La mayoría de los himnos
nacionales que conocemos actualmente nacieron como marchas
guerreras de contenido militar. Ahora, tras décadas
tarareando la coplilla silábica que a cada uno mejor nos
parecía, el Comité Olímpico Español (COE) y el Partido
Popular se han propuesto, desde un escenario proclive a la
unidad y el consenso como el deporte, ponerle letra al himno
español. El deporte ha favorecido a través de los éxitos de
selecciones nacionales como las de fútbol y baloncesto, así
como a través de figuras como Freire (que, como tantos otros
compañeros, ha respaldado la idea) o Nadal, por citar sólo
dos ejemplos recientes, la reconciliación de todos los
españoles con nuestros sus símbolos nacionales.
Se ha conseguido que portar la bandera nacional no implique
un determinado sentimiento político, y si los implicados en
‘escribir’ el himno tienen éxito será, sin duda, una buena
noticia para todos. Según ha explicado el máximo responsable
del COE, Alejandro Blanco Bravo, cuya tarea al frente del
organismo ha sido objeto de elogios unánimes, el organismo
ha percibido que a los ciudadanos y a los deportistas les
apetece cantar en las grandes competiciones una letra con la
que puedan identificarse el conjunto de la nación y ha
encargado a la Sociedad General de Autores (SGAE) su
elaboración. Este no es el primer intento de dotar de letra
al himno español, adoptado de manera oficial por el Estado
con este carácter, después de la aprobación de la
Constitución Española de 1978, y regulado con el Real
Decreto 1560/1997. El más conocido de todos ellos es, sin
duda, el texto de José María Pemán [Viva España, alzad los
brazos / hijos del pueblo español, / que vuelve a
resurgir... utilizado durante el franquismo, pero nunca
oficial]. Esta letra, como la de Marquina, fracasó por su
tinte partidista. Ahora es de esperar que todos los
partidos, pero especialmente PP y PSOE no traten de arrimar
el ascua de este asunto a su sardina política y se
circunscriban a impulsar para este proyecto el valor de
“consenso sin aristas políticas” alumbrado por el COE.
|