Dicen que no hay sábado sin Sol,
ni mocitas sin amor. Lo de sábado sin Sol no lo tengo muy
claro. Ahora, eso sí, lo de mocitas si amor está clarísimo.
Con la cantidad de millones de mocitas casaderas, que hay en
el Mundo por pura lógica, cada sábado, miles de ellas
encontrarán el amor. ¡Que bonito es el amor!. Ya lo dijo
aquel: has el amor, no hagas la guerra.
Aprovechando la frase, con lo ocurrido en las elecciones
pasadas, la podríamos invertir y decir que: no hay sábado
sin Sol, ni partido sin dimisión. Y es que, cuando las cosas
no salen como se tienen previstas, no consiguiendo los
objetivos marcados lo mejor, al parecer, es que los
políticos que no han conseguido esos objetivos, presente su
dimisión.
Aquí, en nuestra tierra, hemos tenido ese caso con la
dimisión de Toñy Palomo al no haber conseguido los objetivos
marcados, ella por dignidad y honestidad presentó su
dimisión, a la que días más tarde se unió la de Sergio
Moreno segundo de la lista de los socialistas en las pasadas
elecciones. De todas formas, pensamos que Toñy sabía que al
no haber conseguido sus objetivos, que no eran otros que
aumentar el número de escaños en la Asamblea la sentencia
estaba ya más que dictada. No hay más cera que la que arde.
No es que estemos muy de acuerdo con que adopten esas
decisiones, pero si los que más saben del asunto creen que
es la única salida, sus razones tendrán. A igual que sus
razones tendrán aquellos mandas que eliminan de los partidos
a primeros espadas enviándolos al destierro político. En el
primero de los casos quizás piensen que, en esta vida de la
política, sólo existe lo de renovarse o morir. Y en el
segundo de los casos, en el de las eliminaciones de los
primeros espadas, lo más probable es que prime aquello de
“no hay peor cuña que la de la misma madera”. Y el que
manda, manda, y cartucho al cañón. No vaya a ser que le
quite el mando al manda, con lo a gusto que esta él con su
gorra y su pito.
Un día, no lo duden, llegará la rebelión de esos primeros
espadas que se han visto relegados al ostracismo, por los de
la gorra y el pito y, entonces, llegará lo que tiene que
llegar, que cada uno irá a parar al lugar que le
corresponde. No es lógico, desde ningún puntote vista, que
sean eliminados por los de las gorras y los pitos, todos
aquellos hombres o mujeres válidos que tantos beneficios
aportaron a sus partidos, en la mayoría de lo casos por unos
advenedizos, que en la tómbola de la vida, le regalaron la
gorra y el pito.
De momento tranquilos los de las gorras y los pitos con
mando por el asuntote la tómbola de la vida que la rebelión,
no se va a llevar a cabo gracias a las prebendas recibidas
por estos espadas que se venden por un plato de lentejas en
vez de luchar por lo que, por toda lógica, les corresponde.
Lo dijo Quevedo: “poderoso caballero es don dinero”. Y uno
mantiene la teoría de que el dinero, ese papel sucio y
maloliente metaliza los corazones. Y la sabía de mí abuela
que, siempre, acostumbraba a decir que: “por dinero baila el
perro”.
Sin embargo, alguien al que no le va a afectar el dinero y,
por supuesto, no se va a vender por un plato de lentejas,
viene con fuerza reclamando el lugar que le corresponde.
¡Ay, Gallardón!
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