Sigamos con las elecciones… pero
en la casa de nuestros vecinos del sur, que ya se van
aprestando a lidiar una decisiva contienda electoral el
próximo 7 de septiembre, viernes y día de rezo colectivo y
obligatorio, como es tradicional en el Islam. Y remarco la
importancia, pues es la primera vez en el Reino de Marruecos
que una formación política (en coalición, pues por estas
tierras la mayoría absoluta no es posible) con unas raíces
que van más allá de la mera “referencia islámica” (retórica
a veces) puede optar a formar gobierno (¿coaligada con la
USFP o el Istiqlal?. Tendremos tiempo de analizar las
“quinielas”) en Rabat, la capital del país desde los tiempos
del Protectorado en detrimento de las históricas capitales
imperiales (Fez la idrisí, Marrakech la almorávide y
Mequinez la alauí) por obra y genio de un ilustrado mariscal
francés: Lyautey. Más sigamos hilvanando el tema.
Platicando con unos amiguetes enrollados en esta cosa de la
política, me comentan que la campaña electoral en sí
comenzará hacia el 20 de agosto (“ya sé cuando acaban las
vacaciones”, rumié para mis adentros), aunque en algunas
ciudades las diferentes formaciones políticas ya van sacando
pecho. Uno de los temas sacados a la luz es el del papel de
los medios de comunicación, que mis contertulios consideran
irrelevantes por varios considerandos.
Primero la tirada, pues aunque aparentemente hay mucha
“cabecera” parece según datos dignos de crédito que los
periódicos vendidos día a día rondan, ¡nada más!, que los
40.000 ejemplares; luego está la cualificación de los
lectores, pues si damos crédito a las últimas estadísticas
del HCP (siglas, en francés, del Alto Comisario del Plan) de
sobre 19,9 millones de marroquíes en edad de votar el 52,8%
son analfabetos; por lo demás el 48% tendría menos de 35
años y al menos un millón de los electores estarían en paro.
“Ojo a estas cifras”, me señalan. Por otro lado la prensa
francófona (la más accesible a los “gauris” que vivimos por
estas tierras) suele ser leída por la élite y, en general,
ésta ya suele tener el voto predispuesto. Cuestión diferente
-añaden- es la televisión.
En cuanto al titular no me tilden de liante, pues tiene que
ver con el tema que nos ocupa más de lo que a simple vista
parece. Verán, uno de los motivos que adujeron mis amigos
para explicarme la escasa compra de periódicos fue su
precio: “el diario más barato cuesta 2,5 dirham (25 céntimos
de euro escasos) y eso son entre dos y tres barras de pan.
Depende donde las compres: en la panadería, o caseras y
luego vendidas en el zoco”. Oído, cocina.
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