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OPINIÓN - DOMINGO, 3 DE JUNIO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

El fracaso de un gafe
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Conocido el nuevo fracaso de Juan Luis Aróstegui en las elecciones, uno pensaba que este hombre, hundido moralmente en la miseria, saldría a la palestra para anunciar que nunca más volvería a ser candidato a la presidencia de un partido al que la gente no vota en la medida que debe por culpa suya.

Me veía yo ya escribiendo sobre su renuncia y hasta me felicitaba porque de esa manera me sería posible dejar de redoblar el tambor acerca de alguien que ha evidenciado, un sinfín de veces, que hacer el ridículo le agrada sobremanera. Pero que si quiere arroz, Catalina. Porque el hombre, convencido de que él está por encima de tan rotundos gatillazos, nos ha amenazado con continuar en la brecha por el bien de Ceuta.

¡Qué horror!... Y qué pesadez la de esta criatura. Empeñada en lograr un escaño en la Asamblea, por las bravas, cuando los hay que son capaces de renunciar al obtenido por un quítame allá esas pajas. Caso de Gonzalo Sanz. Máxime cuando es harto conocido que un solo diputado en la oposición es de una inutilidad apabullante. A no ser que haga un uso chanchullero de esa situación.

El perseverar de Aróstegui en ser diputado de la Asamblea, ha pasado de ser una actitud loable a convertirse en un hecho cachondeable. A risa, créanme, se lo toma ya la gente. Y a mí, de verdad, me da mucha pena que ello le suceda a quien un buen día, de hace años, me dijo en una entrevista que se tenía por la persona más inteligente de esta ciudad.

Su persistencia en obtener un logro que se le resiste, en vista de que los ciudadanos le vienen diciendo que no lo quieren ver ni en pintura, merece ya que sus más allegados le soplen al oído que ha llegado la hora de que se dé el piro. Lo cual no sucederá, de ningún modo; pues cualquiera le susurra al gran líder (!) que si antes prescindieron de José Antonio Alarcón, a quien se le achacaban todos los males que padecía el partido, ahora le toca a él ceder su puesto a una persona que sea capaz de demostrarle a los votantes que el PSPC hace falta en el Ayuntamiento.

Por lo tanto, el gran JLA, convencido además de que cuenta con el mejor caletre de la tierra, anda estos días aireando innumerables excusas para no aceptar, definitivamente, su falta de tirón electoral. Y, sobre todo, se está aprovechando del momento crucial, por delicado y difícil, que atraviesa el PSOE de Ceuta para desviar la atención de una derrota, la suya, ocasionada por su absoluta carencia de atractivo y credibilidad entre los ciudadanos.

De ahí que me cueste trabajo comprender qué pintan los socialistas críticos con la línea de la ya dimitida María Antonia Palomo, reunidos con Aróstegui y Mohamed Alí. Por más que Sanz, Mata, Gil, Calleja, Mateos, etc, detesten a los componentes de la Gestora afincada en la calle de Daoíz y, más aún, a Enrique Moya. Un ser extraño, a simple vista, y con cara de querer interpretar a Maquiavelo torcidamente.

¿Acaso creen tales críticos que Aróstegui y Alí van a servir de revulsivo para que los ceutíes acudan a las urnas, en las próximas elecciones generales, a votar masivamente al PSOE?

Casi todos los socialista reseñados, amén de que me caigan bien, me parecen personas que jamás podrían ser catalogadas de cándidas. Y por ello creo que pronto se darán cuenta de que el paso que han dado es tan peligroso cual desacertado. Porque, hasta ahora, los socialistas se han defendido muy bien en las elecciones generales. En ellas han sido capaces de obtener los votos de quienes forman parte de un centro izquierda moderado. No vaya a ser que, con Aróstegui y Alí de por medio, pierdan hasta las ganas de abrir la sede. Ah, Aróstegui es gafe. Así que vayan con cuidado.
 

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