En más de una conversación sobre la crisis del PSOE de Ceuta
desencadenada por su fiasco electoral del pasado 27 de mayo
se ha filtrado durante la última semana el recuerdo del
último delegado del Gobierno en la ciudad del Partido
Popular, Luis Vicente Moro. “Al PSOE lo que le hace falta es
un tío como Moro, que haga la limpieza que hay que hacer con
suficiente autoridad”, dicen algunos afines al PSOE ceutí
sin responsabilidades orgánicas, “alguien que diga ‘tú ven
para acá y pon el partido al día’”.
La figura del defenestrado Jerónimo Nieto, que salió de la
Delegación hace hoy exactamente un año y ocho días, también
generó un efecto reactivo en su partido a nivel regional.
Sólo que al revés. Su paso por la ciudad no sólo no le
sirvió, como hizo Moro, para encontrar a ‘un Vivas’ capaz de
multiplicar por 10 el número de afiliados del PSOE, sino que
alborotó aún más la ya de por sí revueltas aguas que bajaban
por la calle Daoiz, donde la cerradura de su sede ha
cambiado recientemente de cerradura.
Al abulense, al que estos días le han llegado infinidad de
llamadas telefónicas desde Ceuta, se le atribuyó rápidamente
en la sede de la calle Daoiz una voluntad de inmiscuirse en
el partido similar a la de Moro. La plana mayor de la
Ejecutiva socialista le atribuyó, poco después de llegar a
la ciudad autónoma, el deseo de dinamitar el partido con
quién sabe qué arteras intenciones. De él se dijo que había
pactado con Mohamed Ali que los votos de la comunidad
musulmana fuera para él y los de la cristiana para el PP.
Que iba por libre o, peor aún, que iba “contra” el partido.
En primer lugar, al abulense le dio por rodearse de su
equipo de colaboradores y no accedió a que el PSOE le
dictase quién debía ocupar qué cargos a su alrededor en la
Delegación. De ellos, los que no se fueron por sus propios
errores vieron cómo se les saboteaban determinadas parcelas
profesionales y personales hasta que ellos mismos optaron
por rehacer sus maletas. Además, algunas de sus decisiones,
como la de encargar a Enrique Moya, actual presidente de la
Comisión Gestora socialista, la dirección provincial del
INEM fueron interpretadas como una manera de “quemar” al ex
secretario de Organización.
“Malas” compañías
A decir verdad, Nieto se ganó a pulso la enemistad de los
‘oficialistas’ de Toñi Palomo en cuanto comenzó a estrechar
lazos con los sindicatos, especialmente con sus secretarios
generales: el uno, Aróstegui, porque sólo mentar su nombre
en Daoiz, según ironizaba ayer un miembro del ‘sector
crítico’, es como hablar “de la soga en casa del ahorcado”;
el otro, Antonio Gil, porque pese a su discreción pública
eran de sobra conocidas sus discrepancias con la secretaria
general. Además, el que había sido parlamentario nacional
durante 20 años frecuentó otras compañías “progresistas pero
proscritas” como las de Mohamed Ali y dio pábulo a mesas que
no gustaban nada a Palomo y compañía como la Mesa por la
Economía, que Arreciado se encargó de liquidar meses
después.
Jerónimo Nieto no hacía, según la Ejecutiva, “nada” más que
alentar desde su cargo con su filosofía política esa “otra
cara” del PSOE ceutí, en la que durante años sólo
sobresalieron, y con suma discreción, el propio Gil y
Basilio Fernández, aunque tras el cese del abulense otros
nombres como los de Salvadora Mateos se fueron añadiendo a
la causa.
‘La causa’, por llamarla de alguna manera, que resumidamente
vendría a ser reunir a toda la izquierda ceutí, comenzó a
verla extinguida de nuevo el presidente del Consejo
Económico y Social (CES) sólo veinticuatro horas después del
adiós de Nieto. En ese momento, apenas cuatro días después
de presentar públicamente el ‘Foro por la izquierda’,
Fernández dijo que no lo quedaba otro remedio que reconocer
que como “una labor positiva” la del “prudente” y
“dialogante” Jerónimo.
“Más que hacer de instigador”, añadió el ex presidente de la
Ciudad, “ha actuado como gestor, como fiel transmisor de las
políticas del partido socialista en nuestra ciudad. Creo que
la imagen del PSOE en Ceuta ha dado un giro importante desde
que Jerónimo Nieto se hizo cargo de la Delegación del
Gobierno”.
Sus palabras sonaron en la calle Daoiz, donde se celebraba
por todo lo alto la salida de Nieto, a desaire. Con el
respaldo sin fisuras de su Ejecutiva y el viento a favor de
algunos acontecimientos del pasado, Palomo consiguió
librarse de Nieto con la colaboración inestimable de la
Junta de Andalucía y, con él, del único peso específico
institucional que tenía a su favor su oposición interna, que
nunca se constituyó oficialmente como tal.
Tras su salida de la Delegación se dejaron de convocarse
(sólo hubo tres) las reuniones ‘Foro por la izquierda’, cuya
disolución firmó Antonio Gil en diciembre con una frase que
hoy suena a premonición: “A partir del 27 de mayo
seguramente habrá argumentos que justifiquen que se reabra
el foro, que nunca fue un fracaso, sino todo lo contrario,
un éxito y con buenas expectativas”.
Basilio Fernández, miembro del Comité Regional y militante
socialista desde hace 35 años, aseguró entonces que partido
conocía que se está originando “esta corriente de opinión”.
Precisamente ahí encuentran el ‘oficialismo’ en estos
momentos de crisis una de las heridas que más les sangran.
Destacados dirigentes socialistas próximos a Palomo han
arremetido estos días contra Fernández, Gil y demás por
haberse limitado a “esperar el fracaso” e incluso por
“fomentarlo”. “Llevan años sin acudir a la sede, sin pasar
por el partido, sin colaborar con él y ahora han salido a la
luz como buitres”, les acusan.
Fernández, que dice tener fama interna de ‘Pepito Grillo’ y
al que Palomo ha situado más cerca de las posturas del PP
que de las del PSOE, lo niega rotundamente, aunque como
muchos otros militantes con la misma ‘sensibilidad’ política
reconoce no haber frecuentado el partido últimamente. Muchos
de ellos esgrimen el mismo argumento: “Yo no estoy donde no
me quieren”. [Cuando se les quiso, en campaña, muchos
‘críticos’ rehusaron colaborar con “ese proyecto en que no
nos habían dejado participar”]
“Motivos personales”
A quien sí quería, y mucho, Palomo en Daoiz era a Moya, que
durante los meses previos a la destitución de Nieto vivió un
calvario en el INEM. CCOO y UGT le organizaron
concentraciones y hasta manifestaciones exigiendo su cese.
“Su respuesta al desempleo ha sido la negligencia, la
desidia y el desinterés”, le vituperó en una nota de prensa
Comisiones veinte días antes de la salida de Nieto, “y su
dedicación a las intrigas políticas lo ha apartado de sus
obligaciones como director provincial dejando desatendido un
servicio esencial para los trabajadores ceutíes”.
No hubo necesidad de que fuese cesado, ya que el 20 de junio
siguiente Moya presentó su dimisión alegando “motivos
personales” y asegurando que su intención era volver a su
ámbito laboral, la Educación.
La Ejecutiva Regional del PSOE, con más información que la
prensa, se tomó la noticia con alborozo: el secretario
general podría dedicarse plenamente a preparar la campaña
electoral, de la que fue coordinador plenipotenciario. Tanto
que en la Dirección Provincial del MEC dicen no haberle
visto el pelo más que “esporádicamente” desde que dejó el
INEM para volver al equipo psicopedagógico que le
correspondía tras fracasar en su intento de ocupar la
dirección del Centro de Profesores y Recursos (CPR).
Bajo su batuta se incluyeron en el guión propuestas
sorprendentes como la de crear una base de hidroaviones en
la ciudad (con fuerte vinculación al mar, aseguró en público
que los miembros del Aero Club (?) local votarían todos al
PSOE), se organizaron comidas y campo con paupérrima
asistencia (“para contentar a un sector del partido”,
reconocieron en su momento voces autorizadas del partido) y
se montó una insólita porra electoral que se publicitó en la
misma rueda de prensa en la que aseguró que contaba con
“entre 6.000 y 8.000 votos”.
Cien firmas, objetivo
Por todo eso y otras tensiones internas, al denominado
‘sector crítico’ y a otros militantes con peso que no
quieren ser vinculados todavía con ese grupo les supo a
cuerno quemado su designación para presidir la Gestora. “Con
Lopera, con León Molina... Cualquier otro nombre hubiera
sentado mejor que el suyo”, lamentaron varios socialistas la
noche del pasado miércoles, cuando conocieron el veredicto
de la Federal.
Su reacción ha sido, hasta ahora, pusilánime. No todos los
‘críticos’ están de acuerdo en reunirse “fuera de nuestra
casa”, como se ha decidido hacer el miércoles en la sede
sindical, ni en que el ritmo de las declaraciones se haya
acelerado hasta el punto de llegar a hablar, cinco días
después de las elecciones, casi de fusión multilateral con
el PSPC y UDCE.
Estas prisas, de hecho, han echado para atrás a alguno de
los afines a Palomo que durante los últimos días han
decidido dar un paso a un lado, pero no al frente, en la
respuesta al oficialismo. Con los teléfonos de José Blanco y
Álvaro Cuesta aparentemente inaccesibles en Madrid, a los
rebeldes del PSOE no les queda otra salida para insuflar
aire al ‘movimiento reaccionario’ que sobre las ideas que
compartía Jerónimo Nieto se está gestando que una “reacción
de la militancia”.
Dicha rebelión debería plasmarse, durante esta semana, en
una recogida de firmas que comenzó el pasado jueves. “Hay
que demostrar a la Ejecutiva Federal [que para nombrar la
Gestora consultó a la anterior Ejecutiva Regional, al
diputado De la Encina y a los miembros del PSOE ceutí en el
Comité Federal] que existe una sensibilidad en el partido
que defiende la apertura del mismo y su renovación [dos
palabras estas, como el concepto ‘coste cero’ -promovido
para el transporte de mercancías por Gil y Fernández-,
proscritas en el ‘oficialismo’ y cuyo uso en público se ha
reprochado] también debe ser tenida en cuenta”.
El objetivo es, según las cabezas visibles del movimiento,
conseguir un centenar de firmas, la mitad del censo del
PSOE, el instrumento “imprescindible” para pedir a la
Federal “que amplíe la Gestora”.
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