Y si son sólo amenazas no estaría
mal. Sin embargo y conociendo el “paño” de los que las hacen
se puede esperar cualquier cosa a cual más peor.
La mañana de ayer, para mí al menos, fue todo menos
agradable. La primera noticia que recibía, venía acompañada
de ese trauma que supone el “fin de la tregua”.
Era algo esperado, y algo que salvo los miopes, veíamos
venir desde hace meses, los meses que han tardado en
rearmarse. ¡¡Maldita casta!!.
Y el aviso llega con el comienzo del verano, mejor dicho, en
las vísperas, para, entre otras cosas, cerrar parte de una
puerta importante, la del turismo.
Pero aquí todo está tramado y bien tramado, desde hace
meses, precisamente desde que comenzó la huelga de hambre de
De Juana Chaos, en uno de los pulsos más claros y
concluyentes que aquí se han echado al Estado de Derecho.
Las leyes , está claro, están para cumplirlas y el trato
que, con esa huelga de hambre, se ha dado a De Juana Chaos,
es más que dudoso que se hubiera dado a cualquier preso de
los que están en la cárcel por haber robado varios millones
de euros o por haber cogido y trasladado “ unas plantas
prohibidas”.
Hay tratamientos distintos, tal vez, porque es más
importante conservar, para bien de la naturaleza, ciertos
“lagartos” que proteger la vida de unos guardias civiles,
por ejemplo.
Aquí, el Estado de Derecho, cuando aparecen personajes de
este calibre puede hacer aguas por muchas partes y si el
personaje es de los que tiene “por detrás” muchos que le
hacen la corte, y aplauden sus acciones, entonces, eso que
llamamos Estado de Derecho se convierte en una nada o algo
parecido.
Yo, aquí y ahora, quisiera creer, que ese anuncio de ruptura
de la tregua es una simple alucinación, que no va a llegar a
otra parte. Es lo que yo quisiera pero ..., han demostrado
muchas veces que cuando se fortalecen no juegan a medias
tintas, con lo que hay que empezar a pensar en lo peor.
De todas formas ¿Qué Estado de Derecho tenemos si una
amenaza ya hace tambalearse las estructuras de la
convivencia?. No lo sé, no lo comprendo y no quisiera
abordar esta situación.
España acaba de salir de unas elecciones municipales en las
que ha habido de todo, pero en las que los que propugnan y
guardan el orden supieron estar. Lo malo de esto es que
aquellos que van contra el orden, que están fuera del juego
democrático, por muchas vueltas o revueltas que se de a las
leyes, una parte de ellos también participó y hoy son
concejales elegidos legítima y democráticamente, pero sin
que ellos respeten la legitimidad y la democracia.
Lo peor que podía haber en estos momentos, y lo digo con
toda la sicceridad del mundo es aparentar debilidad a la
hora de actuar.
Peor todavía sería, que los partidos democráticos de verdad,
dejaran algún tipo de resquebrajadura por donde se atisbara
la idea de ruptura, debilidad, dejadez y actuación “desconjuntada”.
Si se da esto volveremos a tiempos no muy lejanos, en los
que ser Gobierno y ser oposición parecía que era estar
condenados a no entenderse. Y hay ejemplos de ello.
Ahora mismo PP y PSOE que no se entienden en casi nada, es
obligatorio que estén unidos, sin ninguna fisura, todo lo
demás sería dar ventajas a quienes no tienen derecho a estar
secuestrando la normal convivencia de millones de españoles.
No se nos oculta que, en esta situación, y más después de
las municipales, tanto el PP como el PSOE van a estar, ya
están, pensando en el “más que posible adelanto de las
elecciones generales” y eso les llevaría a otro campo de
actuación, pero flaco favor harían unos y otros si pensaran
en los siguientes comicios cuando ya se está poniendo en
claro que la normalidad va a ser atacada bruscamente.
La primavera ha tardado en llegar de verdad y cuando nos
está acercando al verano, nos sale de frente una situación,
esperada, aunque no deseada, que calienta los ánimos, que
rompe más la perfecta convivencia y que pone en peligro la
vida de muchos ciudadanos honrados, que no piensan más que
cumplir con sus obligaciones y vivir en paz con su familia,
sean de la creencia que sean, y pertenezcan al grupo
político que pertenezcan.
Por todo esto, cuando se nos ha venido reiterando que la
situación estaba con muy buenas perspectivas de poder
entenderse, ahora nos ha extrañado más y nos lleva a la
conclusión que no hay seriedad.
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