Siempre he mantenido la intuición
de que la especie humana se divide en dos: hombres y
mujeres. Pero en nombre de lo políticamente correcto parece
haberse instaurado la estupidez esa de la “cuota” femenina,
que no sé bien que diantre es aun cuando para mi está muy
claro: la mujer que valga, adelante, tanto si luego en el
porcentaje resultante las féminas son minoría o mayoría, da
igual; pero de ahí a elaborar una estadística de forzoso
cumplimiento me parece demasiado. Pero bueno, mientras en
Ceuta un sobrado Presidente Vivas presume, con razón, de que
a él eso no le concierne pues políticamente siempre ha
estado bien arropado con el sexo opuesto, en el país vecino
desde el que les escribo estas líneas los partidos políticos
están afilando sus dientes ante la contienda electoral del
próximo 7 de septiembre, exhibiendo como no podía ser menos
la “cuota femenina” marcada por ley: el 10% de los diputados
electos en Rabat deben de ser mujeres.
La verdad es que el Magreb ha tenido en la primera fila de
su historia valerosas féminas y ahí ha quedado en la Cabila
como ejemplo, ante la invasión y colonización árabe, la
resistencia de la Kahina. Durante el Protectorado
hispano-francés varias fueron las mujeres que se alzaron en
armas en Marruecos: desde Ito, la valerosa “emir” beréber de
la zona de Azrou hasta Essaida Duraidi, quien no dudó en
volar tiendas de “colaboracionistas” en Marrakech.
Ya en el acto de la reivindicación de la independencia, el
11 de enero de 1944, figuraba una mujer, Malika El Fassi, si
bien hay que esperar a 1993 para que las dos primeras
mujeres (una nacionalista, del Istiqlal y otra socialista,
de la USFP) se sentaran en el Parlamento. Durante las
últimas elecciones vividas en el país (las comunales
-municipales- de 2003) figuraron 6.024 mujeres de entre
23.689 candidatos, siendo finalmente elegidas 127. Para las
elecciones de septiembre, parece que el Istiqlal espera
promocionar una lista de cuarenta candidatas (todas del
comité ejecutivo), mientras que la USFP confiará su cabeza
de lista a la ex ministra de cooperación en el primer
gobierno Yusufi, Aïcha Belarbi. El PPS parece decantarse por
la ya parlamentaria Nezha Skalli, el RNI todavía no se ha
pronunciado aunque yo apostaría por Fátima Layli (activa
miembro del CORCAS y con buen hilo con la Casa Real) y el
PND apostará sin duda por su número dos, Milouda Hazibe. En
cuanto a los islamistas parlamentarios del PJD, la estrella
parece ser Fátima Bellhasen, diputada por la cercana ciudad
de Tánger y muy activa contra la descarada expropiación de
terrenos (los abusos son flagrantes y numerosos) con la
disculpa de las obras del superpuerto Tánger-Mediterráneo.
Más aun, el PJD (que contaba con seis mujeres en el
Parlamento) ha ofrecido 10.000 dirhams (sobre mil euros) a
cada sección del partido que presente para septiembre como
cabeza de lista provincial a una mujer.
La realidad es que las mujeres están escalando, poco a poco
y no sin dificultades, el puesto que les corresponde. Hay
incluso una gobernadora (wali) en Casablanca. Acabemos por
cierto con una confidencia, para qué engañarnos como
hombres: al final, la que manda de verdad (en casa y fuera
de ella) es el erróneamente llamado “sexo débil”. En última
instancia, quien decide es la mujer.
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