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OPINIÓN - DOMINGO, 10 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Las ideologías
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

A lo largo de la campaña electoral, que finalizó hace dos semanas, hemos tenido la oportunidad de oir, aunque fuera como cuando oimos caer el agua de la lluvia, los términos ideas e ideologías.

En esos momentos, más de una vez, tuve que morderme los labios y contar hasta diez, mentalmente, para no hacerle ver al ilustre “mitinero” de turno que estaba utilizando palabras huecas y vacías de significado, aunque él las rellenaría con cualquier promesa que no pòdría realizar. con todo ello, cumpliera o no cumpliera las promesas, estaba utilizando unos términos que él no comprendía y los de su alrededor tampoco, ya que las ideologías comportan dos principales características:

Ideología es un marco, nos da una imagen de la sociedad y esta imagen nos hace inteligible esa sociedad. Tenemos, pues, el carácter mostrativo de lo que estamos viendo.

Pero no aporta esta imagen un programa político, esto es, la enunciación de principios que pretenden desarrollar y organizar la sociedad.

De todo ello, por tanto, se producen las recetas de lo que debía hacerse para conseguir un ideal social y se asegure y coincida con la realidad de una sociedad.

Con esto se nos da una idea, en primer lugar, de lo que es una utopía o terreno de los sueños ( de esto hubo a montones en las elecciones, incluso en Ceuta).

Porque, cuando se tiene el modelo, se observa si coincide con la realidad social o no. Si realidad y programa están en los antípodas, está claro que nos encontramos ante la utopía ( cuantos arósteguis ha habido en la historia). En el caso de coincidencia del programa social y realidad es cuando podemos hablar de ideología.

Partiendo de aquí, los políticos sen satos deben ver y hacer ver a los demás que “ una ideología pretende aportar una perspectiva coherente, sobre la que se actúe sobre el mundo social y se comprenda ese mundo. Con esto estamos enlazando con el pensamiento de Gramsci cuando afirma que. “ las ideologías crean el terreno en el que los hombres se mueven y por ellas adquieren conciencia de su posición, de su lugar en la lucha de clases...”.

Y hay que ver esto desde la propia realidad, no desde elucubraciones fantásticas, que nada nos aportan. Así tenemos como los conflictos ideológicos desde la Guerra Mundial, que antes tuvieron mucha importancia, ahora van a desaparecer para verse postergados ante una política realista:” Reconstrucción de Europa, relanzamiento de la economía europea, crecimiento económico”. Y esto hacía de la política de postguerra una idea de pragmatismo, sin discusión ideológica. Hay una incuestionable validez de lo que se está haciendo. Parece el fin de las ideas, el crepúsculo de las ideologías. La estructura del cambio socioeconómico no se cuestiona.

Estamos, pues, en que todo lo ideológico era peyorativo, representaba política inmadura, especialmente cuando la capacidad de la economía apoyada por el Plan Marshall y demás daba éxitos incuestionables. Existencia de pleno empleo, inexistencia de paro, todo ello llevaba a la conclusión de que las ideologías eran nefastas, sin más.

Pero no debemos mirar sólo de frente, puesto que el querer decir que no hay ninguna ideología en esta situación, es estar haciendo una ideología. En los años 60, se va a producir un veto global, por parte de los hijos burgueses, grandes beneficios, sector de la juventud burguesa, que se presentarán como variante de lo que se llama socialismo libertario.

Lo novedoso de la situación radica en que hay que despertar y recuperación en torno a la nueva sociedad, ante una vida cualitativa moral. Hay también el despertar del rol de la sexualidad.

Así llegamos a la idea de Eccleshall, al hablar de: “ ideología como el ámbito en el que la gente clasifica y justifica sus acciones, si estas persiguen intereses divergentes”.

Al hac er este somero repaso en torno a las ideologías, no podemos por menos de decir: “mucho ruido y pocas nueces” en las campañas electorales, el trasfondo es más profundo, y la interpretación, desde ciertos sectores políticos, errónea, o así hay que verlo por sus acciones.
 

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