Dos psicopedagogas, una funcionaria laboral de Justicia, un
biólogo, una licenciada en Ciencias Ambientales, un
matemático, un licenciado en Humanidades, una abogada y un
maestro de la ciudad autónoma tienen un plan altruista a
largo plazo. Una estrategia en común que busca fomentar los
valores sociales y el diálogo intercultural.Un trabajo
colectivo a 18 manos que busca crecer. Este equipo
multidisciplinar se ha unido para constituirse como la
primera red de jóvenes asociados al centro Unesco de Ceuta.
Un proyecto embrionario, pero ambicioso, cuyo primer
objetivo es dinamizar el centro local con la adhesión de una
biblioteca y de un colegio de Primaria, en la línea del
instituto ‘Abyla’ que, el próximo curso académico, incluirá
los valores Unesco en su currículo y será la primera escuela
asociada local.
Este proyecto echó a andar hace tres meses, bajo el impulso
de la presidenta del centro, Mercedes Cuevas, que contó con
el compromiso de Raquel Benítez para ejercer la presidencia
del grupo juvenil. Esta maestra y licenciada en
Psicopedagogía recogió el capote y se lanzó a buscar
aliados. “La respuesta ha sido rápida, el equipo es variado
y todos tenemos muchas propuestas, ahora nuestras miras
están puestas en lograr subvenciones para llevarlas a cabo,
porque empezar siempre fue complicado”, arranca Benítez.
La búsqueda de un colegio que quiera transmitir los valores
Unesco a los escolares y contar con la Biblioteca Municipal
para incluir en sus fondos bibliográficos libros que
analicen el trabajo de la organización de las Naciones
Unidas son los dos primeros pasos de la asociación. Pero
“hacer hincapié en que la convivencia es posible” en Ceuta a
través de encuentros culturales se va a erigir como la línea
principal a seguir. “La multiculturalidad no tiene que
generar discusión, es la realidad que vivimos. Puede haber
faltas de entendimiento, pero casi siempre están motivadas
por agentes externos a la ciudadanía”, critica.
En su opinión, “muchas veces, se busca el conflicto donde no
lo hay, porque al final todos sufrimos y lloramos
independientemente de la religión que profesemos. No hay que
olvidar que la religión pertenece al ámbito privado”,
subraya.
En este cruce de caminos, Benítez llama a la normalización
de las cuatro culturas mayoritarias “de puertas afuera”. De
esta forma, espera colaborar en la proyección de la imagen
de Ceuta al exterior con el fruto de su trabajo. “Cuanta más
gente formemos parte del proyecto, más ideas generaremos
para dar a conocer la ciudad de una manera realista, además
de aumentar las actividades de colaboración con Marruecos”.
A este respecto, considera que los ceutíes viajan
frecuentemente al país vecino. “Comprar e ir a la playa” -al
otro lado de la frontera- “son actividades habituales”. Sin
embargo, aunque no contempla la existencia de “ninguna clase
de conflicto social con Marruecos”, si reconoce “un
desconocimiento cultural mutuo”. Y es que “Tetuán, que está
a veinte minutos y es una de las ciudades claves del
protectorado, cuenta con una riqueza cultural impresionante
que mucha gente no sabe que existe. Por no hablar de Tánger
o Chaouen”. Por esta razón, otra de las premisas de la red
de jóvenes asociados será “compartir la riqueza de Ceuta con
el país vecino y con el mundo”.
Así, en el ámbito de protección patrimonial, incidirán en
que las Murallas Reales se conviertan en Patrimonio de la
Humanidad. “Es un reconocimiento que el grupo de trabajo se
va a esforzar por conseguir a largo plazo porque su historia
debe trascender”.
El grupo de voluntarios realizará su primera reunión formal
en próximas semanas para, de cara a septiembre, tener
proyectos entre las manos. En este sentido, Benítez asume el
papel transformador que deben fraguar, a través de los
principios educativos, integrados en los ideales Unesco. “La
educación debe ser algo más que una herramienta para
conseguir una salida laboral, también es crucial para formar
personas que sepan desenvolverse en sociedad”. Entiende su
colaboración con la Unesco como “una futura ayuda para que
los jóvenes sean más tolerantes porque el modelo actual de
trabajo es muy competitivo y cada vez llega más gente a la
universidad y se padece en exceso de ‘titulititis”. En este
punto, la diferencia la pone Ceuta con sus elevados índices
de fracaso escolar y de paro. “Bien es cierto que aquí cada
vez menos gente alcanza la selectividad y eso también es
grave. Los módulos de formación profesional podrían ser una
salida en esta ciudad”.
Por ello, aboga por un concepto: cualificación. “Para todos
los trabajos hay que estar preparados y hacen falta nuevos
profesionales. La clave esencial para que los jóvenes puedan
trabajar es que los empresarios les hagan un hueco y generen
bolsa de trabajo para gente de 18 a 25 años”, opina.
Salidas al paro en la ciudad
Su propuesta base es el compromiso laboral desde ambas
partes. “La formación no es sólo cualificación laboral,
también es cultura personal, de ahí la relevancia de la
educación”.
Las estrategias sociales “llevan a tener más habilidades y
un espíritu crítico y constructivo. Esa es la clase de gente
con la que nos gustaría contar en el centro Unesco y a la
que esperamos ayudar”, anuncia Benítez.
A su juicio, esta personalidad emprendedora podría
desarrollar un carácter empresarial en la juventud ceutí y
soliviantar el elevado número de parados. “Buscar un
culpable al desempleo es imposible. Esta actitud tiene que
ir de dentro a fuera y de fuera a dentro: los jóvenes tienen
que moverse y buscarse la vida, los docentes deben ejercer
de guías para generar sus inquietudes y la familia y la
administración deben incentivar sus iniciativas; este es el
camino”, señala.
Los jóvenes asociados a la Unesco han iniciado un camino de
no retorno de manera voluntaria. “Queremos trabajar desde
Ceuta para Ceuta”, concluye su presidenta. Durante este
recorrido, tratarán de imprimir en el carácter de la
juventud de la ciudad autónoma valores como el respeto de
los derechos humanos, el conocimiento de otras culturas, y
los problemas ecológicos. porque buscan “mentes inquietas”.
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