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OPINIÓN - SÁBADO, 9 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Éxito de la diplomacia
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La diplomacia te saca de un problema en el que el tacto te hubiera evitado meterte”. Es una cita que me viene que ni pintiparada para festejar la manera que ha tenido Juan Vivas de afrontar el problema que había pendiente con Mohamed Alí.

Un problema que surge cuando José Luis Morales, que desdeña la diplomacia, le dijo al líder de la entonces UDCE -no coligada aún con IU- lo que le vino en ganas y sin pensárselo dos veces. Y se armó la tremolina. Puesto que MA aprovechó el desenfreno verbal del asesor de la Presidencia para ajustar cuentas pasadas. Empezando por la de no haber podido obtener una vicepresidencia en la Mesa Rectora. De manera que anunció a bombo y platillo que rompía las relaciones institucionales con el PP.

Los populares saben que Mohamed Alí es un político a quien no se le debe perder la cara. Sus dirigentes son conscientes de que cuenta con aptitudes suficientes para desempeñar su actividad política y le reconocen que ha aprendido lo suyo en sus primeros cuatro años en la oposición. Lo que le ha proporcionado un nuevo triunfo en las urnas. Obtenido además sin la posibilidad de basarse en un clientelismo con la botarga llena. ¡Menudo mérito!...

Juan Vivas, presidente electo, lleva muchos años procurando no decir lo que piensa. Cuando lo que piensa podría dañar severamente las relaciones entre ciudadanos de comunidades diferentes y donde la susceptibilidad está siempre a flor de piel. Aunque, en esta ocasión, lo primero que hizo es airear públicamente que tampoco esta vez accedería a la petición de Mohamed Alí en cuanto al deseo de éste de sentar en la mesa Rectora a su socio político: Mohamed Haddu. Así, conseguía de entrada que el visitante llegara a la entrevista sin hacerse la menor ilusión al respecto.

Ahora bien, habiendo dejado muy claro Juan Vivas que la cortesía la utiliza él cuando quiere y eligiendo también la concesión, me imagino que en la reunión con Alí debieron planear por el despacho de la Presidencia los modales exquisitos desplegados por un hombre que todavía andará entre nubes por cómo se le ha vuelto a entregar su pueblo en las urnas.

De no haber sido así, o sea, de no haber derrochado JV habilidad a raudales y buenas maneras, no me cabe la menor duda de que el jefe de la oposición habría salido de la entrevista bufando y clamando al cielo contra quienes minimizan el poder que le han concedido a él sus votantes. Y a partir de ese instante ya hubiésemos tenido sonando los tambores de la discordia.

Mohamed Alí, de quien me habló muy bien Nicolás Fernández Cucurull en su día, tampoco tiene un pelo de tonto. Y me imagino que habrá echado sus cuentas cuando apenas queda un año para que se celebren las elecciones generales. En principio, naturalmente, lo fundamental es que se ha dado cuenta de que enfrente hay un presidente tenido por ídolo. Y contra las creencias de un pueblo no cabe más que adoptar la postura del junco ante los vientos.

Luego se habrá preguntado muchas veces: ¿qué pasará si el PP vuelve a ganar las elecciones generales y viene otro delegado del Gobierno parecido a Luis Vicente Moro? ¿Cómo me será posible luchar contra dos poderes unidos bajo la férrea disciplina que suele mostrar el PP en tales menesteres?

Extraordinaria reflexión, que encaja perfectamente con la forma de ser de Mohamed Alí, y que le puede permitir ir creciendo en política sin perder un ápice de credibilidad e interés ante los suyos; quiero decir ante sus votantes. Con otra manera de proceder, y en vista de que la gente quiere diálogo y tranquilidad absoluta, estaría abocado a ir diluyéndose cual azucarillo en un vaso de agua. Enhorabuena, pues, a Juan Vivas y a Mohamed Alí.
 

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