Trabaja en la conservación de anfibios, se dedica a estudiar
una de las últimas causas que está produciendo el declive de
los anfibios en todo el mundo, las enfermedades emergentes,
nuevas, como el SIDA en los humanos, pero propias de los
anfibios, que están haciendo desaparecer a especies en todo
el planeta. Jaime Bosch, doctor en Ciencias Biológicas por
la Universidad Complutense de Madrid, ofreció ayer una
ponencia titulada ‘Enfermedades emergentes en anfibios: la
última amenaza’ incluida en las V Jornadas sobre el medio
natural de Ceuta y su entorno: conservación y gestión’.
¿Cómo está la situación de los anfibios en Ceuta?
En esta zona hay poca diversidad, lógicamente por su tamaño,
pero especies muy importantes con una distribución muy
reducida. Afortunadamente este problema afecta, sobre todo,
a zonas altas, frescas por la propia biología que produce la
enfermedad. Entonces aparentemente por lo que hemos
estudiado hasta el momento -que es poco- no es preocupante
la situación pero no lo hemos estudiado en profundidad
porque estamos empezando ahora. Estamos trabajando más en
Marruecos que en Ceuta.
¿Qué trabajo están desarrollando en el país vecino?
Lo que estamos haciendo simplemente es analizar las
poblaciones. En la zona del Rif, hay una especie de sapo
partero, y junto a la salamandra son las dos especies que
más problemas tienen con este hongo, digamos en España. Pero
aquí afortunadamente, parece que por las condiciones
ambientales estarían más a salvo de esta enfermedad.
¿Cómo se puede actuar frente a esta amenaza?
El problema es que es una enfermedad nueva y nadie sabe ni
siquiera cómo ha surgido. La hipótesis más aceptada es que
es el hombre quien lo está llevando de un lado para otro.
Entonces, estamos hablando de una enfermedad que sería
propia de unas zonas de Sudáfrica y que el hombre la ha
propagado en las últimas décadas. Cuando entra en contacto
con anfibios que nunca se habían expuesto a este patógeno,
resulta muy virulento y les produce la muerte. Este problema
está en todo el mundo, comenzó en Australia y Centroamérica
pero está ya en todo el planeta. Ya han desaparecido algunas
especies por este problema.
Al finalizar estas jornadas, hay prevista una excursión a
los bosques de Ketama y algunas montañas de la zona, ¿será
un buen momento para observar a estas especies?
Precisamente estamos trabajando en el Rif, en la zona más
alta dentro del área del norte de Africa. En principio,
estas zonas son más cálidas y hay menos problemas pero los
anfibios se localizan en las partes más altas y por lo
tanto, más frescas.
En Ceuta se han contrastado casos de morbilivirus en
delfines, ¿crees que estas patologías están relacionadas con
el cambio climático?
Todo está muy relacionado y precisamente, existe una
alternativa a la hipótesis de que este hongo patógeno se
está propagando desde el sur de África. Y es, que este hongo
ha infestado todos los sitios y ahora resulta más
patogénico. Puede ser un problema relacionado con el cambio
climático. Nosotros en el Centro Nacional hemos comprobado
como en las zonas altas de montaña el cambio climático está
sirviendo como activador de la enfermedad. Hay zonas de
España que antes eran demasiado frías, con el aumento de
temperatura, se están calentando y se están alcanzando el
nivel óptimo para el desarrollo del hongo. La interacción
entre cambio climático y enfermedades, no sólo en anfibios
sino también en delfines, es muy evidente y hay casos
documentados.
Un biólogo ceutí quiere poner en marcha un centro de
recuperación de especies, ¿crees que podrían tratarse a los
anfibios?
Desgraciadamente para el problema que estamos tratando con
anfibios nadie ha encontrado una solución en el medio y
precisamente, la única solución que hemos encontrado es la
cría en cautividad de especies con distribuciones muy
restringidas. Nosotros estamos creando un centro de cría
para dos especies que están en peligro en la Sierra de
Guadarrama. En el caso de la salamandra en Ceuta sería el
típico ejemplo de especie que desgraciadamente en el futuro
habrá que recurrir a mantener una colonia en cautividad por
si acaso desaparece fuera, porque es bastante habitual.
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