La mala fortuna se cebó durante la mañana de ayer con el
equipo de Los Delfines que participó en la tercera prueba
puntuable de la Copa de España de Promoción Infantil. Tan
sólo tres de los ocho palistas ceutíes participantes, Raquel
Vargas, Juan González y José Ramón Soler, consiguieron
cruzar la meta de la regata disputada en la ría donostiarra
de Zumaima.
El resto de sus compañeros dieron con sus cuerpos en el agua
en algún momento de la prueba, condenándoles a no finalizar
los tres mil metros del campo de regatas dispuesto por la
organización, la RealFederación Española de Piragüismo y la
Federación del País Vasco, para esta cita.
Con el obligado abandono de los cinco palistas ceutíes se
truncaron las ilusiones caballas de meterse entre los
diecinueve mejores equipos de la competición en la
clasificación por conjuntos. Un objetivo para el que era
totalmente necesario que todos y cada uno de Los Delfines
puntuasen. Finalmente, y merced a los puntos de los tres
caballas que si que pudieron concluir la regata, el club
caballa terminó en la trigésima plaza.
El más destacado del conjunto dirigido por Antonio Román
Mora fue José Ramón Soler. Éste, con su quinta posición,
consiguió igualar su resultado en la segunda regata del
circuito celebrada en aguas ibicencas.
Por su parte, Juan González atravesó la meta en la undécima
plaza, mejorando doce posiciones sobre la anterior prueba
del calendario.
El tercer palista que concluyó la regata fue Raquel Vargas,
que con su 33º posición consiguió resarcirse de su vuelco en
la bahía balear de Portmany.
Desgraciadamente para sus intereses, los que recogieron el
infortunado testigo de Raquel fueron sus compañeros Sufian
Bunuar, Bilal Abdelkader, Pedro Fernández, el debutante Luis
Llodrá y Joan Agustín Bargaoanu.
Éste último, que aspiraba a subir al podio que ocupó en las
dos regatas precedentes, sufrió en sus propias carnes el
evidente mal fario que persiguió ayer a los ceutíes.
Después de una buena salida que le colocó en el grupo de
cabeza, todo parecía indicar que Bargaoanu celebraría en la
ría donostiarra su convocatoria para el equipo nacional. Sin
embargo, a escasos trescientos metros de la llegada, uno de
sus tres compañeros de fuga golpeó con su pala el timón del
ceutí, volcando así su piragua y condenándole a abandonar
con el lógico enfado del palista de Los Delfines.
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