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OPINIÓN - DOMINGO, 3 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

El único pedófilo bueno…
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

… es el pedófilo muerto. Es mi opinión y sé que, el tema de la pena de muerte provoca muchas controversias entre los bienpensantes. Que no, precisamente, entre los católicos, de hecho, es normal que, los ejércitos entren en combate a matar a los enemigos, tras las bendiciones a golpe de hisopo y los paternosters de los capellanes castrenses, que bendicen a la tropa antes de que se presten a dar , tanto el pecho como el do de pecho. Finiquitando al de enfrente. Que puede que sea el enemigo, pero también una excelente persona y un honrado ciudadano. Pero en las guerras pasa eso, que las gentes se matan y todo el mundo lo ve muy lógico. Hasta en las guerras humanitarias, que es una pamplinera acepción eufemística que justifica moralmente las intervenciones de “los buenos” contra “los malos” hasta en esas contiendas se erradica al contrario, precisamente por ser malo.

¿Qué dicen? ¿Qué si me declaro partidaria de la pena de muerte en determinados supuestos? Haré una reflexión acerca del significado de contiendas bélicas y ejércitos enemigos ¿No creen ustedes que, en nuestra sociedad estamos en una permanente guerra contra el mal? Y encima totalmente indefensos, porque, en España no estamos, ni en los Estados Unidos de América donde, cualquier ciudadano puede poseer un arma y defenderse con ella cuando se vea agredido, ni en otros países europeos donde, la legítima defensa es sagrada y si repeles con contundencia al criminal que allana tu morada para dañarte, no pasa estrictamente nada. En España te la tienes que coger con papel de fumar para defenderte, supongo que, si viene el violador con las manos vacías, la víctima no podría repeler la agresión pegándole un tiro ni con un cuchillo y como se trata de una agresión sexual, para que exista correlación de fuerzas, la señora habría de neutralizar al violador arreándole con una teta en la cabeza. Creo en el derecho de cualquier persona honrada a defenderse y creo firmemente en el derecho de la sociedad a utilizar todas las armas a su alcance contra el mal. El crimen y la delincuencia son el enemigo a abatir, pero se aceptan prisioneros de guerra, no ganduleando en los patios de las cárceles fumando canutos, sino purgando su deuda con la sociedad trabajando en reforestación, haciendo pantanos, carreteras y todo aquello que suponga un beneficio para los perjudicados, que son todos los ciudadanos que padecen el temor y que viven amargados por la inseguridad. Aunque para mí, existen delitos que merecen una respuesta contundente y total, así que venga el pater, cante los gorigoris, agite el inciensario y mire de reojo a los EEUU a la hora de finiquitar a esa ralea inmunda que son los pedófilos y los infanticidas. Y que los padres que me lean se pongan una mano en el pecho. Existen alimañas malparidas que no merecen coexistir con los seres humanos, sencillamente, porque no son humanos. Y tampoco me parece honrado para con los contribuyentes, el meterles a esa escoria la cadena perpetua y que estén viviendo de gorra todas sus miserables vidas, tres comidas al día, cama, patio y televisión, amén de taller de manualidades. Para mí, como creyente, los pedófilos y los infanticidas son los principales merecedores del favor del sueño eterno, inmediatamente seguidos por los terroristas. Ellos constituyen el enemigo común, nuestra guerra es puramente humanitaria, a favor del bien y contra el mal y estamos legitimados moralmente como parte perjudicada. Lo que no trago es que, tantos profesionales de la buena conciencia, master en hipocresía y licenciados en eufemismos, justifiquen la intervención en la guerra de los Balcanes, siendo Imperator Felipe González y se rasguen las vestiduras o los modeletes de Cortefiel ante la defensa de la ejecución de determinados enemigos comunes de la sociedad. Por cierto, en los Balcanes no teníamos enemigos directos. El secuestrador de la pequeña Madeleine, como madre que soy, es mi enemigo directo. Miren sus corazones y me crean, el único pedófilo bueno, es el pedófilo muerto.
 

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