A través de su “franquicia” en El
Líbano, la milicia terrorista sunní “Fatal Al Islam” que,
atrincherada en el campo de Nahr Al Bared (uno de los once
existentes en el país de los cedros) y amenazando
cobardemente con utilizar como “escudos humanos” a los
20.000 palestinos que aun quedan hacinados entre sus dos
kilómetros cuadrados (cerca de treinta mil han logrado huir
a lo largo de la semana), ha echado un pulso al ejército del
país que ha recibido de refuerzo, en los últimos días,
equipamiento militar norteamericano. No es la primera vez
que los palestinos se han enfrentado a sus “hermanos”
árabes: entre 1985 y 1987 las huestes de Arafat, “Al Fatah”,
tuvieron que luchar duramente contra las milicias chiítas de
“Amal” que amenazaban con aniquilarlos, resistiendo
asediados en campos como Rashidiya (al sur), Burj Al Barajen
o el célebre de Shatila, en una fraticida tragedia que sus
propias protagonistas valoran como aun peor que la ofensiva
israelí “Uvas de la Ira” que, en 1982, llegó a sitiar
Beirut. Años más tarde, Siria (cuyo régimen es responsable
de numerosas masacres de civiles en la región así como del
asesinato de periodistas y líderes políticos) alentó, en
detrimento de la OLP, la organización “Fatah Intifada”,
todavía operativa y que no debemos perder de vista pues,
camuflados en su entorno, parece que se asentaron a lo largo
del año pasado los primeros grupúsculos de “Fatah Al Islam”.
Por lo demás no es la primera vez que Líbano sufre un
“levantamiento” armado islamista: en enero de 2000 dos
grupos salafistas, “Takfir al Hiyra” y “Majded al Anjar” se
alzaron en armas en la zona de Dinieh, en un sangriento
episodio que hubo de ser sofocado por más de diez mil
soldados libaneses fuertemente armados y reforzados con
carros de combate.
En cuanto a “Fatah Al Islam” poco se sabe de esta nueva
organización terrorista, salvo que fuentes palestinas y
árabes la relacionan directamente con el entramado de “Al
Qaïda”. Parece que se infiltraron en Líbano, a partir de
2006, por la frontera con Siria e incluso por el mismo
aeropuerto de Beirut (los pudientes árabes del Golfo no
necesitan visados), concentrándose antes de ser distribuidos
en el campo de Borj Al Barajen. La mayor parte son árabes
entrenados en la Guerra de Irak, con buena formación
intelectual y militar, sobrados de fondos, a los que parece
se han unido viejos combatientes islamistas de la zona
libanesa de Dinieh. Se estima que entre sus filas pueden
encontrarse varias “células dormidas” (en declaraciones de
su líder, Shihab Al-Qadura, el pasado día 24) preparadas
para atentar en cualquier país de la región, además de
Líbano o golpear a las fuerzas militares desplegadas por las
Naciones Unidas.
En esta nuevo y dramático episodio llama la atención de
cualquier observador la falta de movilización, en apoyo
palestino, de formaciones políticas islamistas de otros
países (en Marruecos mismo, partidos que se había alineado
el verano pasado con “Hezbolláh” no ha dicho hasta el
momento ni pío) o de asociaciones culturales, religiosas y
políticas aquí mismo, en España, en Ceuta sin ir más lejos.
Parece que a esta gente, en un ejercicio de grosero cinismo,
solo le mueve el sufrimiento palestino cuando anda por medio
el siempre odiado Israel… Ante los últimos acontecimientos
la respuesta debe ser rápida y contundente, pues el
conflicto puede encender la región en la que operan con
muchas restricciones, bajo mandato de la ONU, fuerzas de los
“cascos azules”, entre ellos tropas españolas.
Y cambiando de tercio: ¿qué vienen a hacer (¿a Ceuta?) sobre
veinte personajes que, elegantemente ataviados con sus
gorrillos inmaculados y sus blancas chilabas, tomaron ayer a
las 20.00 el barco de “Acciona” desde Algeciras…? Ya les
contaré.
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