “un desconocimiento cultural mutuo”. Y es que “Tetuán, que está a veinte minutos y es una de las ciudades claves del protectorado, cuenta con una riqueza cultural impresionante que mucha gente no sabe que existe. Por no hablar de Tánger o Chaouen”. Por esta razón, otra de las premisas de la red de jóvenes asociados será “compartir la riqueza de Ceuta con el país vecino y con el mundo”.

Así, en el ámbito de protección patrimonial, incidirán en que las Murallas Reales se conviertan en Patrimonio de la Humanidad. “Es un reconocimiento que el grupo de trabajo se va a esforzar por conseguir a largo plazo porque su historia debe trascender”.

El grupo de voluntarios realizará su primera reunión formal en próximas semanas para, de cara a septiembre, tener proyectos entre las manos. En este sentido, Benítez asume el papel transformador que deben fraguar, a través de los principios educativos, integrados en los ideales Unesco. “La educación debe ser algo más que una herramienta para conseguir una salida laboral, también es crucial para formar personas que sepan desenvolverse en sociedad”. Entiende su colaboración con la Unesco como “una futura ayuda para que los jóvenes sean más tolerantes porque el modelo actual de trabajo es muy competitivo y cada vez llega más gente a la universidad y se padece en exceso de ‘titulititis”. En este punto, la diferencia la pone Ceuta con sus elevados índices de fracaso escolar y de paro. “Bien es cierto que aquí cada vez menos gente alcanza la selectividad y eso también es grave. Los módulos de formación profesional podrían ser una salida en esta ciudad”.

Por ello, aboga por un concepto: cualificación. “Para todos los trabajos hay que estar preparados y hacen falta nuevos profesionales. La clave esencial para que los jóvenes puedan trabajar es que los empresarios les hagan un hueco y generen bolsa de trabajo para gente de 18 a 25 años”, opina.

Salidas al paro en la ciudad

Su propuesta base es el compromiso laboral desde ambas partes. “La formación no es sólo cualificación laboral, también es cultura personal, de ahí la relevancia de la educación”.

Las estrategias sociales “llevan a tener más habilidades y un espíritu crítico y constructivo. Esa es la clase de gente con la que nos gustaría contar en el centro Unesco y a la que esperamos ayudar”, anuncia Benítez.

A su juicio, esta personalidad emprendedora podría desarrollar un carácter empresarial en la juventud ceutí y soliviantar el elevado número de parados. “Buscar un culpable al desempleo es imposible. Esta actitud tiene que ir de dentro a fuera y de fuera a dentro: los jóvenes tienen que moverse y buscarse la vida, los docentes deben ejercer de guías para generar sus inquietudes y la familia y la administración deben incentivar sus iniciativas; este es el camino”, señala.

Los jóvenes asociados a la Unesco han iniciado un camino de no retorno de manera voluntaria. “Queremos trabajar desde Ceuta para Ceuta”, concluye su presidenta. Durante este recorrido, tratarán de imprimir en el carácter de la juventud de la ciudad autónoma valores como el respeto de los derechos humanos, el conocimiento de otras culturas, y los problemas ecológicos. porque buscan “mentes inquietas”.
 

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